sábado, 17 de noviembre de 2018

Wang Xizhi y el pabellón de las Orquídeas - ConfucioMag

Wang Xizhi y el pabellón de las Orquídeas - ConfucioMag

Revista Instituto Confucio – ConfucioMag

Wang Xizhi


Wang Xizhi y el pabellón de las Orquídeas

El pabellón de las Orquídeas es un lugar de una belleza extraordinaria situado al suroeste de la ciudad de Shaoxing, famoso por aparecer en la obra de Wang Xizhi, escritor y gran maestro calígrafo de la dinastía Jin oriental (东晋, 317-420 d.C.). Cada año, son innumerables los calígrafos y viajeros que acuden hasta aquí atraídos por su encanto y valor artístico.

Un reportaje de
Yang Jian
杨健
Wang Xizhi (王羲之) fue un escritor de la dinastía Jin oriental (东晋, 317-420 d.C.) que, por su gran habilidad artística, llegó a ser conocido como el “gran maestro de la caligrafía”. Su obra más representativa fue Lanting xu (兰亭序) o Prefacio de la colección de poemas del pabellón de las Orquídeas, considerado por muchos expertos la “mejor obra de la historia del estilo caligráfico corriente”. El pabellón de las Orquídeas es un lugar de una belleza extraordinaria situado al suroeste de la ciudad de Shaoxing, en la provincia de Zhejiang. Famoso por su aparición en la obra con la que comparte nombre, y por ser la antigua vivienda de su autor, hoy en día se ha convertido en un importante foco de interés turístico.
Cada año, son innumerables los calígrafos y viajeros que acuden hasta aquí atraídos por su encanto y valor artístico. El Lanting xu, por su parte, es la obra más admirada de toda la carrera artística de Wang Xizhi. La zona de Shaoxing en la que está ambientada es conocida por su magnificencia y el propio calígrafo la describió como “un lugar de majestuosas montañas y abruptas cumbres, frondosos bosques, exuberantes árboles de bambú y arroyos de agua cristalina que rodean todos sus paisajes”.
Wang Xizhi
Además de Wang Xizhi, otros muchos literatos también encontraron la inspiración en este pabellón, un enclave perfecto en el que dejarse enredar por los placeres que proporciona un ámbito tan mágico. Como testimonio de ello el famoso poeta Su Dongpo (苏轼), que también cayó bajo las garras de su encanto, le dedicó los siguientes versos: “Hasta el mismo Yu el Grande vino a este lugar para vivir en la montaña Kuaiji”. O el poeta Li Bai (李白), que varios siglos antes había escrito: “Cuánta hermosura encierra el paisaje de Kuaiji rodeado por el río Shanxi. Las montañas, una tras otra, parecen nacidas en el mar, quienes pasean por allí cerca se ven reflejados en las aguas cristalinas”.
En definitiva, multitud de literatos han inmortalizado con tinta y pincel la belleza de Shanyin, un condado que no solo destaca por sus escenarios naturales sino también por un contexto histórico de incalculable valor. Lu You (陆游), considerado el más grande de los poetas de la dinastía Song, llegó a compararlo con la ciudad de Jinling (antigua denominación de Nanjing): “Los parajes más hermosos del mundo son Jinling, y Kuaiji”.
Ocasionalmente, cerca de medio centenar de personas se rodeaban de belleza en el pabellón de las Orquídeas para disfrutar de las composiciones poéticas realizadas por los participantes. Mientras los demás recitaban versos, Wang Xizhi anotaba los productos de la creatividad de sus compañeros para, más tarde, recopilarlos en la obra que se convertiría en la máxima representación de la caligrafía de estilo corriente. Ambas vertientes artísticas del Lanting xu, esto es, tanto su representación en caligrafía como en literatura, esconden un significado implícito extremadamente profundo, digno de análisis y admiración.
Wang Xizhi
Wang Xizhi
Como obra literaria, el Lanting xu simboliza el aislamiento de la mente de su autor en los bellos parajes que lo rodeaban, su amor por la naturaleza y su actitud natural y optimista ante temas como el paso de la vida a la muerte. Wang escribió su reputada obra durante el noveno año del emperador Yonghe y, solo dos años más tarde, abandonó su puesto como político renunciando así a su carrera profesional, por lo que es muy probable que mientras escribía ya tuviera tomada la decisión de cambiar de estilo de vida. En la obra se vale del concepto de la alegría para descubrir el regocijo que proporciona la naturaleza. Más adelante reflexiona sobre el dolor que produce la transición de la vida a la muerte y finaliza meditando sobre la tristeza. El autor del Lanting xu es un Wang Xizhi que atraviesa un periodo de abstracción, y que se encuentra confuso por no tener la certeza del camino que le deparaba el futuro, si el del funcionariado o el del retiro.
