martes, 12 de octubre de 2010

SE HABLA... ¿SE ATIENDE?


el dispensador dice:
se habla de la misiones,
no se atiende a los corazones...

se habla de las legiones,
no se atiende a las sensaciones...

se habla de lo ofrecido,
no se atiende a lo recibido...

se habla de lo pensado,
no se hace culto de lo creado...

se habla de las perezas,
no se atienden las tristezas...

se habla de las versiones,
no se hace caso a las traiciones...

se habla de las desgracias,
se hace caso omiso de las gracias...

se habla de las discordias,
no se atiende a las concordias...

se habla de la omisión,
no se hace culto de la compasión...

se habla de los desprecios,
no se alienta la misericordia...

se habla de los llantos,
pasan desapercibidos los encantos...

se habla de la herrumbre,
no se repara en la lumbre...

se habla de las zonceras,
no se habla de las esperas...

se habla de las razones,
no se atiende a las reflexiones...

se habla de los muertos,
no se cultivan los huertos...

se habla de las ansiedades,
no se repara en las voluntades...

se habla de la desesperación,
no se atiende la ilusión...

transitamos un lapso de cultura donde el foco reside en aquello que resta, que desagrega valor, que desmerece a la calidad humana, denigrando la condición humana, dando lugar al instinto y sus afanes, colocando siempre la importancia de lo intangible por delante, sólo para justificar aquello que no se hace hoy... vivimos en un lapso de densidad extrema, donde el aire pesa tanto como los cuerpos y donde las mochilas se llevan de vanalidades argumentando que vivir es sinónimo de transgresión... quizás, ha llegado el momento de revisar lo andado y replantear cuál es el legado, el genuino, aquel que formó parte de la esperanza original y que se esfumó con los vaivenes del tiempo. ¿Es prudente correr tras objetivos que lapidan los horizontes y sus valores?... ¿Qué se pierde cuando pasamos de largo de los jardines y sus aportes, de los cielos y lo suyos?... Cuando la vida se va, el tiempo estalla en un instante que enseña los huecos, aquello que no se hizo, aquello que se omitió, aquello que sólo sirvió para saltear lo puro... sin embargo, hay otras fuentes, hay mejores manantiales, hermosos oasis, en los cuales se puede recalar al fin de cada jornada, vivificando el espíritu para ofrecer lo mejor que él contiene para ese día. No hay empresa que se corresponda con razón alguna... El fundamento de la vida pasa por la paz interior, el descubrir cuánto somos capaces de dar al otro y cuánto estamos dispuestos a recibir de él. La vida sin puentes, sin hilos de plata, sin vínculos invisibles pero indestructibles, no es otra cosa que un camino sin destino. La vida merece ser vivida... nunca padecida. Octubre 12, 2010.-

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