martes, 13 de abril de 2021

CONVERSACIONES ESTÚPIDAS 3© [2] By Víctor Norberto Cerasale Morteo®

CONVERSACIONES ESTÚPIDAS 3© [2] By Víctor Norberto Cerasale Morteo® Hay momentos en la vida, donde las circunstancias te envían señales… te dicen algo… te indican algo… te avisan… intentan despertarte… hay momentos en la vida, donde las circunstancias te anuncian que ya no debes respirar ese aire, no debes pisar ese suelo, no debes beber de esa agua, no debes emplear ese fuego… no debes estar en ese espacio… los modos son siempre sutiles y lo descifras si tienes la mente abierta y el alma preparada para levantar vuelo y partir… hay momentos en la vida, donde el pasado construido se ha agotado, se ha consumido, donde ya no hay lugar para otro presente, y mucho menos lo hay para un futuro… no solo se trata del lugar, no solo se trata del espacio, se trata de las personas… cuando ya no tienes cabida en un alma, cuando ya no tienes espacio en un espíritu, cuando ya no hay lugar en la consciencia del otro, cuando el puente de los afectos se ha roto… es necesario tomar lo justo e irse… el paso que sigue indicará hacia dónde… el horizonte que se abre lo hará por sí mismo… otras almas se acercarán así como otros espacios se abrirán… hay circunstancias en la vida donde las señales aparecen a raudales, se suceden una tras otra llamando tu atención, concitando que les prestes tu atención… mucha gente ni les presta atención y ni siquiera intenta entender qué le están diciendo… sus vidas, entonces, se vuelven tormentos y el sufrimiento se hace costumbre, y cuando ello ocurre, el agobio envuelve al espíritu y lo atrapa en un remolino, donde el alma se confunde, no se despega, donde la consciencia se nubla y donde lo que se ve, no se aprecia… duele, pero la persona permanece en dolor, por las dudas, por las dudas de las dudas, provocando un estado de confusión que se extiende dentro un tiempo paralizado, donde las historias se repiten una tras otra, reiterando el padecer que se vuelve costumbre… hay gentes, por otra parte, que se iluminan a la primera señal, toman sus petates y sin más, se van, se despegan, se liberan, observando cómo los que quedan atrás, hacen del problema que inventaron un culto, hacen de la mentira que usaron una excusa interminable, hacen del engaño una eterna explicación, hacen de la manipulación de los otros un mecanismo de subsistencia y justificación, hacen de su error una conveniencia monumental… a medida que tomas distancia contemplas cómo los domina la confusión… a medida que tomas distancia ves cómo los devora la frustración… y verás cómo a cada problema agregaran nuevos, y verás cómo a cada mentira agregarán otras, y verás cómo a cada engaño le mejorarán el contenido hacia peores nieblas, y verás cómo la manipulación se volverá religiosa, trabajando la moral de las víctimas propiciatorias o de ocasión, para verse a su vez, respaldados y apañados por aquellas voluntades capturadas, por aquellas voluntades desprevenidas… a medida que te alejas, vas descubriendo que esas personas manipuladoras, siempre lo fueron, y que lo hacían a medida que cambiaban los escenarios, modificándolos para sostener “razones ilógicas”, adaptándolas para crear culpables a la medida de sus necesidades… habilidades que tuvieron desde siempre, pero que un día, hicieron eclosión poniendo la realidad sobre el tapete… si te quedas, quedas atrapado en el paisaje… si te llevas todas tus cosas, muchas de ellas viajan impregnadas de la confusión… si te vas con lo puesto, te liberas… así de simple, así de sencillo… cuando el espacio que ocupas se nubla, ya no es más tu espacio… cuando en el lugar que ocupas se escuchan ecos difusos de otros lugares, ya no es más tu lugar… cuando en dicho escenario adviertes la presencia de voces indefinibles que se superponen a modo de gritos, gemidos, o murmullos, ya no es más tu escenario… estás demás… debes ceder el lugar y buscar uno nuevo, uno a tu medida, uno a la medida de tu idea de “sí mismo”, uno a la medida de tu motivo original… una búsqueda donde recuperas la paz… Cuando la maldad es ejemplo… cuando la violencia se justifica en sí misma… cuando la negación es voluntad… cuando el atropello se convierte en ejercicio… cuando la agresión se traduce en vacíos insoportables… no hay más nada que se pueda hacer con dicha persona… la maldad es un ejercicio propio de aquellos que cultivan sus propios infiernos y se regocijan en ellos… la violencia es una costumbre que traduce lo que hay en el alma de personas atormentadas por sus egos… la negación es la explicación de lo imposible… mientras que el atropello es el argumento que habilita a los despojos, e inmediatamente, a mayores actos de violencia, no sólo de manos, sino de palabras hirientes que destrozan espíritus endebles… la agresión traduce las impotencias y las incapacidades… los espíritus envueltos en torbellinos no son rescatables, tampoco comprenden la lógica de los valores, mucho menos conceden espacio a los prójimos… son almas donde no hay lugar para los afectos, sino que los afectos son