andando mi espíritu por desiertos extensos,
viendo que otros espíritus están endurecidos,
casi fosilizados... sin escuchar, ni ver...
impedidos de entender y mucho más de comprender y tolerar,
... halló horizontes perdidos que buscaban ser vistos,
espacios abiertos que buscaban ser amados,
había también arenas para recostar el alma,
disponía de vientos para apurar las frentes,
despejar sudores y expulsar las penas...
se sentía bullir las fuentes bajo los pies,
quizás a mucha profundidad,
aunque amando ese suelo, la misma aparecía a necesidad,
desapareciendo luego a los ojos de la mezquindad...
lo esencial de la nada, es que siempre ofrece un algo
al alma bien avenida, mejor amada,
nunca perdida, jamás hallada...
el dispensador: andador de desiertos en tiempos despreciados. Agosto 04, 2009.-
DEDICADO A: las almas de las arenas.
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