Jóvenes del Gran Circo Acrobático Nacional de China danzan al compás de la música y lanzan el diábolo mientras realizan triples saltos mortales sin perder la sonrisa. CFP
Las acrobacias chinas, las artes escénicas más antiguas de la humanidad
Las acrobacias chinas tienen una larga tradición en el patrimonio cultural del país. Se distinguen por el énfasis especial que hacen con la cintura y en aguantar el mayor peso posible y por la búsqueda constante de la estabilidad y el equilibrio.
El término “acrobacia” (zájì o 杂技) también fue denominado antiguamente en chino como “truco complejo” o “música acrobática” (zájìyuè o 杂技乐). Esta disciplina contiene una gran variedad de habilidades, como los malabares o simular caídas, y requiere de una gran destreza y agilidad a la hora de desarrollar los ejercicios principales, como sostenerse con la cabeza, hacer contorsiones, funambulismo a gran altura o dar saltos y patadas. Como el arte acrobático pretende imitar la vida cotidiana pero elevándola al arte imposible de las volteretas y el equilibrio, la gran variedad es su característica principal. Por esta razón, el término “acrobacia” se ha utilizado y ha permanecido inalterable hasta hoy en día.
Las acrobacias chinas tienen una larga tradición en el patrimonio cultural de la nación. Así, ya durante el período de los Reinos Combatientes (475-221 a.C.) existían portentosos acróbatas capaces de caminar sobre zancos de tres metros de altura y lanzar siete dagas al mismo tiempo. En la pintura de la dinastía Han (206 a.C.-220 d.C.) conocida como Los cien juegos de acrobacias se describe minuciosamente la práctica de la acrobacia antigua y las artes circenses.
Durante la dinastía Han del Este (25 a.C.-220 d.C.) se formó una especie de centro divulgativo del arte acrobático que reunió una gran variedad de artes escénicas, a las que denominaron “cien juegos”. En la dinastía Tang (618-907) algunas representaciones acrobáticas alcanzaron un nivel sin precedentes, como fue el caso de los números ecuestres, los portadores de palos bambú sobre la cabeza y los espectáculos con animales domados.
Desde la dinastía Song (960-1279) el arte acrobático, cuyos espectáculos estaban reservados exclusivamente para las clases dirigentes del imperio, comenzó a dirigirse también al público general, y los artistas empezaron a tener lugares físicos para realizar sus actividades debido a la construcción de locales y sitios públicos (Washe y Goulan) dedicados al entretenimiento popular. Además, se crearon cursos profesionales para formar a los nuevos talentos (Keban). Después de la dinastía Yuan (1279-1368) las acrobacias chinas se centraron sobre todo en los juegos malabares. Para sobrevivir, la mayoría de los artistas de la dinastía Qing (1644-1911) trabajaban en unidades familiares para poder encontrar sitios apropiados donde permanecer, ya que su vida se desarrollaba en condiciones extremadamente pobres. Tras la modernización de China el arte acrobático inició un nuevo ciclo. Las acrobacias chinas se convirtieron en una combinación de música, danza, escenografía y canto, y actualmente se ha convertido en un arte maravilloso y en uno de los favoritos del gran público.
Características esenciales de las acrobacias chinas
Después de muchos años de esfuerzo, las acrobacias chinas han desarrollado su propio encanto y sus propias características. La primera de ellas tiene que ver con el énfasis especial que hacen con la cintura y en aguantar el mayor peso posible, habilidad desarrollada desde la antigüedad. En las pinturas murales y las figuras de la dinastía Han ya existían imágenes que mostraban ejercicios de este tipo. Así pues, el entrenamiento y fortalecimiento de la cintura y las piernas se convirtieron en la base de las acrobacias chinas.
La segunda característica es la estabilidad, el alcance del equilibrio, como en el emocionante número de la cuerda floja, donde el acróbata está obligado a mantener siempre el equilibrio. La estabilidad es también imprescindible en otros números como en el de la torre humana o la colocación de sillas superpuestas sobre banquetas, en los que la parte superior debe encontrar el equilibrio demostrando calma, precisión y dominio absolutos.
La tercera característica de este arte es una combinación entre fuerza, ligereza y flexibilidad. El mejor ejemplo es el ejercicio que consiste en hacer girar rápidamente varios objetos tras golpearlos con los pies. Para ejecutar este número, los artistas se tumban en una mesa auxiliar especial y patean los objetos, ya preparados, tales como tarros, cilindros de colores, mesas, escaleras, pértigas y tambores, u objetos tan ligeros como los paraguas de seda y tan pesados como una persona de más de cien kilos. Todos los objetos vuelan mientras giran rápidamente como si de ruedas se tratara. El público solo ve la sombra, pero no las imágenes debido a la velocidad de los expertos acróbatas.
En cuarto lugar tenemos el uso de herramientas de trabajo, otra de las características más importantes en las acrobacias chinas. Utensilios comunes como cuencos, platos, jarras, ollas, cuerdas, mesas o sillas se emplean de manera distinta en manos de los acróbatas chinos e ilustran la estrecha relación entre este arte escénico y la vida laboral. Algunos números son fruto de la combinación entre las aptitudes laborales y los juegos populares. Por ejemplo, mediante cuerdas y látigos los ganaderos atan a los caballos y manejan las carrozas, mientras que los niños los utilizan para saltar a la comba.
¿Cuáles son los números acrobáticos tradicionales de China?
Hay muchos números tradicionales que han persistido hasta ahora y siguen siendo los favoritos del público. Los más representativos son el diábolo, los cuencos sostenidos sobre la cabeza, la danza de los meteoros, los platos giratorios, el trapecio volante y la cuerda floja.
