Arqueología de montaña / A diez años de su descubrimiento
Nuevas revelaciones sobre Llullaillaco
Recientes estudios realizados sobre las momias halladas en la cima de ese volcán provocan un debate sobre cómo murieronNoticias de Ciencia/Salud: Viernes 21 de agosto de 2009 | Publicado en edición impresa
Sebastián A. Ríos
Enviado Especial
SALTA.- Cinco siglos atrás, en los dominios del inca, eran los niños quienes intercedían ante los dioses para ahuyentar las sequías o garantizar el éxito de las cosechas. Pero para ello, los elegidos eran sacrificados en un ritual denominado Capacocha. Diez años atrás, arqueólogos de montaña hallaron evidencias de ese ritual en la cima del volcán Llullaillaco, en Salta, donde fueron desenterradas los cuerpos momificados de tres niños.
Hasta ahora, se creía que "la Doncella", "el Niño" y "la Niña del Rayo", como han sido apodados por los cientificos, habían muerto por hipotermia: en la cima del volcán, a 6700 metros de altura, la temperatura es de 20° bajo cero. Pero nuevos estudios reunidos en un documental de National Geographic Channel sugieren que "el Niño" habría muerto en forma violenta.
Esa hipótesis surge del análisis de una mancha presente en la tela que se halla junto a la boca del cuerpo del pequeño. "El paño está empapado en sangre mezclada con saliva, lo que indica que la sangre provino del interior del cuerpo", dijo la antropóloga forense Angélique Corthals, que condujo los estudios. Para Corthals se trata de un signo que indica la presencia de "una lesión interna".
Pero no todos están de acuerdo. Expertos locales disienten del planteo de Corthals. "Es interesante como hipótesis de trabajo, pero no hay pruebas contundentes para aseverarlo", dijo a LA NACION el licenciado Christian Vitry, arqueólogo del Museo Arqueológico de Alta Montaña (MAAM), de Salta, donde se exhiben las momias, las mejor conservadas del mundo.
"En las tomografías no aparecen signos de violencia: ni de quebraduras ni de apuñalamiento -dijo el ingeniero Mario Bernaski, también del MAAM-. La presencia de sangre puede haberse debido a que el niño haya sufrido un edema pulmonar."
"Teniendo en cuenta que se trata de un niño de 7 años que subió a 6700 metros de altura, es probable que sus pulmones no hayan aguantado la diferencia de presión y la temperatura", agregó Miguel Xamena, director del MAAM, para quien "el Niño" habría sido enterrado ya agonizando.
Las niñas, por su parte, fueron depositadas en los pozos funerarios bajo los efectos del alcohol: el análisis del cabello de las momias confirmó la presencia de niveles elevados de coca y de chicha en sus cuerpos, en especial en "la Doncella". "Cuando uno la ve, parece como si se hubiera quedado literalmente dormida y nunca despertó", dijo Corthals.
De Cuzco al Llullaillico
Los estudios que serán dados a conocer en el documental "Niños momia: sacrificados en Salta", que emitirá este domingo, a las 21, National Geographic Channel , revelan nuevos hallazgos sobre el viaje de casi 1600 kilómetros que llevó a los niños desde Cuzco, en el corazón del Imperio Inca, a la cima del Llullaillaco.
El análisis de una lesión presente en la pierna de "la Doncella" sugiere que habría padecido leishmaniasis. "Es una enfermedad que no era endémica en la Puna, lo que sugiere que la niña pertenecía a una comunidad inca del Amazonas o que en su camino al Llullaillaco había pasado cerca de esa región en busca de elementos para confeccionar algunas de las figurillas del ajuar funerario", dijo Bernaski.
Por otro lado, estudios de la dentadura de las momias sugieren que los niños sabían que los esperaba en el final de su travesía. "Observamos la presencia de bruxismo por estrés -dijo el odontólogo Facundo Arias-. Tienen un desgaste como el de una persona mayor: estoy seguro de que sabían que iba a ser sacrificados; tenían un estrés muy fuerte que les hacía apretar los dientes."
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Cada uno de los sectores limitados por piedras era una casa. A la derecha, Christian Vitry
Foto: LA NACION / Sebastián Ríos
Salta / El fin de un pueblo a 3100 metros de altura
Resuelven un misterio arqueológico
Tastil, un importante centro urbano prehispánico, desapareció sin causa aparente; ahora se conoce la explicaciónNoticias de Ciencia/Salud: Lunes 24 de agosto de 2009 | Publicado en edición impresa
Sebastián Ríos
Enviado especial
SANTA ROSA DE TASTIL, Salta.- A 3100 metros de altura, el viento sopla pausado, pero con fuerza. Sin embargo, el paisaje de la quebrada no acusa recibo: los enormes cardones y los pequeños arbustos permanecen inmóviles. Lo mismo ocurre con las piedras dispuestas prolijamente sobre el terreno, que constituyen los restos de unas 300 viviendas pertenecientes a la cultura tastil, cuya desaparición ha sido un misterio de la arqueología local.
