FOTOGRAFÍA
Avedon y Baldwin : una mirada conjunta a la identidad de América
Se publica un facsímil de ‘Nada personal’. El retrato de una América segregada y alienada sumida en una crisis existencial que recupera actualidad
The Generals of the Daughters of American Revolution ( Convención de "las hijas de la Revolución Americana", en 1963. , con antepasados ligados a los revolucionarios del siglo XVIII ) RICHARD AVEDON FOUNDATION
Cuando en 1964, Richard Avedon (1923-2004), el consagrado retratista y fotógrafo de moda y James Baldwin (1924-1987), el elocuente cronista del racismo, publicaron su descarnada obra conjunta, Nada Personal (Nothing Personal), desvelaban el tejido social de una nación, Estados Unidos, muy distanciada, en sus contradicciones y complejidades, del mito soñado. Juntos compusieron un incómodo, profundo e íntimo retrato de una América que encuentra ahora resonancia en la era de Trump. La editorial Taschen recupera esta obra, que en su día levantó una gran polémica y que ha permanecido descatalogada durante décadas. En su cuidada reedición mantiene el elegante diseño de Marvin Israel e incluye un cuaderno adicional con imágenes y documentos inéditos, así como correspondencia del fotógrafo, todo ello acompañado de un texto del escritor Hilton Als.
Se conocieron siendo estudiantes en el Bronx, a finales de los años treinta. Ambos eran alumnos del DeWitt Clinton High School. Allí editaban y escribían The Magpie, la revista literaria del colegio. Casi treinta años más tarde, surgiría la idea del libro, el día en que, siguiendo el encargo de una revista, Avedon concertó una cita para fotografiar a su antiguo amigo Baldwin. El escritor afroamericano disfrutaba de la cúspide de su fama. Rápidamente acordaron hacer un libro que reflejase la América de aquel momento, en que el movimiento de los derechos civiles atravesaba momentos cruciales
“Lo que Avedon y Baldwin compartieron desde el principio, como creadores mucho antes de que Nada personal fuera concebido, y por supuesto publicado, era una imaginación no tan deudora de la realidad como inseparable de ella “, escribe Als. “Ambos veían lo excepcional en lo real. No lo 'sublime' o lo trascendente, sino la brutalidad, el teatro, la inocencia y la confusión que constituían su racista, sexista, sexy e imposible ciudad del amor y el desamor. Nueva York era la negritud de Baldwin y el desprecio a esa negritud. La condición judía de Avedon y la antipatía de los viejos wasps(hombres blancos anglosajones y protestantes) hacía esa condición, con su poder cultural perceptible, a pesar de su Otredad”.
El libro se compone de una galería de retratos en blanco y negro, que incluyen a personajes tan diversos como Marilyn Monroe, George Wallace (gobernador de Alabama), el presidente Dwight David Eisenhower, William Casby, (el último estadounidense nacido esclavo), el filósofo Bertrand Russell o Claude Eatherly, (el piloto del avión de reconocimiento climático Straight Flush que apoyó el lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima), entre otros, así como enfermos mentales ingresados en un psiquiátrico. Representan cuatro aspectos importantes de la cultura y la vida americana: los derechos civiles, el auge del nacionalismo negro, el sistema de salud mental y la vieja guardia de Hollywood. Los retratos yuxtaponen los antiguos usos remplazados por otros nuevos. Así, George Lincoln Rockwell, jefe del partido Nazi americano queda enfrentado a un desnudo del poeta de la generación beat Allen Gingsberg. A esta galería se une un texto de veinte mil palabras, que en ninguna ocasión hace una referencia directa a las imágenes, en el que Baldwin va perfilando el desencanto y la psique de una nación revestida con el falso optimismo insuflado por Hollywood y los medios de comunicación. “Estamos afligidos por una ignorancia de nuestra naturaleza más vasta y más peligrosa que nuestra ignorancia sobre la vida en Marte”, escribe.
En el libro resuena Los Americanos de Robert Frank, publicado cinco años antes, el cual aunque tardó en llegar al gran público tuvo una gran influencia dentro de la comunidad de fotógrafos neoyorquinos. Pero Avedon se afianza en su magistral dominio del retrato. “Rara vez tomaba fotografía en lugar de hechos” escribe Als sobre el fotógrafo. “Prefería en cambio documentar sus temas en su laboratorio natural artificial: el estudio”. Así cuando Marilyn se presentó a la sesión, las carcajadas y las poses inundaron el lugar. Sería una imagen tomada al finalizar la sesión, en la que la actriz parece abatida, la que Avedon incluiría en el libro. ¿Quién era ella?, parece preguntarse. La cuestión de la identidad impregna el libro ¿Qué nos diferencia como individuos?
El libro se publicó meses después del asesinato de Kennedy. La polémica no se dejó esperar refiriéndose a los autores como “moralistas de la farándula” y acusándolos de no representar a los verdaderos estadounidenses. “Nada Personal pretende ser una despiadada crítica a la América contemporánea”, escribía Robert Brustein en The New York Review Books, “pero la gente más tendente a comprar este extravagante volumen son los suscriptores a las revistas de moda, mientras los moralistas autores de la obra son ellos mismos también pudientes, modernos y chic”. “¿Puede uno decir qué es la realidad en el arte?”, Truman Capote lanzaba la pregunta en defensa de los autores. “Un artista, citando a Picasso, ’pinta no lo que ve, sino lo que cree ver’”.
Una serie de imágenes en las que unos padres se divierten con sus hijos en las aguas de una playa, así como una toma de los miembros del Comité Coordinador de Estudiantes Partidarios de la No Violencia ponen fin al libro. “Siempre me ha parecido que a un ser humano solo lo puede salvar otro ser humano, escribe Baldwin. “Tengo conciencia de que no nos salvamos unos a los otros con frecuencia. Pero también tengo conciencia de que alguna vez salvamos los unos a los otros”.
Richard Avedon, James Baldwin. Nada personal . Taschen. 160 páginas. 60 Euros
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