El diábolo también es conocido como el “diablo de dos palos”, cuyo nombre en chino viene del uso del bambú ahuecado para elaborarlos. Alrededor del disco hay varios agujeros que funcionan como silbatos. El más grande suena más grave, mientras que los agujeros más pequeños suenan más agudos. Al vibrar el diábolo cada silbato suena al mismo tiempo. Cuanto más potente y agudo, el sonido es más claro y mantenido. El diábolo es un ejemplo de ejecución de un número con objetos pequeños y sencillos, referencia de las acrobacias chinas tradicionales. Una hermosa danza mezclada con el acompañamiento de una música agradable logra que la gente aprecie más la estética de este número.
Ese espectáculo consistente en sostener cuencos sobre la cabeza y también es una de las representaciones resaltables en la acrobacia tradicional china. Con un tazón de porcelana encima de la cabeza el acróbata realiza movimientos hábiles, como la apertura de piernas, hacer equilibrios con una sola pierna, hacer el pino, etc. Existen variantes de este número, como realizarlo por parejas, uno frente a otro, añadiendo diferentes movimientos y contorsiones, subiéndose a una escalera alta y la modalidad ejecutada por cuatro personas. Algunos movimientos extraordinariamente difíciles son: hacer el pino con un solo brazo, levantar el cuenco con una pierna y hacer volteretas con el cuenco en la cabeza.
La danza de los meteoros brillantes es otro de los números más antiguos. Las variantes más frecuentes son el “meteoro de agua” y el “meteoro de fuego”. En la primera modalidad se enganchan dos recipientes de vidrio con agua a los dos lados de una colorida cuerda y los acróbatas bailan mientras giran la cuerda para que los recipientes vuelen velozmente consiguiendo que no se derrame ni una sola gota de agua. En la segunda, se enganchan dos recipientes de hierro a los dos lados de una cuerda y se llenan con carbón incandescente. El resultado al bailar y girar rápidamente la cuerda son dos bolas de fuego que parece que se persigan mutuamente.
El número de los platos giratorios tiene una larga tradición, siendo también una de las principales representaciones de la acrobacia china. En los murales descubiertos en las tumbas de la dinastía Han se observa a los artistas de los cien juegos girando platos con palos, lo quiere decir que ya existía este número acrobático entonces. Este ejercicio ha evolucionado hasta alcanzar en la actualidad un nivel increíble: mientras un artista gira doce platos de porcelana, sostiene con la boca un taburete metálico sobre el que se sienta otro acróbata girando seis platos más de porcelana. Éste va realizando poco a poco ejercicios de contorsionismo, inclinándose hasta conseguir que su cabeza esté por debajo de su cintura. Cuando está en esta posición coge con la boca la flor que el otro acróbata lleva sobre la cabeza. El público se emociona al ver este increíble espectáculo. Al final, los acróbatas lanzan los doce platos de porcelana hacia fuera, como si fueran flores bailando, y al caer al suelo hacen un ruido estridente que demuestra realmente son de porcelana. Con esta sobresaliente actuación, este número consiguió el Premio del Presidente de la República Francesa en el VI Festival Mundial de Circo celebrado en París (Francia).
Durante muchos años, las acrobacias chinas han recibido multitud de galardones en el ámbito internacional. Así, en 1985, China entró por primera vez en una competición mundial de acrobacias. Fue en el X Campeonato Mundial que se celebró en Inglaterra, y en el que el país asiático ganó cuatro medallas. A finales de 1986, en el siguiente campeonato mundial, los participantes chinos consiguieron 22 medallas de oro de las 25 posibles y también ganaron la Copa Torre del Lago Negro (Black Lake Tower) y la Copa de campeones de grupo. Desde ese momento, China se convirtió en el líder indiscutible de la acrobacia mundial.
Durante los años noventa, la acrobacia china siguió manteniendo su posición de liderazgo. En el XIII y el XIV Festival Mondial du Cirque de Demain, los participantes chinos ganaron la medalla de oro con dos números tras hacer el acróbata el pino con un brazo y tras la ejecución de un ejercicio llamado “cuatro personas con cuenco en un monociclo alto”. El número “girar la manta al estilo jiu-jitsu” (o “el arte de la suavidad”) ganó además el Premio del Presidente de la República Francesa. En el XVII Campeonato de la Acrobacia Mundial, celebrado en Montecarlo (Mónaco), el tradicional número “una pareja sostiene dos cuencos” ganó el Premio Payaso de Oro, el más importante de dicho festival.
La acrobacia china surge de la tradición popular, siendo su punto de referencia la ciudad de Wuqiao, en la provincia de Hebei. Mauclère, el fundador del Festival Mondial du Cirque de Demain, señaló que Wuqiao no solo era la capital de la acrobacia para China, sino que también era la cuna mundial de la acrobacia. Actualmente, el Festival Internacional de Acrobacias de Wuqiao se ha convertido en un gran encuentro mundial. La tradición popular incentiva las prácticas acrobáticas en Wuqiao, donde los visitantes pueden experimentar la mística de la acrobacia en un ambiente sencillo e impresionante al mismo tiempo. La historia de las acrobacias en Wuqiao y de su popularidad se muestra en este verso: “desde los primeros pasos hasta la edad de noventa y nueve años todo el mundo es capaz de realizar acrobacias en Wuqiao”.
Con la belleza, la sencillez y la generosidad como principales características, las acrobacias chinas suponen una cultura singular en todo el mundo. Con la renovación de los acróbatas chinos los espectáculos clásicos innovan, desarrollando y potenciando su originalidad, dificultad y capacidad de maravillar a todo tipo de público.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.Número 8. Volumen V. Septiembre de 2011.Leer este reportaje en la edición impresa
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