Astrónomos llegan al borde del agujero negro más monstruoso de la Vía Láctea
En las profundidades del espacio, en un punto que en el cielo se puede encontrar detrás de la constelación de Sagitario, se esconde un monstruo. Un auténtico pozo negro que tiene la masa de 4,3 millones de soles y cuya gravedad es tan intensa que se traga la luz. Se trata de Sagitario A*, un agujero negro supermasivo situado en el centro de la Vía Láctea, a 26.000 años luz de la Tierra. En contra de lo que pueda parecer, esta bestia no es muy grande, en términos astronómicos: apenas mide seis horas luz. Tampoco es muy denso. Sin embargo, es capaz de tragarse el espacio-tiempo, de generar una singularidad de densidad infinita y de intrigar a los científicos. Tanto a aquellos que quieren entender la Relatividad como a esos otros que quieren estudiar la relación entre la gravedad y las partículas.
¿De qué está hecho Sagitario A*? ¿Qué secretos esconde sobre el Universo y la naturaleza de la materia y la energía? Resulta difícil averiguarlo, porque los agujeros negros son pequeños y lejanos y, sobre todo, porque se tragan la luz y apenas dejan entrever lo que ocurre dentro de ellos.
Los científicos están trabajando en resolver una imagen del horizonte de sucesos de Sagitario A*, el punto de no retorno a partir del cual nada sale del agujero. Poder verlo sería fabuloso para averiguar si las predicciones de Einstein se cumplen en estos objetos tan intrigantes.
Al margen de esto, un equipo de investigadores ha publicado recientemente un estudio en la revista Astronomy & Astrophysics con observaciones de cúmulos de gas girando en el entorno de este agujero negro supermasivo. Estos materiales se mueven a velocidades próximas a la tercera parte de la velocidad de la luz, y lo hacen justo por encima de este horizonte de sucesos. Esta ha sido la primera vez en que los astrónomos han podido observar algo tan cerca y con tanto detalle en las proximidades del punto de no retorno de un agujero negro. Se puede afirmar, sin duda alguna, que la materia observada está a un paso de la oscuridad sin fondo.
Los datos han sido obtenidos con el observatorio Very Large Telescope (VLT), situado en las instalaciones del Observatorio Europeo Austral (ESO) en el desierto de Atacama, Chile. En concreto, el trabajo es fruto del instrumento GRAVITY, que estudió varias llamaradas de radiación infrarroja procedentes del disco de acreción de Sagitario A* –el disco de acreción es una especie de cinta transportadora de gas que gira a gran velocidad y que se precipita hacia el interior del agujero negro–.
“Es realmente alucinante presenciar material orbitando un agujero negro al 30% de la velocidad de la luz”, ha dicho en un comunicado Oliver Pfuhl, primer autor del estudio y científico del Instituto Max Planck de Física Extraterrestre (MPE), Alemania. “La tremenda sensibilidad de GRAVITY nos ha permitido observar los procesos de acreción en tiempo real con un detalle sin precedentes”.
Estallidos de electrones
Las observaciones han confirmado, como ya se asume, que en el centro de la Vía Láctea hay un agujero negro supermasivo. Además, han proporcionado alucinantes detalles sobre lo que ocurre en el borde de estos extraños objetos. El material observado gira a una velocidad enorme, en la última órbita posible antes de quedar engullido, de una vez por todas, en el interior de sagitario A*.
La tremenda energía generada en este proceso se libera en forma de llamaradas de electrones, brillantes estallidos cuyo comportamiento observado coincide con lo predicho por modelos teóricos para agujeros negros de cerca de cuatro millones de masas solares. Se cree que dichas llamaradas se originan como resultado de las interacciones magnéticas entre gas muy caliente y cargado eléctricamente girando a velocidades de vértigo.
Estos investigadores son los mismos que este mismo año confirmaron las predicciones de la Relatividad de Einstein gracias al paso cercano de la estrella S2 por el campo gravitacional de Sagitario A*.
“Estábamos estudiando S2 muy de cerca (…) y tuvimos la suerte de detectar tres brillantes llamaradas en los alrededores del agujero negro”, ha recordado Pfuhl.
Tal como ha resumido Reinhard Genzel, líder del estudio e investigador en el MPE, “el resultado es una confirmación impresionante del paradigma de los agujeros negros”. Si para los científicos es una tranquilizadora confirmación de las teorías existentes, para el resto es un recordatorio de los impresionantes fenómenos astrofísicos que ocurren en la naturaleza y que nos pasan desapercibidos en nuestro día a día.
Fuente: abc.es/ciencia
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