jueves, 10 de octubre de 2019

Olga Tokarczuk y Peter Handke ganan el Nobel de Literatura de 2018 y 2019 | Cultura | EL PAÍS

Olga Tokarczuk y Peter Handke ganan el Nobel de Literatura de 2018 y 2019 | Cultura | EL PAÍS

Olga Tokarczuk y Peter Handke ganan el Nobel de Literatura de 2018 y 2019

La institución vuelve a apostar por dos autores europeos frente a las quinielas que apuntaban hacia obras poco representadas en la historia de la Academia Sueca

Olga Tokarczuk y Peter Handke, en una ilustración de Niklas Elmehed. En el vídeo, el momento de anuncio de la concesión de los dos Nobel (REUTERS).

La polaca Olga Tokarczuk y el austriaco Peter Handke han ganado el Nobel de Literatura 2018 y 2019, según ha anunciado hoy jueves la Academia Sueca. La institución vuelve a apostar por dos autores europeos frente a las quinielas que apuntaban hacia obras poco representadas en la historia del organismo. La institución ha concedido por primera vez en el mismo día los premios de dos años consecutivos, tras los escándalos de abusos sexuales y filtraciones que le llevaron a aplazar 12 meses la asignación del galardón de 2018.
En 2017 la institución sueca se vio envuelta en tal revuelo que obligó a suspender el premio en 2018. Aquella interrupción ha convertido la jornada de hoy en una sesión excepcional, rodeada de gran expectación. El número de escritores que aguardaba la llamada probablemente fuera el mismo, pero las posibilidades de recibirla eran mayores. Quizá por ello el desconcierto en las quinielas parecía también haberse multiplicado.
Este octubre el académico sueco Anders Olsson subrayó que la diversidad era una de las prioridades que se había marcado el comité. “Necesitamos ampliar nuestra perspectiva”, afirmó ante los medios de comunicación. “Hemos tenido una visión eurocéntrica de la literatura y ahora estamos mirando por todo el mundo. Anteriormente, estábamos más enfocados en los hombres. Ahora hay muchas mujeres que son realmente excelentes”.
Olga Tokarczuk, en el festival internacional del libro de Edimburgo, en agosto de 2017.ampliar foto
Olga Tokarczuk, en el festival internacional del libro de Edimburgo, en agosto de 2017. ROBERTO RICCIUTI/GETTY IMAGES
Tokarczuk es la 15ª autora que recibe el Nobel de Literatura, que cuenta con 116 galardonados en total. Además, los números aclaran también los desequilibrios geopolíticos del reconocimiento: 85 premiados (más del 73%) proceden de Europa, incluidos los propios Tokarczuk y Handke. Francia es el país con más escritores encumbrados, 14. Norteamérica ocupa el segundo lugar, con 12 galardonados (el 10,5%): 10 de EE UU y dos de Canadá. Siete Nobel llegaron de Asia, seis de América Latina, cuatro de África y solo uno de Oceanía, el australiano Patrick White. Derek Walcott es originario de la isla caribeña de Santa Lucía, pero su obra está escrita en inglés, idioma oficial del país. 
En 11 ocasiones (el 10,6%) el premio ha reconocido a un autor en lengua castellana: cinco españoles (José Echegaray y Eizaguirre, Jacinto Benavente, Juan Ramón Jiménez, Vicente Aleixandre y Camilo José Cela), dos chilenos (Gabriela Mistral y Pablo Neruda), un colombiano (Gabriel García Márquez), un mexicano (Octavio Paz), un guatemalteco (Miguel Ángel Asturias). El peruano Mario Vargas Llosa, galardonado en 2010, es el último escritor hispanoamericano en obtener el reconocimiento. Aunque América Latina acumula ausencias muy polémicas en la historia del galardón, como la del argentino Jorge Luis Borges. Por comparar, Suecia cuenta con siete autores premiados y, en general, si se suman Noruega, Finlandia, Dinamarca e Islandia, el área escandinava suma 15 premios Nobel de Literatura.
Peter Handke, en Madrid, en 2017.
Peter Handke, en Madrid, en 2017. BERNARDO PÉREZ
La entrega del galardón correspondiente a dos años, inédita en la historia del premio, que se concede desde 1901, se debe al escándalo sexual y de presuntas filtraciones que sacudieron la institución en noviembre de 2017. El diario sueco de mayor tirada, Dagens Nyheter, publicó entonces un reportaje en el que 18 mujeres acusaban de abusos y acoso sexual a Jean-Claude Arnault, marido de la académica Katarina Frostenson, y él mismo muy próximo a la institución. Contra Arnault, ciudadano francés de 72 años, toda una celebridad en los ambientes culturales de Estocolmo y poseedor de alguna de las más altas distinciones suecas, se habían formulado ya algunas denuncias anónimas una década antes, en otro diario sueco, sin que la Academia se viera cuestionada por ello. Pero a finales de 2017, las denunciantes habían aumentado hasta 18 y el movimiento MeToo había llegado para cambiarlo todo.
Una investigación interna concluyó que Frostenson había incurrido en conflicto de intereses al ser copropietaria con su marido de Forum, una especie de club cultural influyente en Estocolmo, generosamente financiado por la institución. Y hubo de abandonar su puesto en la Academia ante las acusaciones de haber filtrado información reservada sobre los Nobel a su cónyuge. Arnault, mientras, cumple una condena de dos años y medio por dos delitos de violación (la mayoría de los hechos denunciados habían prescrito o no pudieron substanciarse) en un penal destinado a convictos por delitos sexuales.
El escándalo forzó un periodo de reflexión y un cambio profundo. Se precipitaron dimisiones en una institución cuyos cargos eran vitalicios. Varios periódicos informaron además de que Arnault había filtrado en distintas ocasiones los nombres de los ganadores. Pero aquella cotizada información debió de mantenerse en un círculo muy cerrado, porque para la gran mayoría la noticia del Nobel siempre cae como una sorpresa. “No se puede tener nada previsto porque son siempre muchos los que pueden ganar y muchos los que iban a ser seguros como Amos Oz y Philip Roth y nunca lo recibieron”, explica al teléfono Verónica García de Machado, grupo de distribución. “Nada más recibir la noticia contactamos con el editor para que mande todos los libros que pueda del ganador y empezamos a recibir pedidos. Es raro que haya más de 5.000 libros disponibles”.
Hoy muchos se acercarán buscando obras de los ganadores, pero puede que como ocurrió con Svetlana Alexiévich y su libro sobre Chernóbil, haga falta una serie de televisión para que despegue como fenómeno editorial.

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