ROMA | Homilía en la plaza de San Pedro
Juan Pablo II ya es beato
Irene Hdez. Velasco (Corresponsal) | Roma
Actualizado domingo 01/05/2011 12:42 horas
"Nosotros, acogiendo el deseo de nuestro hermano Agostino Cardenal Vallini, nuestro vicario general para la diócesis de Roma, de muchos otros hermanos en el Episcopado y de muchos fieles, después de haber recibido el parecer de la congregación de la causa de los Santos, con nuestra autoridad apostólica, concedemos que el venerable siervo de Dios, Juan Pablo II, Papa, de ahora en adelante sea llamado beato y que se pueda celebrar su fiesta en los lugares y según las reglas establecidas por el derecho, todos los años el 22 de octubre". Con estas palabras pronunciados en latín Benedicto ha elevado a los altares a su inmediato antecesor.
En la homilía que ha pronunciado durante la misa en la plaza de San Pedro, Benedicto XVI ha comenzado recordando como hace 6 años aquí mismos se celebraron los funerales de Juan Pablo II, "ya en aquel día percibimos el perfume de su Santidad, y el pueblo de Dios manifestó de muchas maneras su veneración hacia él. Por eso, he querido que, respetando debidamente la normativa de la Iglesia, la causa de su beatificación procediera con razonable rapidez. Y he aquí que el día esperado ha llegado; ha llegado pronto, porque ha sido lo ha querido el Señor: Juan Pablo II es beato".
La causa de Juan Pablo ha sido declarado beato exactamente seis años y 29 días después de su muerte. Se trata de la beatificación más rápido de entre todos los tiempos de la historia moderna y habría que remontarse al menos 500 años para encontrar una beatificación que la supere.
De hecho, para Benedicto XVI derogó para Juan Pablo II la norma que obliga a esperar 5 años de la muerte de una persona para abrir su proceso de beatificación.
Benedicto XVI aseguró que Juan Pablo II "es beato por su fe, fuerte y generosa, apostólica". Además, subrayó: "hoy resplandece ante nuestros ojos frente a a luz espiritual de Cristo resucitado, la figura amada y venerada de Juan Pablo II. Hoy su nombre se añade a la multitud de Santos y beatos que él proclamó durante sus casi 27 años de Pontificado".
Ratzinger destacó que con su testimonio de "fe, amor y de valor apóstolico, acompañado de una gran humanidad" Juan Pablo II ayudó a los cristianos de todo el mundo a no tener miedo de llamarse cristianos. "En una palabra: de hecho ayudó a no tener miedo de la verdad".
Benedicto XVI recordó asimismo el importante papel que Karol Wojtyla jugó en la caída del comunismo. "Karol Wojtyla subió al trono de Pedro llevando consigo la profunda reflexión entre el marxismo y el cristianismo, centrada en el hombre. Su mensajes fue éste: el hombre es el camino de la Iglesia y Cristo es el camino del hombre".
Pero sobretodo, Benedicto XVI subrayó que fue Juan Pablo II quien reivindicó para el cristianismo el aspecto de esperanza del marxismo. "Aquella carga de esperanza que en cierta manera se le dio al marxismo y a la ideología del progreso, él la revindicó legítimamente para el cristianismo, restituyéndole la fisonomía auténtica de la esperanza".
El papa concluyó su homilía dando gracias a Dios por haber podido colaborar durante mucho tiempo con el beato Papa Juan Pablo II "cuando me llamó a Roma como Prefecto de la congregación para la doctrina de la fe, durante 23 años pude estar cerca de él y venerar cada vez más su persona. Su profundidad espiritual y la riqueza de sus intenciones sostenían mis servicios. El Señor le fue despojando lentamente de todo, sin embargo, él permanecía siempre como una 'roca', como Cristo quería".
Juan Pablo II ya es beato | Mundo | elmundo.es
El "gigante" que doblegó a Marx ya es beato
Joseph Ratzinger destaca que Wojtyla devolvió a la fe la esperanza robada por el marxismo y "reorientó a la sociedad hacia Dios" durante la beatificación.- 504 personas han necesitado asistencia médica y 54 han sido ingresadas en el hospital.
MIGUEL MORA / LUCIA MAGI | Roma 01/05/2011
Ante el entusiasmo y el fervor de decenas de miles de peregrinos, la gran mayoría polacos, que han abarrotado la plaza de San Pedro y las calles adyacentes, Benedicto XVI ha proclamado hoy beato a su antecesor en el trono de San Pedro, Juan Pablo II.
Seis años y un mes después de su muerte, en una ceremonia de casi tres horas, Joseph Ratzinger ha recordado a Karol Wojtyla como "un gigante" y ha destacado su dimensión pastoral y política. "Abrió a Cristo la sociedad, la cultura, los sistemas políticos y económicos, invirtiendo con la fuerza de un gigante -fuerza que le venía de Dios- una tendencia que podía parecer irreversible".
Wojtyla, ha añadido el Papa, "devolvió a la fe la esperanza usurpada por el marxismo", en referencia a la lucha de su antecesor contra el comunismo.
