reflejando una distorsión de mi alma vagante,
tan cristalina como aberrante...
mirando el cielo pasante,
nubes en aguas revueltas,
llevadas por una corriente incesante,
me fui ahogando en el mate de mi tardecita cadente,
recordando a los duendes que me acompañan los días,
jugando a las escondidas tras mimbres y sauces...
se me fue aplacando el hambre,
se me cayeron los párpados...
me dormí en el susurro de mis penas,
con perfumes a lagunas barrosas,
azahares distantes,
me llegó un sueño espeso,
con imágenes extrañas,
pleno de historias raras,
visiones oníricas de un tiempo aquietado,
corazones pensantes...
sentimientos encontrados, palabras cruzadas,
ahogué mis sueños en la laguna del pasado,
para regresar a mi día, como mate cebado...
yerba mojada, madera doliente, sabor azucarado,
envuelto en un ambiente helado...
el dispensador: reflejos de tiempos lejanos. Agosto 27, 2009.-
DEDICADO A: quiénes no necesitan de un espejo para mirarse el alma.
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