martes, 27 de noviembre de 2018

Cristina Rota: “Todo debería ser leído desde un punto de vista feminista” | Babelia | EL PAÍS

Cristina Rota: “Todo debería ser leído desde un punto de vista feminista” | Babelia | EL PAÍS

EN POCAS PALABRAS

Cristina Rota: “Todo debería ser leído desde un punto de vista feminista”

La dramaturga y directora repone en la Sala Mirador de Madrid su obra 'Trágicas'

Cristina Rota: “Todo debería ser leído desde un punto de vista feminista”
Cristina Rota (La Plata, Argentina, 1945), dramaturga, directora y reconocida maestra de actores, repone en la Sala Mirador de Madrid su obra Trágicas, una versión personal de Un trágico a pesar suyo, de Chéjov, que convierte en femeninos los personajes masculinos.  
¿Qué le llevó al teatro?
Desde los cinco años me iniciaron en poesía y aprendí a amar a los poetas, y a los ocho en música, concretamente piano. A partir de ahí todo fue un profundo amor a la danza, los poetas y la música.
Repone ahora su obra Trágicas, versión de Un trágico a pesar suyo de A. Chéjov. ¿Qué le atrajo de esta pieza?
Lo que más nos atrajo de esta obra es la premisa: "Los conflictos no resueltos nos instalan en una queja estéril". Me obsesiona el paralelismo con nuestra sociedad cansada, en tanto que tiene tan inyectados los mandatos sociales que ni siquiera se rebela contra ellos.
Es su versión, además, convierte en mujeres los personajes originalmente masculinos. ¿Es posible leer en clave feminista todos los clásicos? ¿Algunos más que otros?
Feminismo es humanismo, por lo tanto todo debiera ser leído desde un punto de vista feminista porque es tan amplio que encierra todos los géneros, si es que existen géneros.
¿Cuál es la última obra teatral que le ha gustado?
Las últimas obras que me han conmovido, conmocionado, modificado, son la Medea de Tomaž Pandur y Un trozo invisible de este mundo, de Juan Diego Botto. Hace demasiado tiempo ya...
¿Y su favorita de todos los tiempos?
De los autores teatrales, Lorca es el poeta que más amo.
¿Alguna vez se ha ido del teatro dejando una función a medias?
Nunca.
¿Qué libro tiene ahora en su mesilla de noche?
Tengo cinco libros. Releo una vez más Tío Vania, de Chéjov; La sociedad del cansancio, de Byung-Chul Han; Deshacer el género, de Judith Butler; y otro de Janine Pugget: Subjetivación discontinua y psicoanálisis: incertidumbre y certezas. También releo La señorita Julia, de Strindberg. Francamente, esto es lo que tengo en un gran escritorio de noche.
¿Qué canción escogería como autorretrato?
Son muchísimas, según mi estado de ánimo.
Si no se dedicara al teatro, ¿qué le gustaría ser?
No escogería otra profesión, no hay otra que encuentre más humana, sabia... Tampoco creo que yo me pudiera dedicar a otra cosa que no sea el teatro y todo lo que abarca.
¿Puede recomendarnos alguna adaptación al cine de una obra de teatro?
En este momento, no.
¿Qué está socialmente sobrevalorado?
El dinero, el éxito, la necesidad permanente de reconocimiento. Creo que Kant decía que el nuevo Dios de nuestro siglo era el dinero.
¿Qué encargo o obra no aceptaría jamás?
Jamás aceptaría una obra en la que no pudiese disfrutar y encarar con amor la tarea de crear, ya me ha pasado y ha sido traumático. Ni tampoco una obra que no me conmoviese.
¿A quién le daría el Premio Nacional de Teatro?
A Lluís Pasqual, de nuevo.

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