Entre los siglos X y XV, en lo que es hoy el sitio arqueológico de Santa Rosa de Tastil, ubicado sólo 100 kilómetros al oeste de la ciudad de Salta, vivieron unas 3000 personas; fue uno de los centros urbanos más grandes del noroeste argentino prehispánico. Pero a la llegada del inca a estas tierras -lo que se estima que ocurrió alrededor de 1480-, este importante centro de intercambio comercial se encontraba deshabitado, o al menos eso es lo que plantearon los arqueólogos que estudiaron el sitio en la década del setenta.
Pero el hallazgo de más de cincuenta sitios incas en los alrededores de Tastil, en los que se mezclan la arquitectura y la cerámica incaicas con la propia de la cultura tastil, junto con el de un camino típicamente inca que atraviesa esa ciudad, revela que la decadencia de la ciudad fue el resultado directo de su anexión al Imperio Inca.
"Fueron los incas los que ocasionaron el despoblamiento de Tastil, porque no les interesaba mantener una ciudad con una densidad tan grande de habitantes. Lo que les interesaba era el sector productivo, asociado a ese centro de comercio, y la gente de Tastil para que lo trabajara", dijo a LA NACION el licenciado Christian Vitry, investigador del Museo Arqueológico de Alta Montaña (MAAM), de Salta, que realizó los estudios que reescriben la historia del fin de la cultura tastil.
Intereses contrapuestos
Antes de la llegada de los incas, en el mercado de Tastil se intercambiaban productos de distintas regiones. Las primeras excavaciones, realizadas en la década del 70 por investigadores de la Universidad de La Plata, arrojaron restos de una amplia variedad de productos: moluscos del Pacífico; semillas de plantas y maderas del Chaco; cerámicas de los Valles Calchaquíes, de Humahuaca y de Lerma, entre otros.
Pero lo que los incas vieron en Tastil fue la posibilidad de contar con mano de obra capaz de explotar las riquezas naturales de los alrededores. "Los incas sacan a la gente del poblado y la llevan a trabajar a las zonas de cultivo, ganadería y minería, que estaban a una distancia de entre 5 y 15 kilómetros de Tastil, todas en la quebrada del Toro, en un eje que vinculaba la Puna con el valle de Lerma", explicó Vitry.
Para establecerse en sus alrededores, prosiguió el arqueólogo, crearon un camino con una sucesión de postas y tambos, de centros administrativos y pequeños poblados, que desestructuraron la organización de Tastil: "Cambian el esquema, que era radial y concéntrico, con centro en Tastil, por un esquema de una administración lineal que dependía de otro centro mucho más grande [el del Imperio Inca]".
Con su trabajo en los centros agrícolas, mineros y ganaderos, los antiguos pobladores de Tastil pagaban tributo al inca. Claro que ya no vivían en el poblado original, sino en pequeños campamentos alrededor de los sitios productivos dominados por las nuevas autoridades.
"Evidencia de ello es que en los sitios incas, donde hay estructuras con características arquitectónicas incaicas, existen pequeñas aldeítas o campamentos con la misma arquitectura y cerámica de Tastil -dijo Vitry-. El despoblamiento de Tastil fue un proceso que no debió durar mucho tiempo. Quizá no haya sido abrupto, pero el resultado final es que la gente terminó trabajando fuera del poblado, bajo el dominio inca."
Hoy, el sitio arqueológico de Santa Rosa de Tastil -declarado en 1997 monumento histórico nacional- y los sitios arqueológicos satélites albergan los restos de dos culturas desaparecidas, pero de peso en su tiempo. Los tastiles, por ejemplo, legaron uno de los centros de arte rupestre más importantes de la Argentina, con más de 700 bloques de piedra grabados con petroglifos de camélidos, figuras antropomórficas y geométricas.
De la presencia inca en Tastil se destaca el camino que cuenta con un sofisticado sistema de puestos de observación. "Dispuestos sobre lomadas, a 50, 100 o 200 metros de distancia entre uno y otro, esos puestos permitían establecer comunicación visual sin que los que por abajo transitaban por el camino se dieran cuenta", explico Vitry.
A través de los puestos de observación, concluyó, "un mensaje podía ser transmitido de un extremo a otro de los 70 kilómetros del camino en cuestión de minutos."
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el dispensador dice: estuve no menos de dos docenas de veces en SANTA ROSA DE TASTIL, así es que la siento como mi segunda casa... lugar de divinidades si las hay... he transitado además, numerosos yacimientos arqueológicos del norte argentino, abandonados luego de ser prolijamente depredados. Por ello las opiniones que se recogen con "restos" del contexto sólo ofrecen una visión muy parcializada de las realidades de aquellas gentes. La venta de alfareria precolombina, de miles de dijes de oro, plata y bronce, tanto como de piezas arqueológicas que han ido a parar a colecciones privadas, han provisto de alimento a muchas familias de alcurnia que luego se rasgan las vestiduras por las "tradiciones y la cultura". Asimismo, tal lo dicen las tradiciones de todas las culturas nativas del mundo, los muertos deben descansar en paz y para ello deben permanecer donde fueron enterrados, sean cuales fueren los motivos que impulsaron su deceso... En dicho ámbito, los estudios se tornan parciales y extremadamente limitados. No obstante ello, entiendo que vale la pena nutrirse de estos aportes que llevan a la reflexión y aunque mi visión personal es bien diferente, respeto a los autores y sus comentarios. Agosto 24, 2009.-