El Papa, que ha oficiado la misa junto a 100 cardenales y 800 sacerdotes, vestía una casulla que perteneció a su antecesor y ha usado el cáliz que éste utilizó en sus últimos años. Cuando ha proclamado beato a Wojtyla se ha descubierto un gran tapiz con un retrato de Juan Pablo II sobre la fachada principal de la basílica que ha pasado a presidir la escena. Sobre la columnata de Bernini, en otra gran tela se podía leer "Abrid de par en par las puertas a Cristo", una de las frases más conocidas de Wojtyla.
En su homilía, el Papa ha defendido también las razones por las que el proceso de subida a los altares ha sido el más rápido de la edad moderna, superando en dos semanas al de la madre Teresa de Calcuta. "La beatificación ha llegado pronto porque así lo ha querido el Señor, desde el día de su muerte su olor de santidad ondeaba en el aire", ha dicho.
Ratzinger ha repasado la figura, la vida y la acción política y pastoral de Juan Pablo II. "Nos enseñó que no debíamos tener miedo de ser cristianos y a no tener miedo de la verdad, porque la verdad es la primera garantía de la libertad", ha dicho, antes de recordar que pasar 23 años a su lado como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (antigua Inquisición) le permitió conocer "su profundidad espiritual, la riqueza de sus intuiciones, y su humildad". "El ejemplo de su oración me ha impresionado y edificado", ha dicho el papa alemán.
Sobre el sufrimiento que la mala salud le produjo en los últimos años de su vida, ha recordado que incluso entonces "siguió siendo una roca". "Juan Pablo II es beato por su fe, por la beatitud de su fe, fuerte, generosa y apostólica, y por su fe en la Virgen", ha afirmado también. La homilía ha terminado como terminó hace seis años su funeral, con el Papa invocando la bendición del nuevo beato.
Ratzinger ha proclamado beato a su antecesor a las 10.37. La multitud ha respondido emocionada, ondeando las banderas. Algunos lloraban, y muchos han gritado "santo 'subito' (santo ya)".
La cifra de asistentes, según la policía de Roma, ha superado el millón y medio de personas. El Vaticano ha hablado a media mañana de un millón, aunque en las últimas horas había afirmado que la plaza de San Pedro y la vía de la Conciliación tienen cabida para 300.000 personas.
En todo caso, la ceremonia ha sido una de las más multitudinarias concentraciones celebradas en el Vaticano desde los actos posteriores a la muerte del papa polaco. La marea humana era impresionante. Las plazas y calles cercanas aparecían colmadas de gente, así como el Lungotevere, la calle que trascurre por el río Tíber. Los accesos a la plaza fueron abiertos anoche a las 02.00 horas, tres horas antes de lo previsto, y mucha gente ha debido resignarse a seguir la ceremonia por los altavoces y las pantallas gigantes habilitadas en distintos puntos de la ciudad.
Miles de personas han vuelto incluso al Circo Máximo, el lugar donde se celebró anoche la vigilia. Otros se han limitado a pararse en medio de la calle y a escuchar la misa, sentados en el césped y en las aceras. Los ojos cerrados, alguna lágrima y manos que desgranan rosarios: son Demetria Guillermina Rosa y Cecilia, que han llegado desde Malabo, Guinea Ecuatorial. Sonríen y se hacen fotos. "Él fue un Papa cercano a la gente, ahora nos toca a nosotros estar a su lado", dice una de ellas, en su traje tradicional. Se acuerda perfectamente de la fecha de la visita de Wojtyla a su tierra: "Era el 18 de febrero de 1982. Nunca olvidaré su humanidad y dulzura".
El español ha sido uno de los idiomas más representados en esta babel de colores, lenguas y acentos. Evangelina Calderón llega desde Leticia Amazonas, en Colombia. "Estoy aquí para pedirle a este Papa santo otro milagro, la paz en mí país".
Piero, de 60 años, ha venido desde Ancona, unas cuatro horas de autobús hasta Roma. Ha salido a la una de la noche y ha llegado cuando aún no era de día. Moverse para avanzar hacia el altar era imposible, las calles estaban completamente invadidas. Así que Piero y sus 40 compañeros de viaje, todos con el gorrito rojo de la parroquia de San Ciriaco, se han parado, han transformado las mochilas en taburetes, se ha sentado en medio de la calzada y han escuchado concentrados la misa por los altavoces.
Sobre las diez de la mañana, poco antes del inicio de la misa y de la llegada de Benedicto XVI en el papamóvil descapotado, la presión de la multitud ha derribado las vallas situadas en un lateral de la vía de la Conciliazione, la calle que va desde San Pedro hasta el río Tiber. Algunos peregrinos han sufrido crisis de pánico y los servicios sanitarios han debido asistir a 504 personas; de ellas, 54 han sido trasladadas a hospitales.
Benedicto XVI ha presidido el rito desde el trono dorado situado en la entrada de la Basílica, donde estaban también la plana mayor de la curia y las 88 delegaciones extranjeras, entre ellas la española, presidida por los Príncipes de Asturias.
