lunes, 24 de enero de 2011

REFLEJOS DEL VERBO - ¿Puede el ADN teletransportarse? - ABC.es

Ciencia
¿Puede el ADN teletransportarse?
El Nobel de Medicina, Luc Montagnier, cree que, bajo ciertas condiciones, el ADN puede proyectar copias de sí mismo por medio de ondas electromagnéticas
JOSÉ MANUEL NIEVES / MADRID
Día 24/01/2011 - 10.15h




ABC
El ADN puede proyectar copias de sí mismo por medio de ondas electromagnéticas

Es una pregunta que, sencillamente, la Ciencia no se había planteado hasta ahora. Y si no fuera porque quien trabaja sobre ella es ni más ni menos que Luc Montagnier, premio Nobel de Medicina en 2008 por descubrir el virus del sida, nadie en su sano juicio estaría dedicando tiempo y recursos a una idea que parece sacada de una novela de ciencia ficción. Sin embargo, Montagnier se ha tomado la cuestión muy en serio, y está terminando de preparar un estudio que verá probablemente la luz en los próximos meses. Mientras, y como aperitivo, ha publicado un resumen de sus trabajos en arXiv [http://arxiv.org/PS_cache/arxiv/pdf/1012/1012.5166v1.pdf]. Las reacciones no se han hecho esperar.

Y es que los resultados que anuncia el Nobel francés no son para menos: bajo ciertas condiciones, asegura Montagnier, el ADN puede proyectar copias de sí mismo por medio de ondas electromagnéticas; esas mismas ondas pueden ser «recogidas» y almacenadas en agua pura y, gracias a ciertos efectos cuánticos, crear en ella una «nanoestructura» de idéntica forma al ADN original; si además, en la solución «receptora» de las ondas se añaden enzimas replicadoras de ADN, éstas pueden «recrear» el ADN a partir de la «nanoestructura» teletransportada, como si el ADN original estuviera realmente allí mismo.

Si se demuestra que estos resultados son correctos, estaríamos ante un descubrimiento tan revolucionario que cambiaría para siempre los fundamentos sobre los que se basa la Química moderna. Las primeras reacciones, sin embargo, no han sido favorables, y expertos de todo el mundo se muestran, como mínimo, escépticos. Algunos han llegado ya a considerar el estudio y sus conclusiones como una «auténtica locura».

Sin campo electromagnético

Los detalles completos de la investigación aún no se conocen, ya que el trabajo completo de Montagnier todavía no ha sido publicado en una revista científica. Pero el adelanto publicado en arXiv proporciona la cantidad suficiente de detalles como para hacerse una idea de cómo Montagnier y sus colegas han llevado a cabo sus experimentos.

En esencia, los científicos han utilizado dos tubos de ensayo (ver gráfico). El primero contenía un fragmento de ADN (de unos cien pares de bases de longitud) [http://es.wikipedia.org/wiki/Par_de_bases]. El segundo, agua completamente pura y sin resto alguno de materia orgánica en su interior. Ambos tubos se encerraron después en una cámara especial que anula el campo electromagnético natural de la Tierra, con objeto de que éste no contaminara los resultados del experimento. Por último, ambos tubos fueron enrollados en tubos de cobre de los que emanaba un ligero campo electromagnético.

Siete horas después, el contenido de ambos tubos de ensayo fue sometido a reacciones en cadena de la polimerasa (PCR) [Reacción en cadena de la polimerasa - Wikipedia, la enciclopedia libre], una técnica ampliamente utilizada por los biólogos moleculares para replicar de forma masiva cualquier fragmento de ADN que se pueda encontrar en la muestra, por pequeño que sea, lo que facilita su identificación y posterior estudio. Y aquí es donde está la sorpresa: según Montaignier, se recuperó ADN de ambos tubos, a pesar de que el segundo sólo contenía agua.

Todo son dudas y escepticismo

Para el célebre científico, la explicación más plausible es que el ADN del primer tubo de ensayo emitió una serie de señales electromagnéticas capaces de «imprimir» su propia estructura a otras moléculas, en este caso a las del agua. Lo cual implica que el ADN debe ser capaz, de alguna manera, de «proyectarse» a sí mismo de una célula a otra. Toda forma de replicación absolutamente nueva y desconocida. Se trataría del equivalente genético de la teleportación cuántica, una técnica de la Física con la que las partículas subatómicas logran transmitir su estado y características de forma instantánea a otras partículas con las que estén entrelazadas.

Las implicaciones de este proceso en el ADN, si se logra determinar su existencia, serían enormes, y abrirían toda una nueva rama de estudio a la biología molecular. Hasta ahora, sin embargo, todo son dudas y escepticismo. Podría ser, por ejemplo, que el agua supuestamente pura del segundo tubo de ensayo no fuera, después de todo, tan pura, y que estuviera contaminada con materia orgánica que Montagnier y sus colegas no lograron detectar.

Habrá que esperar, pues, a que se publique el artículo y pase por el procedimiento establecido de «revisión por pares», según el que especialistas independientes evalúan hasta el mínimo detalle de un experimento antes de darlo por bueno. Después, y dado el alcance de la investigación, decenas de laboratorios de todo el mundo intentarán sin duda reproducir los resultados obtenidos por Montagnier. Sólo después de este riguroso escrutínio científico se podrá decir sin miedo a equivocarse que el trabajo constituye un auténtico adelanto científico.
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el dispensador dice: el portal se ha abierto... el mundo de las ideas desciende con su luz a las mentes aptas y se proyecta en busca de capacidades reflexivas, sabias por su amplitud, hábiles por reconocer que lo andado ha sido a contracorriente e incoherente. Así como el verbo tiene capacidad de crear, de traducirse en luz y sonido, en aire y agua, en vida trascendente y en vida intrascendente... así como el espectro visible es apenas un reflejo de nosotros mismos... así como lo que vemos en el espejo no es sino una imagen apropiada a la concepción mental mientras respira el espíritu y sólo eso... la idea de nosotros mismos puede viajar a través del universo reconociendo sus fuentes, los telómeros, sin necesidad de encarar gestas espaciales ni consumir fortunas en emprendimientos inútiles. Contenemos el secreto del verbo, su llave... asumiendo que en el universo coexisten tantos verbos como expresiones de luz hay. Y ello modifica el pensamiento, excede el sentido del desfiladero propio del oscurantismo, implantado allá por la edad media, regresando a su oasis de conocimientos. Ahora podrás descubrir que el desierto está en tu mente al igual que tus sueños, y que si lo que buscas es crear en armonía, en paz contigo mismo y con tu consciencia, abierto al máximo sentido de comunidad, no es necesario consumir la tierra, su suelo, su agua, su aire, para subsistir y pasar por el tiempo que se te ha concedido. Finalmente se abre el ventanal y te asomas a tí mismo y descubres que tu capacidad superior reside en tu mente y en su comunión con tu alma... cuando juntas las dos, todo es posible, siempre que ello no conlleve daño, en cuyo caso pasarás a componer el lado oscuro de la fuerza. En este punto es bueno descubrir que tú no eres la sombra de ti mismo, antes bien la luz que te alienta a estampar tu huella en tu propia circunstancia, identificándote para la eternidad. Enero 25, 2011.-

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