Luisgé Martín: “Metemos a los escritores en festivales para que no escriban”
El director del Festival Eñe ve una locura la vida 'on the road', sin tiempo para crear, de los autores literarios
A Luisgé Martín (Madrid, 1962) le gustaría que alguien organizara un encuentro literario con escritores muertos. Quizá lo haga él en el futuro. Es el director del Festival Eñe, que este viernes arrancó su décima edición (aunque ya había encuentros paralelos desde el lunes) con la mesa Cuatro generaciones, que tenía previsto reunir a Clara Janés, Antonio Muñoz Molina, Álvaro Enrigue y Paulina Flores.
¿Cuál es su mejor recuerdo de otros festivales Eñe? Como asistente, el bullicio, las aglomeraciones de personas que quieren oír hablar de literatura. Es una sensación fascinante, por inusual. Como participante, hacer el monólogo sexual de VerSex en 2016.
¿Y de otros festivales? En el Hay de Cartagena de Indias, recuerdo una charla entre Héctor Abad y Fernando Aramburu sobresaliente. Pero si tengo que elegir un festival, me quedo con Centroamérica Cuenta. Me pareció un acto de heroísmo, de reivindicación de la literatura. Allí vi a Manuel Vilas y Sergio Ramírezhablando de fútbol con Juan Villoro.
¿Qué libro dejará a medias para ir al Eñe? Tendré que dejar a medias unos 20. Querría terminar Ahora me rindo y eso es todo, de Álvaro Enrigue.
¿Metemos a los escritores en festivales para no tener que leerlos? Aún peor: para que no puedan escribir. Es delirante la vida del escritor on the road. Va en contra de toda lógica. Pero yo creo que, en cualquier caso, los lectores que van a los festivales están deseando que sus escritores escriban más y más.
¿A qué autor le habría gustado invitar al Eñe? A Eduard Limónov. Me habría encantado tener a Emmanuel Carrère, que es uno de mis escritores preferidos, para hablar con Limónov, su personaje. En esa mesa cabría de todo.
¿Y a qué autor muerto? A Oscar Wilde y a Borges. Juntos en un debate sobre el ingenio y el humor. No es mala idea hacer festivales con muertos. Alguien debería empezar.
¿Cataluña necesita un festival “Eñe” y el resto de España un festival “Enye”? Sin duda. Cuando empecé a dirigir la revista Eñe, cambié la cabecera, que en el primer número fue Enye, y la dedicamos a tender un puente. Lo que está pasando es absurdo, preilustrado, desolador. Hacen falta festivales cruzados de todo tipo. Porque el que crea que somos diferentes se equivoca.
¿Qué está socialmente sobrevalorado? El éxito. Los triunfadores que conozco son poco felices. El éxito y el fracaso son destructivos. Lo mejor en este aspecto es una cierta mediocridad aceptada.
¿A quién daría el Cervantes cuando se arregle la cosa? A un escritor latinoamericano, para romper con la absurda alternancia geográfica: Alfredo Bryce Echenique, Piedad Bonnett, Ida Vitale, Raúl Zurita…
¿Y el Nobel? Ya es la hora de Javier Marías.
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