empleados como excusa para atrapar víctimas y secarlos tal lo hacen las arañas… suelen parecer afables… suelen parecer amables… suelen parecer educados… pero en cuanto la oportunidad aparece, inmediatamente se transforman y empujan a cualquier espíritu a su propio abismo, sea para saquearlo, sea para despojarlo, sea para confundirlo, sea para manipularlo, sea para destruirlo, usándole los talentos, o intentando diluir su esencia para obtener lo que desean, para luego descartarlo e ir por más de lo mismo… en un juego que se repite a lo largo de sus vidas, sin cesar… si observas el rollo de sus vidas, compruebas que la historia es siempre la misma, con idénticos comienzos de seducción, con semejantes finales de destrucción… en el medio, la tormenta arrecia sobre sus víctimas, aunque si tomas distancia, ni siquiera hay tormenta… en el medio, la tragedia envuelve la consciencia de sus víctimas, aunque si tomas distancia y miras desde la quietud del espacio, ni siquiera hay tragedia… en el medio, las circunstancias se visten de esfuerzos y catástrofes, son torbellinos que confunden y demandan a la víctima mayores esfuerzos, entonces dichos esfuerzos son empleados por el victimario para obtener sus réditos, casi siempre económicos, casi siempre bienestares, casi siempre comodidades, casi siempre empecinamientos, casi siempre justificaciones, mientras que la víctima recibe golpe tras golpe, se aturde, se confunde, se agota, y hasta tira la toalla, o simplemente saca fuerzas de su “sí mismo” y vuelve a empezar, una y otra vez, recuperándose a la medida de su esencia, hasta que un día se da cuenta del círculo vicioso, descubre la trampa, y toma distancia… allí se ve con claridad el artilugio… allí se ve con claridad el mecanismo que tiene la trampa… descubres que no hay afectos… descubres que las caricias son una mentira más… descubres que las palabras no son más que huecos indefinibles… descubres que los gestos siempre ocultan segundas intenciones… y que dichas intenciones sólo tienen por objetivo, destruirte… entonces, no hay nada más que decir… entonces, no hay nada que agregar… entonces, no hay nada que explicar ni mucho menos, reclamar… entonces, ha llegado la hora de despejar el disco rígido, salir de la trampa, abandonar el espacio, y sencillamente, irse… ¿hacia dónde?, hacia el propio mañana necesario, donde la vela de la barca del alma, encuentre vientos propicios que conduzcan hacia un revelador mañana necesario… despegarse de las circunstancias nunca es fácil, pero salir es tomar aire y despejarse… de repente, el horizonte se recupera y se despliega todo aquello que estaba oculto por la niebla de aquella persona que ocupaba el rol de victimario, también de victimaria… debes tener presente que la maldad es siempre bidireccional… que la violencia también lo es… y que no se trata de unos son buenos y los otros malos, sino que hay almas atormentadas por infiernos de los que no pueden salir, así como hay almas que transitan sus paraísos de los que no quieren salir, en medio de ello, las circunstancias mezclan los conciertos y los tornan desconciertos, y estos tienen lugar durante lapsos cortos o largos, hasta que nuevas circunstancias impulsan a las partes a moverse hacia el propio infierno o hacia el propio paraíso… desde ya, quien tiene paz en su alma, busca recuperarla… desde ya, quien guarda rencor en la propia alma, necesita del huerto donde dicho rencor se convierte en odio… indefectiblemente… dejarse tratar mal, someterse a la agresión de aquel o aquella que transita su infierno, es una escalada hacia el dolor, la pesadumbre, el sufrimiento, que satisface al victimario y condena a la víctima… en una espiral cargada de grises que incrementan la satisfacción del victimario y acrecientan el dolor de la víctima… La inclemencia puede, según los sentimientos de cada quien, durar un instante, un momento, suceder en un día, una semana, un mes, varios meses, o simplemente recrearse durante años, pocos años, muchos años, hasta que algún día, algo rompe el envoltorio, y la circunstancia recupera su orden, esto es que el victimario regresa a su huerto para cultivar más rencores, esto es que la víctima toma distancia y descubre el juego del victimario… todo aquello que sucedía, deja de hacerlo… deja de suceder… Aquel día había sido antecedido por extraños sucesos durante las noches… ya no quedaba ni una pizca de afecto… ya no había amor… ya ni siquiera había un dejo de vínculo… había un raro vacío donde lo que alguna vez existió, había dejado de hacerlo… a cada segundo mayor era la distancia… a cada minuto crecía la sensación de extraños… a cada hora el lugar parecía darle espacio a la victimaria y a cada hora el lugar parecía expulsar a la víctima… los sentimientos eran encontrados y de tanto, desencontrados… no había bienes gananciales de un matrimonio, había una máquina depredadora resguardando el lugar donde había construido su huerto de maldad, y había una víctima descubriendo que todo lo que había ocurrido durante equis cantidad de años, no había sido otra cosa que una