Wang Xizhi
Aunque comienza con la exposición del regocijo en la naturaleza como una actividad libre, alegre y sin restricciones, esconde implícitamente en sus versos el desaliento que realmente siente, así como la melancolía por el paso del tiempo y por la imposibilidad de escapar al destino mortal. El final del prefacio abarca la tristeza como un aspecto negativo pero también plasma su aprecio por la vida y su rechazo a abandonarla.  El famoso escritor Qian Zhongshu (钱钟书) resumió de forma muy acertada la actitud de Wang en dos sentimientos: la adoración al tiempo y la tristeza al sentir su inevitable paso. Además de apreciar enormemente todo lo que posee, ¿qué más puede hacer el ser humano para aliviar la impotencia que siente cuando es consciente del devenir y de la imposibilidad de escapar a la muerte? El Lanxing xu es una forma de ahogar la angustia ante estas cuestiones. De alguna forma, Wang se sirvió de esta obra, con la que alcanzó la máxima expresión de su arte, para comprender la muerte y, al hacerlo, introdujo sus sentimientos en el corazón de todos sus lectores.
La belleza del pabellón de las Orquídeas ofrece un escenario perfecto para disfrutar de la naturaleza y beber vino con alegría. Fue precisamente por ello por lo que Wang Xizhi acudió a este lugar con sus compañeros y, por consiguiente, este espacio se convirtió en la inspiración necesaria para la elaboración de su obra maestra. 
Respecto del éxito de su representación caligráfica, el Lanting xu es una obra de enorme belleza artística reproducida mediante una técnica sencilla y desenfadada, alegre y elegante. En ella aparece hasta en veinte ocasiones el carácter “” (zhī), representado siempre con una apariencia diferente. Un hecho que no solo ha sido motivo de admiración para las generaciones posteriores, sino que su autor fue incapaz de repetir la obra pues, como dice un refrán muy conocido en China, “de artículos está el mundo lleno pero es por suerte que uno se convierte en una obra de arte al caer en manos de un experto”.
El calígrafo Wang vivió en una época marcada por unas condiciones históricas muy particulares, como la inestabilidad política y la coexistencia del confucianismo, el taoísmo, el budismo y otras doctrinas filosóficas y religiosas que comenzaban a propagarse por aquella época. La ética confuciana, que hasta entonces había calado muy hondo entre la población, comenzaba a perder su poder e influencia y el pueblo, movido por el anhelo de perseguir sus propias aspiraciones, había emprendido una búsqueda de mayores libertades en su vida cotidiana. Son todos ellos fenómenos que ejercieron una enorme influencia en su personalidad y en el estilo confiado y despreocupado de su obra maestra. Trazos naturales e irregulares conforman una composición armoniosa y llena de energía en la que el espectador puede deleitarse por su belleza, a la vez que captar las ansias de libertad y la búsqueda de ideales del autor.
Wang Xizhi
La belleza del pabellón de las Orquídeas ofrece un escenario perfecto para disfrutar de la naturaleza y beber vino con alegría. Fue precisamente por ello por lo que Wang Xizhi acudió a este lugar con sus compañeros y, por consiguiente, este espacio se convirtió en la inspiración necesaria para la elaboración de su obra maestra. También contemplaba su creación como una forma de agradecer la oportunidad que el pabellón le había brindado y quiso dejar una eficaz muestra de su encanto a las generaciones posteriores. Fue así que, gracias a Wang Xizhi, el pabellón dejó de ser un sitio cualquiera, pues pasó a ser parte de un sentimiento, de todo un fenómeno cultural, hasta llegar, hoy en día, a convertirse en una viva representación de la cultura natural, de un estilo caligráfico desenfadado, del paso del tiempo y de la melancolía del ser humano ante su efímero paso por este mundo. Lanting xu es la obra de mayor valor artístico producida por Wang Xizhi y, al mismo tiempo, hizo que la fama de este lugar se extendiera y perdurase para la posteridad. 

Instituto Confucio 45
pdfPublicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.Número 45. Volumen VI. Noviembre de 2017.
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