Una exposición del ‘Moby Dick’ de José Ramón Sánchez corona las Jornadas de Cómic de Alicante
La muestra cierra un ciclo de charlas que sale adelante pese a las dificultades de financiación
Alicante
La exposición en las Jornadas de Cómic de Alicante. PEPE OLIVARES
“Toda la furia, todo el ruido que yo pudiera llevar dentro está aquí. Este es mi canto del cisne, una obra muy especial en la que me lo he dejado todo”. El ilustrador José Ramón Sánchez culminó a los ochenta años una obsesión. Llevar al cómic una adaptación de la novela Moby Dick, de Herman Melville. Su primer cómic, tras una extensa carrera de la que destaca su “facilidad para la transmisión de la cultura”. “Yo tenía que haber sido maestro”, reconoce ante una exposición que reúne en el Centro Municipal de las Artes de Alicante 70 originales y seis óleos dedicados a la historia de la ballena blanca y el atormentado capitán Ahab. “Espero que de aquí salgan al menos cinco personas que confiesen no haber leído la novela y se decidan a leerla”, asegura. “Si la finalidad no es esa, todo estará mal enfocado”.
La exposición es la pieza central de las cuartas Jornadas de Cómic de Alicante, centradas este año en la relación entre la literatura y las historietas. Y que, precisamente, surgen de una entrevista en Radio 3 en la que Sánchez hablaba de Moby Dick, según recordó el organizador, Paco Linares. “En la entrevista, José Ramón hablaba del proceso que llevó a un ilustrador reconocido, Premio Nacional de Ilustración en 2014, a soltar lastre a los 80 años y volver al origen, al dibujo a lápiz”. A partir de ahí, Linares concretó el argumento del ciclo de este año, que abrió el teórico del cómic Álvaro Pons y en el que han participado también Laura Pérez Vernetti, Jesús Herrán (guionista de la obra de Sánchez) y Joan Mundet. “La idea era analizar cómo se nutren entre sí dos lenguajes artísticos que beben el uno del otro”, declara Linares. El medio gráfico aporta las imágenes que expanden el ámbito literario.
La aventura del ballenero Pequod descrita por Melville se convirtió también en una obsesión para Sánchez. “Todos tenemos posos de cada uno de los personajes del libro, de Ismael, del arponero Queequeg, porque son ambiguos, tienen cierto halo de misterio que los hace universales”, asevera el dibujante. Pero el protagonista indiscutible es Ahab. “Es un personaje fascinante que está de moda. Cada vez que aparece en el libro se desencadena una tragedia shakespeariana. Representa la locura que choca contra la civilización, es un falso profeta, un engañador de los que te embarcan en una locura y te llevan a la destrucción”. “Hay muchos así en la realidad, Trump, por ejemplo”, añade. Esa pulsión trágica de la novela se traslada al dibujo, a lápiz y en blanco y negro. “Toda la furia está en el dibujo”, explica Sánchez, “la intensidad está en los cielos, en los mares, en el entramado, en todo lo gris” que existe entre el negro atuendo del capitán y la blancura de la ballena.
Algo de obsesión y locura también vertebra la organización de estas jornadas, en las que Linares ha “luchado contra viento y marea”, ya que “carecen de presupuesto para contar con un equipo y unas infraestructuras básicas”. Este gestor cultural pasa todo el año “compaginando el trabajo con la organización del evento”, al que dedica la misma cantidad de horas que al empleo que le da de comer. “Necesitamos más ayuda”, solicita. Pese a las carencias, por las cuatro ediciones ha pasado la mayoría de las primeras firmas del cómic y la ilustración de España. Y todo, gracias a Corto Maltés. “Las jornadas surgen en 2015 de la posibilidad de organizar algo en torno a la figura de Hugo Pratt”, creador del más célebre aventurero del cómic, “del que no se había hecho nada en España”. Suya fue la primera edición.
La pasión que siente Linares por los tebeos de Pratt le redirigió hacia el cómic, después de deambular por el mercado del arte contemporáneo, donde descubrió asuntos turbios que no le gustaron y que en el cómic “no se dan”. En 2013 viajó a Venecia para investigar la obra del dibujante italiano y acabó contratado por la compañía Cong Hugo Pratt Art Properties, la que custodia el legado del artista. Linares se encarga de la comunicación y difusión de su obra en España. “Mi pasión es divulgar y cuando cambié el arte contemporáneo por el cómic, me dijeron que estaba loco, que los tebeos eran para niños. Eso me motivó aún más”, evoca Linares. “Todos somos un poco Ahab”, sentencia Sánchez.
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