miércoles, 11 de febrero de 2015

DE LAS FUENTES ▲ Memoria de agua [01] >> Y… ¿dónde queda el Sáhara? >> Blogs EL PAÍS

Memoria de agua [01] >> Y… ¿dónde queda el Sáhara? >> Blogs EL PAÍS

Lapices
En el Sahara, desde hace mucho tiempo, hay grandes poetas que lanzan al mundo un par de versos con la intención de que otro gran poeta los continúe. Hasta que no aparece alguien a la altura de la calidad de los primeros versos, el poema queda incompleto. Y así, poco a poco, se va construyendo un poema con muchas voces. De manera paradójica, comenzamos con una Despedida, el título del poema que inaugura la sección de la mano del poeta Larosi Haidar. Dice así…

Cuán dulce es amar
y sentirse a la vez amado
pero amargo es el dejar
a quien tanto se ha esperado.

¡Poetas! os animamos a participar y así completar, esperamos, un gran poema coral.

Intentar mostrar la riqueza de la cultura saharaui. Ese es el objetivo de este espacio. Una cultura nacida de la narración oral, de los bellos paisajes del desierto, de las vidas nómadas y el apego a la tierra, de su origen árabe, bereber y musulmán, de sus costumbres únicas y de la relación con España que se remonta a más de un siglo. Una cultura vitalista, condicionada por una historia en pelea por la supervivencia desde 1975. Coordina Sukeina Aali Taleb

Sukina Aali-TalebHija del exilio, Sukina Aali-Taleb nació en Madrid por casualidad, de padre saharaui y madre gallega. Es miembro del grupo de escritores La Generación de la Amistad Saharaui y coautora del libro "La primavera saharaui, los escritores saharauis con Gdeim Izik", tras los acontecimientos de El Aaiún, en 2010. Periodista y profesora de Lengua Castellana y Literatura en institutos públicos de Madrid. Como no puede ser de otra manera, apoya al Frente POLISARIO en proyectos de ayuda a su pueblo, refugiado y abandonado a su suerte en Tinduf (Argelia), desde hace cuatro décadas.
Roberto MajánRoberto Maján, ilustrador. Le gusta decir que fue el último humano nacido en su pueblo; piensa que eso lo hace especial. Y que su abuela se empeñó en llamarle Roberto en memoria de Robert Kennedy asesinado cuatro días antes. En la época en que nació y se bautizó, el Sahara era español, en el mal sentido de la palabra. El lo sabía por las cartas que recibía de su tío Ramón, destinado allí en su servicio militar. Los sellos que las franqueaban prefiguraron el universo imaginario que tratará de recrear en las imágenes de este blog.
Bahia Mahmud AwahBahia Mahmud Awah. Escritor, poeta y profesor honorario de Antropología Social en la Universidad Autónoma de Madrid, natural de la República del Sahara Occidental. Nacido en los sesenta en la región sur del Sahara, Tiris, la patria del verso y los eruditos. Cursó estudios superiores entre La Habana y Madrid, donde reside. Pertenece al grupo de Escritores Saharauis en lengua castellana.
Willy VeletaWilly Veleta. Willy Veleta consiguió su licenciatura de periodismo de una universidad estadounidense (ahí queda eso) y ha trabajado en todos los canales privados de TV en España… de los que huyó cuando se dio cuenta de que querían becarios guapos. Ahora es profesor de periodismo en inglés y prepara su tercer libro, una novela sobre los medios.
Liman BoichaLiman Boicha. Se licenció en Periodismo en la Universidad de Oriente en Cuba. Después de una larga ausencia regresó a los campamentos de refugiados saharauis y durante cuatro años trabajó en la Radio Nacional Saharaui. Actualmente reside en Madrid. Ha publicado Los versos de la madera y ha participado en varias antologías de poesía saharaui: Añoranza, Um Draiga, Aaiún, gritando lo que se siente, entre otras. Forma parte del grupo poético Generación de la Amistad Saharaui y es miembro de la Asociación de Escritores por el Sahara-Bubisher.
Larosi HaidarLarosi Haidar. Tras el alto el fuego, se instaló en Granada, donde se licenció y doctoró en Traducción e Interpretación. Actualmente es profesor de esta misma disciplina en la Universidad de Granada y ha publicado varios trabajos relacionados con la cultura saharaui. También ha participado en varias antologías de poesía saharaui.




Memoria de agua [01]

Por:  06 de febrero de 2015
Memoria_de_agua_01                                                                                            Ilustración de Roberto Maján
EL MAR - Liman Boicha
...el niño pidió a su padre:
¡Ayúdame a mirar!
Eduardo Galeano. El libro de los abrazos.


- Papá -preguntó Budda- ¿Por qué el agua sólo llega hasta aquí?
- El agua la retiene Dios, para que el mundo no se inunde- respondió el padre.
- Y ¿por qué hace tanto ruido? —volvió a preguntar el niño.
- Porque está bravo —fue la escueta respuesta del padre.



