Un título perfecto
'Días ajenos. Otoño-Invierno' es la continuación del proyecto diarístico de Bob Pop, que se adhiere a las principales convenciones del género pero luego las subvierte
León Tolstoi, alrededor de 1900. CORDON PRESS
Acerca de los títulos de los libros, así como sobre tantas otras cosas, no parece haber unanimidad, ni siquiera consenso. ¿Qué significa “titular bien”? Días ajenospuede parecer un título poco inspirado: el tipo de frase al que un escritor escasamente competente (o una banda de pop española) recurre para dar nombre a algo en lo que no se ha detenido a pensar mucho. La razón por las que este libro de Bob Pop (Madrid, 1971) se titula así (y sólo podía tener ese título, que es perfecto) resulta evidente tan pronto como se comienza su lectura, sin embargo. Días ajenos (cuyo subtítulo es “Otoño-Invierno”) es la continuación del proyecto diarístico que su autor comenzó con Días ajenos: Primavera-Verano(2017); se trata de una serie que se adhiere a las principales convenciones del género (la iteración, el carácter mayormente privado de los hechos narrados, la proximidad temporal con ellos, la mezcla de relato y reflexión, el fragmentarismo), pero las subvierte de dos formas excepcionales.
La primera consiste en la incorporación de pasajes de los diarios de otros autores: la entrada del 29 de septiembre de 2017, por ejemplo, es precedida de dos fragmentos (de los diarios de Lev Tolstói y de los de Franz Kafka) fechados ese mismo día, aunque en el primer caso de 1889 y en el segundo de 1911. Ambas entradas parecen no tener una vinculación directa con el contenido de la de Bob Pop: la de Tolstói tiene como tema la capacidad transformativa de un pensamiento y la de Kafka habla de la belleza del botón, mientras que en la suya el autor narra su primer encuentro público con David Broncano, Andreu Buenafuente, Berto Romero y Jorge Ponce, la firma del contrato para un nuevo libro y una conversación “con A.” sobre el “miedo a la incertidumbre”. Pero la falta de una relación directa entre las entradas citadas y la del autor otorga una enorme resonancia al texto, ya que hace posible la exploración por parte del lector de las relaciones indirectas que pudiesen existir entre ellas. ¿De qué forma los acontecimientos narrados en sus diarios por Tolstói y por Kafka (solo dos de los muchos autores de los que se incluyen aquí fragmentos) condicionan y/o resuenan en los que relata el autor en el suyo? ¿Qué vincula a todos estos asuntos aparte del hecho de que tuvieron lugar el mismo día en años distintos? Una y otra vez, con cada nueva entrada de este diario, se repiten la especulación y el asombro.
Pero si este libro de Bob Pop solo podía titularse Días ajenos es también porque, en una segunda (y muy inteligente) vuelta de tuerca, el autor cita y comenta sus propios diarios, en este caso los de 2002, 2003 y 2004. Se trata de una inclusión que permite otro nivel de lectura al tiempo que hace posible recordar algunos asuntos de índole pública. Más importante todavía, la incorporación de fragmentos de ellos y su revisión por parte del autor arrojan una conclusión relevante para la forma en que leemos diarios: que su “yo” siempre “es un otro” y que los días que narran sus autores han sido vividos por otra persona, si ha pasado el tiempo suficiente.
Días ajenos: Otoño-Invierno. Bob Pop. Somos Libros, 2018. 312 páginas. 19,95 euros.
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