Cabo Tianya: los misteriosos confines del mundo
En Tianya (provincia de Hainan), se extiende un paraje escénico de atmósfera misteriosa y romántica, conocido como el cabo Tianya; esto es, como “el final del mundo”. Este espacio da la espalda a la montaña Maling y queda orientado hacia el vasto océano; detrás suyo el monte, frente a sí las aguas, representa el más destacado espacio turístico de la provincia de Hainan.
A los pies de la montaña Maling (马岭), en Tianya (provincia de Hainan), se extiende un paraje escénico de atmósfera misteriosa y romántica, conocido como el cabo Tianya; esto es, como “el final del mundo.” Localizado a una longitud este de 109º 20’ y 52” y una longitud norte de 18º 17’ 31”, es una región tropical de clima monzónico. La superficie total de tierra representa 10,4 km2, mientras que el total de la superficie cubierta por las aguas alcanza los 6 km2. Este espacio da la espalda a la montaña Maling y queda orientado hacia el vasto océano; detrás suyo el monte, frente a sí las aguas, representa el más destacado espacio turístico de la provincia de Hainan. En las playas de arena de este cabo existe un pintoresco bosque de piedra compuesto, entre otros tantos majestuosos colosos que se yerguen en esta costa de Hainan, por los siguientes hitos: la “piedra de Tianya o del fin del mundo” (天涯石), la “piedra de Haijiao o del cabo” (海角石), la “piedra del sol y la luna” (日月石), el “pilar del sur” (南天一柱) y la “frontera entre el mar y el cielo” (海判南天). De entre ellos, los más célebres son la “piedra de Tianya” y la “piedra de Haiyao,” que representan respectivamente los confines del cielo y del mar. En la antigua China existía la expresión “cielo redondo y tierra cuadrada” (天圆地方, tiānyuándìfāng) así como la creencia en los confines del mundo, que no eran otros que el cabo Tianya.
Son muchas las historias folclóricas que hunden sus raíces en la hermosa tierra del célebre “fin del mundo” o “cabo de Tianya”… Dice la leyenda que moraban en el Palacio Celestial (天宫) tres deidades femeninas: la diosa de los manjares, la diosa protectora de los hogares y la diosa de la guerra. Las tres descubrieron que en el mundo de los humanos existía una tierra superior en belleza a la morada mitológica: un mar de olas de un verde azulado oscuro, en el que peces y ranas se regocijaban juntos. Junto a ese mar se perfilaba la silueta serpenteante de una cumbre montañosa y se extendía por doquier, exuberante, una vegetación de fragante aroma; en estas montañas campaban las gentes y establecían sus moradas. El día y la noche transcurrían entre cantos al unísono, el ancho mar de un añil verdor reía de corazón y danzaba el bosque del color de la esmeralda: una escena a un tiempo misteriosa y romántica.
Así, las tres deidades decidieron, sin decírselo al Emperador de Jade, deidad taoísta suprema, “servirse de las nubes”, medio de transporte típico de las criaturas mitológicas, y “surcar la niebla” (腾云驾雾, téngyúnjiàwù) para descender en secreto al mundo de los mortales y divertirse en él. A su llegada, se percataron de que todas las gentes que por aquí circulaban se apeaban del caballo, y atraídas ellas mismas por la hermosura del lugar, se bajaron también de sus monturas para contemplarlo plenamente, y lo bautizaron con el nombre de Xiamaling (下马岭), la “montaña del apeo del caballo.” Mientras se divertían en este encantador lugar, las deidades se mostraron conmovidas por la hospitalidad y cortesía de tres jóvenes de la etnia li (黎), por lo que decidieron recompensar sus desvelos regalándoles tres tesoros: un valioso bol del que manaba continuamente un mijo de color idéntico al del oro, un palo con el que hacer frente a los malvados y una palabra especial a modo de santo y seña para pedir auxilio. Más tarde, en castigo a las tres deidades por haber desobedecido las normas celestiales y haber enviado en secreto tropas para ayudar a la etnia li a combatir a los malvados, el Emperador de Jade decidió convertirlas en piedras. La que en la actualidad se conoce como “piedra de Tianya” no es otra que la representación de la deidad de los manjares, la “piedra de Haijiao” se corresponde con la deidad protectora de la familia, y el “pilar del sur” con la deidad de la guerra. Hay otras muchas piedras, que no son sino las tropas celestiales que mandaran las tres deidades. Desde entonces, bajo la continua vigilancia de estos guardianes pétreos de origen divino, nadie ha osado perturbar el bello paraje de la montaña Xiamaling.