En el rito han participado también el secretario de Juan Pablo II, Stanislaw Dziwisz, cardenal de Cracovia, y Marie Simone-Pierre, la monja francesa cuya curación de la enfermedad de parkinson ha sido certificada por la comisión médica del Vaticano como el milagro que ha permitido la beatificación. La monja francesa ha ofrecido a Ratzinger la reliquia del nuevo beato, una ampolla con su sangre encastrada en un relicario de plata, que el Pontífice ha besado antes de que fuera colocado en un estrado.
Tras la ceremonia, el Papa se ha dirigido al altar central de la Basílica de San Pedro, donde está expuesto el féretro de Wojtyla, para venerar sus restos, ya convertidos en reliquia. Tras el Pontífice, lo han hecho los cardenales, que han besado uno por uno el féretro. Tras ellos podrán hacerlo los fieles. Los restos mortales del nuevo beato, exhumados hace unos días, permanecerán expuestos todo el día de hoy y mañana.
El "gigante" que doblegó a Marx ya es beato · ELPAÍS.com
el dispensador dice: una extraña magia unió el espíritu de este hombre devenido en Papa Juan Pablo II con el mundo humano de los mortales... algo se conjugó intensamente, lo suficiente como para que la gente del mundo, cualquiera sea su religión, su estado social, su educación, lo considerara como parte de sí mismo, unidos por un hilo misterioso de santidad, misticismo y reflexión. Quizás por primera vez desde Pedro hasta aquí, el mundo de los seres humanos se vió espiritualmente representado, escuchado, atendido sin aún haberle cruzado la mirada a esta ya legendaria figura de un desdibujado cristianismo. Juan Pablo II fue guiado por la gracia de las acciones prudentes, esas que no tuvieron lugar durante los dos mil años de existencia de la Iglesia, siempre concentrada en negar aquello que le dio vida y sentido... Como hombre supo interpretar el sentido de los tiempos y la necesidad de concertar, de unir, de convocar, de confluir, de converger... de ser uno más entre los muchos, esos mismos que caracterizan el mundo humano por sus esfuerzos, sus voluntades, sus carencias, sosteniendo valores y enfrentando las peores miserias que esgrimen los pocos y dentro de ellos, algunos miembros de la propia Iglesia, gestora de genocidios, ahuyentadora de misericordias y compasiones, cultora de poderes y cobijadora de oros que someten las dignidades de las pobrezas... Juan Pablo II ha sido SANTO por gracia de Dios y para toda la humanidad, una humanidad que lo ha santificado sin esperar un reflejo de dicha conducta en el seno del propio Vaticano... Juan Pablo II es Santo porque supo interpretar la voluntad del Señor por sobre las miserias de la institución que lo tuvo como Papa. Juan Pablo II supo leer los mensajes de la Virgen Madre Eterna e interpretar cabalmente los sentimientos del espíritu santo como esencia de las esencias, vivas y pasantes por los tiempos respirables, o "distintas" porque ya supieron estar aquí dejando huellas y sombras, y hasta de aquellas que aún pretenden descender al mundo de los vivos a dejar marcada su estirpe y su búsqueda del mañana necesario... Juan Pablo II justificó en vida el sentido divino del verbo causal y dio sentido al culto, a la oración y a la reflexión en las rutinas de los afanes de cualquier ser humano, cristiano, judío, musulmán, budista, taoista, etcétera... ya que el hombre es tal sólo ante su Dios y únicamente ante él, no debiendo justificar nada ante ninguna otra institución que no sea su comunión con su propia alma, con su espíritu, con su consciencia, con su ángel de la guarda. Todo lo demás aparece como "altar" de las circunstancias, y ninguna institución por Santa que sea representa la voluntad del Señor que está en todos nosotros, en cada hombre y aquella comunión de eternidades encontradas. No hay mejor iglesia que la propia alma, como tampoco hay mejor altar que el propio espíritu, sólo que debe ser construido según las gracias, los dones y sus talentos... Juan Pablo II ha sido un elegido contemporáneo para interpretar la voz del Espíritu Santo, esta vez con mayúsculas. No lo hubo antes de él, no lo habrá después de él... La institución iglesia se iluminó luego de dos mil años de pasar por los tiempos humanos, alejada de Dios y alejándose de sus mensajes... y desaparecido Juan Pablo II ha regresado a las opacidades y las sombras que emanan de los espíritus que se cobijan en sus fuentes, despreciando las escrituras y sus designios. Hoy, ya no hace falta el reconocimiento eclesiástico del hombre, ya que éste ha sido reconocido como SANTO por el mundo, y esa es suficiente razón para justificar una existencia, un paso, una voz y su legado, honrar la vida a través del sentido de las palabras y los actos, sólo eso. Amén por Juan Pablo II. Mayo 01, 2011.-
"... Juan Pablo II, tienes tu lugar junto al Espíritu Santo, pero también lo tienes en el alma de cada ser humano que transcurre los tiempos respirables y que tuvo la oportunidad de saberte contemporáneo".
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