sucesión de trampas… podía ser espantoso, pero era real… la manipulación de la victimaria se había convertido en una costumbre que aturdía, y se repetía sin cesar, envolviendo no sólo la víctima propiciatoria, sino a muchas otras víctimas de ocasión… todo estaba claro, todo era espantosamente evidente, tanto que no había que buscarle explicación alguna… desde cierta distancia, el lugar se veía como un torbellino de soberbias y vanidades, donde el ejercicio era someter, despojar, destruir, para obtener beneficios… desde cierta distancia, la victimaria se veía envuelta en una singular desesperación por sostener el escenario, al precio que fuese, para lograr al menos algo de satisfacción… todo le pertenecía a la victimaria… todo estaba a su nombre… todo era de su propiedad… la historia que vendía a los prójimos era aquella que jamás había escrito, así es que se podía moldear según los oídos de quien la oyera… se podía inventar cualquier modificación ya que la misma iba a ser aceptada y digerida… la historia de la victimaria se refleja en la comodidad de quien la escucha… donde lo demás carece de importancia y donde la víctima no es más que un descarte de ocasión… ¡pobre mujer!, mirá lo que este hijo de puta le hizo… un pensamiento afín a la historia que se vende… ¡pobre mujer!, mirá las cosas que tuvo que soportar… otro pensamiento común a la historia que se compra… entonces, los padecimientos del victimario, se vuelven en su contra y se sostienen en la medida que la historia se vende… ¡pobre mujer!, ella es como mi hermana… una hermana que no escatimó esfuerzos para inventar una historia que le fuese lo suficientemente favorable como para justificar sus saqueos y sus despojos sistemáticos… lo demás es simple, en la medida que le crees su historia y se la compras, más te convence que el malo es el otro, aun cuando a nadie le importe lo que allí haya ocurrido… aun cuando a nadie le importe lo que guardaba cada esencia… en general, las gentes le sonríen al manipulador o a la manipuladora… en general, las gentes desprecian a la verdadera víctima… no por maldad, sino por comodidad… es más fácil creer la mentira que entender la revelación de la realidad… esa pequeña diferencia, hace a las cosas… esa pequeña diferencia, salva a la victimaria y condena a la víctima… La víctima, cuando toma consciencia de sí misma, cuando comprende el valor del espacio propio, cuando dimensiona la magnitud del daño, tomas sus heridas, las heridas de su alma, y simplemente se aleja buscando la anhelada paz… los bienes contienen la soberbia y la vanidad de la victimaria… las cosas están impregnadas de la maldad de la victimaria… ¿para qué llevarlas?, el mal está adherido a las cosas, así es que mejor dejarlas atrás, dejarlas en el pasado que las contuvo… no solo olvidarlas, simplemente dejarlas en el espacio que solían ocupar, para que recreen todo aquello que las mantuvo vivas o envueltas, incluyendo en ello las intenciones de la victimaria… lo que estaba en el infierno, en el infierno debe quedar… lo que estaba en el torbellino, en el torbellino debe quedar… ya que en el horizonte no hay cabida ni para el infierno de los otros… ya que en el horizonte, no hay cabida para el torbellino que reside en el espíritu de los otros… aquel que vive acosado por sus propios tormentos, jamás sale de ellos… los necesita para atraer más víctimas que desprevenidas se acerquen a su corral y a su rebaño… parece un disparate, pero no lo es… quien manipula las circunstancias y las personas para obtener beneficio de ello, se acostumbra a un ejercicio donde los desprevenidos caen una y otra vez, en una espiral que regocija a la victimaria y la induce a nuevos mejores ejercicios de daño y dolor… el daño en el otro produce placer… el dolor en el otro produce regocijo… y reiterado produce un orgasmo sostenido que demanda un más y más, que escala hasta sumirse en la oscuridad que la alimenta… para la victimaria, el sufrimiento del otro es su satisfacción… la victimaria es una psicópata… la víctima es una pieza más de un extenso descarte… El infierno de las almas no se puede quitar… el infierno de los espíritus no se puede lavar… el infierno de las consciencias no se puede limpiar… el infierno permanece en el karma y la oscuridad es un huerto para el alma de quien la cultiva… Mientras tanto, el paraíso de las almas simplemente reside en ellas… hay paz… hay quietud… hay observación… hay contemplación… hay comprensión… no hay necesidad de posesiones así como no hay necesidad de bienes… cada lugar ofrece sus frutos y dichos frutos no pueden ser quitados del lugar al que pertenecen, así es que pueden ser tomados donde están, pero en ninguna otra parte… la sapiencia reside en saber diferenciarlos, y entender que lo que pertenece a aquí, no pertenece a allá… simple, sencillo… ¿para qué hacer difícil lo simple?... ¿para qué hacer difícil lo sencillo?... las ecuaciones que se producen en el sí mismo, deben ser despejadas en dicho sí mismo… no hay otro espacio para ellas…

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