Hay otra tradición folclórica según la cual existió una vez una pareja de enamorados de dos clanes por largo tiempo enfrentados. En su huida de la persecución de sus familias, llegaron al cabo Tianya e hicieron un voto: “Habremos de permanecer por siempre juntos, aunque lleguemos al fin del mundo”. Así, para cumplir con la promesa de lealtad eterna nacida del amor, la pareja se precipitó unida al mar, convirtiéndose en dos enormes rocas, “Tianya” y “Haijiao”, por siempre mirándose la una a la otra. Todavía hoy, las parejas de enamorados utilizan a menudo la expresión “seguir [al ser amado] al fin del mundo” para expresar la constancia y lealtad del amor y anhelo que se profesan mutuamente. En la actualidad, las parejas de amantes viajan hasta aquí tomándose de las manos, se cortejan y también toman sus fotografías nupciales, disfrutando de su dulce amor. Una vez al año tiene lugar aquí, también, el “Festival nupcial internacional del cabo Tianya en Sanya”, cuyo significado implícito es el de “llegar a Tianya con las manos unidas, para gozar de un amor profundo y eterno”. Esto confirma las palabras de la conocida frase del clásico canto al amor eterno del Shijing (诗经): “Tomar la mano de alguien en la nuestra y envejecer juntos y dichosos”.
El cabo Tianya, envuelto en este halo de romance y mitología, fue antaño y a lo largo de la historia de China tierra de exilio para oficiales caídos en desgracia. En la antigüedad, las deficientes vías de comunicación con Hainan, su aislamiento y lo desolado de la región la convirtieron en el destierro idóneo para aquellos a los que se deseaba expulsar. Para quienes eran condenados a tal exilio, atravesando la tierra y surcando las aguas en un viaje del que a duras penas salían con vida, enfrentándose al peligroso mar, el sentimiento era el de alcanzar los confines de la tierra. Fue así cómo, a través de este significado primitivo, el cabo Tianya o “fin del mundo” no aludía a una denominación geográfica, sino que se convirtió en un registro histórico y veraz, así como en un testimonio que, cual suspiro, da cuenta de las vicisitudes de la humanidad.
También las piedras de Hainan y sus inscripciones tienen un contexto histórico. Se dice que los cuatro ideogramas grabados en el “pilar del sur” fueron tallados por Fan Yunti (范云梯), oficial imperial de Yazhou (崖州, antiguo nombre de Hainan) en tiempos del emperador Xuantong (宣统, nombre que adoptó Pu Yi, último emperador de China, en su mandato entre los años 1909 y 1911) de la dinastía Qing (清代, 1644-1911). Los cuatro caracteres de la “frontera entre el mar y el cielo” (海判南天, Hǎi pàn nántiān) son obra de un enviado imperial del emperador Kangxi (康熙) de la dinastía Qing en su quincuagésimo tercer año de mandato (1714). Aquí, el carácter 海 (hǎi, mar) alude al mar de la China meridional (南海, Nánhǎi), y el carácter 判 (pàn, uno de cuyos significados es el de diferenciar o distinguir) hace referencia a una división en dos mitades, mientras que 南天 (nántiān, cielo del sur) implica la región por la que atraviesa el sol. Así, la inscripción 海判南天 significa que el mar de la China meridional se divide aquí en “lugares distantes” (天南海北), lo que se interpretaba como los confines entre cielo y tierra del imperio chino. En tiempos del mandato del emperador Yongzheng (雍正) de la dinastía Qing (1727), Cheng Zheming (程哲命), oficial imperial de Yazhou, talló los caracteres 天涯 (tiānyá) en una enorme roca del cabo Tianya. A principios del siglo pasado, el comandante Wang Yi (王毅) talló en la piedra adyacente los caracteres 海角 (hǎijiǎo, cabo). En 1961, el escritor Guo Moruo (郭沫若) efectuó en otro lado de la “piedra Tianya” la inscripción “zona turística del cabo Tianya” (天涯海角游览区). Y es que eso es, en la actualidad, el cabo Tianya: una zona turística digna de su calificación como tal.
El punto más lejano
- 天涯海角 (tiānyáhǎijiǎo): esta expresión china alude al punto más lejano, o a aquellos que están separados por una gran distancia. A menudo se utiliza para describir el amor eterno y leal hasta la muerte.
- Expresiones de significado similar son: 天南地北 (tiānnándìběi), “lugares distantes” y 天各一方(tiāngèyīfāng), “vivir lejos el uno del otro.”
- Antónimos de esta expresión serían: 近在咫尺 (jìnzàizhǐchǐ), “al alcance de la mano” y
一衣带水 (yīyīdàishuǐ), “separados solo por una estrecha franja de agua.” - Tras esta expresión existe una alusión literaria. Han Yu (韩愈), uno de los ocho maestros de laprosa del período Tang y Song, dedicó a su inseparable sobrino, Shi Erlang (十二郎), la célebre elegía titulada “Elegía en memoria de Shi Erlang” (祭十二郎文). Debido a la gran distancia física que mediaba entre ambos en aquel momento, a Han Yu le fue imposible honrar en persona la memoria de su sobrino, por lo que escribió las siguientes líneas: “El uno en las fronteras del cielo, el otro en las fronteras de la tierra.” Posterior y gradualmente, se extendió el alcance de estas palabras a la expresión 天涯海角 (tiānyáhǎijiǎo), con la que se referían a un lugar extremadamente remoto, o bien a una distancia especialmente grande entre seres queridos.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.Número 33. Volumen VI. Noviembre de 2015.
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