Budda, quedó un rato pensativo, con la duda en la punta de la lengua, hasta que otra interrogante se deslizó por sus labios, como sin querer:
- ¿Qué le han hecho para que esté furioso?
Su padre sonrió por tantas preguntas, como un racimo que no acaba, y levantó a Budda por los sobacos, lo lanzó al aire, y en fracción de un segundo, volvió a agarrarlo con un abrazo. La interrogante del niño quedó en el aire, y se esparció, abandonada en su intrínseca desolación.
Fue por culpa de otra desolación, más grave y profunda, que el padre de Budda, decidió llevar su hijo, que apenas tenía seis años, a la ciudad, para ver por primera vez el mar. En la casa donde se hospedaron, el hijo de la familia, un año o dos mayor que Budda, le explicó que el mar era agua. Mucha agua. Agua azul y blanca. Esa agua, que decía el niño, no era igual a la que había en el depósito, que está en el patio de la casa, ni era la misma, que él ha visto en los pozos del desierto. ¿Cómo puede ser azul y blanca? —se preguntó Budda—. El otro niño buscó su pequeña pizarra escolar, y con una tiza le dibujó unas líneas mezcladas en forma de ondas.
- Estas son olas, le dijo- El mar es olas, muchas olas. Olas grandes. Altas. Más altas que tu padre y que el mío. Más altas que todos los hombres. Budda seguía sin entender. Como referencia sólo tenía la Badía, el lugar de pasto y nomadeo. Allí cuando cae la lluvia y se forman los charcos, a veces su padre y los otros hombres recogen agua para el frig(campamento).
Con la ilustración del dibujo, el otro niño sólo logró despertar, todavía más, la curiosidad en Budda, y dejó de hablarle del tema, y se alegró mucho aquella tarde cuando lo vio, por fin, junto a su padre, partir hacia el mar.
Era una tarde soleada. Transparente y hermosa. Y un aire fresco y puro lo envolvía todo. La brisa del océano, la mezcla de intensos y suaves aromas, el olor del pescado, ese amasijo embriagó a Budda y le
proporcionó una sensación de inefable felicidad.
Y vio el mar. Enorme. Infinito. Majestuosamente azul. Vio las olas. Las blancas espumas. Las barcas de los pescadores. Vio hombres sentados sobre neumáticos, que flotaban sobre el agua. Otros remando, peleándose palos en mano contra la furia de las olas. Vio pescadores retirar de una barca cientos de peces. Peces que tiraban sobre la arena, mientras son despojados de la vida, danzaban en medio de su última agonía. Budda soltó la mano de su padre, corrió hasta cansarse. Se detuvo y miró las olas que llegaban y volvían irritadas. Observó a Dios intentando detenerlas. El Dios de su mente, era uno de aquellos pescadores, que iban recogiendo su cosecha, "su pasto", desamparado en la orilla. Lo imaginó con las manos extendidas, haciendo un esfuerzo inmortal, para no dejar que las olas pasaran más allá de la orilla.
Vio una mujer, que sacaba azúcar de un pañuelo y lo esparcía sobre el mar. Budda se acodó en la arena para observarla. Se parecía tanto a su madre en la serenidad de los gestos, en la manera de inclinarse... Vio la misma sonrisa. El brillo de sus ojos. La misma voz. Y cada vez que él lloraba, ella sacaba el pañuelo que guardaba en el baúl grande de la jaima, y le colocaba un poco de azúcar en la mano, para tranquilizarlo, y una caricia que le proporcionaba enormes seguridades.

Budda despertó, engañado por la nostalgia, en el mar de otra lejana tierra.


el dispensador dice:
hubo agua en el Sahara,
sigue habiendo agua bajo el Sahara...

cubrió las arenas mientras la idea aguardaba,
se filtró cuando el pensamiento se hizo palabra...

necesitas entender el sentido de tu gracia,
la casualidad no forma parte de ninguna desgracia...
siempre hay una causa que funciona como marca,
siempre hay un hecho que sella aquello que se transforma en causa...

¿qué fuentes conoces?,
¿de qué fuentes bebe tu alma?,
¿está nutrida de paz?,
¿hay en ella esperanza?...
todo depende de la calidad del agua,
si bebes del pasado,
luego pesa el alma...
si bebes del presente,
luego se confunde el alma...
si bebes del futuro,
la ansiedad la atrapa...

es necesario beber de la fuente...
que siempre alimenta la paz en la esperanza...

no se puede hacer mar, 
de una laguna mansa...

no se puede hacer océano,
de aguas que no avanzan...

cada arena pertenece a su playa,
sólo por el tiempo necesario,
donde la huella se borra,
justo cuando el ángulo de cada vida... se desata.
FEBRERO 11, 2015.-

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