Nüshu, la escritura secreta de las mujeres
El nüshu (女书) o “escritura de mujeres”, fue una herramienta de comunicación creada y utilizada exclusivamente por féminas en el condado de Jiangyong. A partir de la década de 1920, con la mejora de la situación social de la mujer, el nüshu perdió su funcionalidad y comenzó a caer en desuso, pero sigue captando la atención de numerosos investigadores.
En la década de 1960, una mujer resultó herida al ser arrollada por un tren en Shaoyang, (provincia de Hunan). Tras su traslado al hospital, los enfermeros se percataron de que era imposible comunicarse con ella. Tanto su pronunciación como su escritura no eran inteligibles. Aunque ninguno de ellos lo sabía, estaban ante un caso de un colosal interés lingüístico: la primera toma de contacto de la sociedad moderna con el nüshu (女书) o “escritura de mujeres”, una herramienta de comunicación creada y utilizada exclusivamente por féminas en el condado de Jiangyong.
En 1954, unos años antes del curioso suceso, Zhou Shuoyi, gerente del museo Cultural de Jiangyong, ya había descubierto, en una de sus visitas al condado, la existencia de un sistema de escritura diferente al utilizado comúnmente en chino. Sin embargo, aunque trató de comunicárselo al museo provincial de Hunan, no logró llamar la atención de sus superiores. No fue hasta 1983 que comenzó la investigación formal del nüshu. El responsable de ello fue Gong Zhebing, profesor de la South Central University for Nationalities, que se trasladó a Jiangyong para estudiar de cerca a las últimas hablantes del misterioso idioma.
De su experiencia proceden las primeras muestras de esta enigmática lengua recuperadas para su estudio, así como numerosas grabaciones de mujeres recitando los poemas que en ellas se representaban. Desde entonces, no son pocos los estudiosos que han dedicado gran parte de sus esfuerzos a desentrañar los secretos del idioma. La provincia de Hunan ha sido testigo de cómo investigadores procedentes de todas partes de China se han sumergido en sus lugares más recónditos para observar la actividad de las últimas usuarias de esta escritura, unas ahora ancianas que, en secreto, lograron mantener vivo el legado cultural que habían recibido de sus antepasadas.
A pesar del avance en estas investigaciones, sigue sin haber consenso sobre el momento aproximado en el que el idioma pudo comenzar a utilizarse. De igual modo, no está claro si su desarrollo procede de la escritura en huesos oraculares, si fue una concubina imperial del siglo XI la que, encerrada en un palacio, inventó sus caracteres para poder comunicarse por cartas con su familia, o si realmente se trata de un residuo de la lengua de los yao, un pueblo que habitó la zona siglos atrás.
La mayor parte de las muestras de nüshu que aún se mantienen datan del siglo XIX, una época en la que las comunidades chinas estaban estructuradas bajo un férreo sistema patriarcal. Las mujeres debían su entera existencia al cumplimiento de las “tres obediencias”. Se trata de las conocidas normas morales confucianas según las cuales su rol en la sociedad era el de obedecer a su padre, a su marido y a su hijo. Debido a ello, la mujer tenía prohibido el acceso a la educación. Bajo estas circunstancias, las mujeres comenzaron a agruparse en hermandades, en las que las laotong (老同), es decir, hermanas no carnales, se unían en una relación dentro de la cual compartían sus sentimientos para ayudarse mutuamente a lidiar con las dificultades de la vida.
En ocasiones, las niñas eran hermanadas por sus respectivas familias antes de nacer, aunque también había en la comunidad personas cuya función era determinar el nivel de compatibilidad de las pequeñas y unirlas a otras vecinas con las que tuvieran características en común. Cuando las muchachas se casaban y daban a luz, debían marcharse a vivir al hogar de su marido para siempre, por lo que la única forma posible de mantener el vínculo que las había unido desde pequeñas era seguir comunicándose a través de cartas escritas en un idioma que los hombres no pudieran comprender.
Realmente, el nüshu es tan solo un sistema de escritura, ya que sus caracteres son una representación gráfica alternativa del dialecto local, cuya pronunciación sí que entienden los hombres. Conocido entre sus usuarias como “escritura de mosquitos” (蚊形字), el nüshu está compuesto por caracteres en forma de rombo alargado y de trazos suaves y delicados. Su parecido con la escritura del chino ha llevado a los expertos a pensar que su desarrollo pudo haber recibido una enorme influencia del estilo caligráfico regular (楷书). Sin embargo, a diferencia de los caracteres chinos, o hanzi, en su mayoría logográficos, los caracteres del nüshu son fonográficos, es decir, representan sonidos, tal y como ocurre con el alfabeto latino. Las muestras de textos que aún se conservan transmiten las reflexiones de sus escritoras sobre su propia vida, sobre el matrimonio o sobre la aflicción que sentían al separarse de sus laotong, narran eventos locales o expresan felicitaciones o condolencias por sucesos ocurridos en la vida de sus compañeras. Sus escritos tenían forma de poemas regulares de versos de cinco o siete caracteres, escritos a menudo sobre la superficie de hermosos abanicos, libros con una maquetación exquisita o en las cartas con las que se comunicaban con sus compañeras.
A partir de la década de 1920, con la mejora de la situación social de la mujer, el nüshu perdió su funcionalidad y comenzó a caer en desuso. En la actualidad, tan solo es posible encontrar señales del mismo en el pueblo de Puwei, un lugar que aún conserva la atmósfera natural que lo caracterizaba hace siglos. La cultura que ha dejado este singular sistema de comunicación gráfico se mantiene viva en el museo del Nüshu de Jiangyong, en el que se promociona y se enseña su escritura. En su interior, el espectador puede, además de contemplar el arte en su máximo esplendor, percibir la historia y el espíritu de superación de las mujeres de antaño.
Hoy en día, el nüshu capta la atención de numerosos estudiosos y lingüistas que lo investigan. El interés que suscita le confiere un mérito y un valor que difícilmente hubieran podido imaginar las mujeres que lo usaban como la única forma posible de expresar sus sentimientos. Debido a su falta de uso en la actualidad, y a la evolución del papel de la mujer en la sociedad, es muy probable que se extinga algún día. Mientras tanto, los turistas que deseen presenciar sus últimos vestigios hallarán mujeres para quienes el nüshu seguirá siempre representando la creatividad, el coraje y la incansable lucha por la igualdad de sus antepasadas.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.Número 47. Volumen II. Marzo de 2018.
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