miércoles, 25 de febrero de 2015

ROSAS SIN PÉTALOS ► José Antonio y García Lorca: amistades peligrosas - ABC.es

José Antonio y García Lorca: amistades peligrosas - ABC.es

CULTURA

José Antonio y García Lorca: amistades peligrosas

Día 23/02/2015 - 16.40h

«Rosas de plomo» detalla la intensa relación 

entre el fundador de la Falange y 

el poeta granadino



José Antonio y García Lorca: amistades peligrosas



Probablemente, a su pesar, se convirtieron en dos trágicos mitos de aquella España cuya carne milenaria se sajaba en las trincheras del cierzo y del levante, del olivo y el almendro, de la mina y la almadraba. Vistieron camisas azules. La del político, bordada en rojo ayer; la del poeta, teñida de Lope y de Calderón, llevada a trancas y barrancas en aquella barraca que movió los hilos del teatro en las aldeas y los pueblos. Soñaron con una España para todos, sin los de arriba y los de abajo. El político se iba de la boca y hablaba de puños y pistolas en el teatro María Guerrero; el poeta tocaba el piano para La Argentinita y pasaba las noches frente al Generalife, bajo aquella luna con polisón de nardos.
El tsunami dantesco de la Guerra Civil se los llevó por delante, algo que los dos habían intuido y hasta profetizado. Sus camisas azules se tiñeron de sangre: la del caballero fascista en Alicante, la del poeta iluminado en su Granada de boabdiles y de cármenes. Pero por encima de todo, durante aquellos terribles años fratricidas, estuvo la amistad más que peligrosa entre el fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera, y la del poeta Federico García Lorca, camborio de los endecasílabos.

Su amistad

Porque sí, pese a quien pese (y setenta años después sigue pesando), los dos mitos, probablemente a su pesar, fueron amigos, como demuestraJesús Cotta (Málaga, 1967) en Rosas de Plomo con el que ha obtenido recientemente el Premio de Biografía de la editorial Stella Maris. «La guerra nos llevó –cuenta Cotta– a contemplar todo desde el punto de vista ideológico, y en el libro he intentado contemplar las cosas desde el punto de vista de las personas. José Antonio y Lorca son mitos ideológicos de los dos bandos. En ese sentido su amistad debía ser algo imposible, eran ideológicamente un dúo imposible. Si te acercas sin ser mitos sí entiendes esa amistad».
Guapos, de buena familia (José Antonio, hijo de un dictador; Federico de una familia burguesa). Hombretón ibérico el primero, homosexual declarado el segundo, comenta Cotta que el líder fascista «era alguien valiente, guapo, elegante, muy culto, gran conocedor de la poesía, como se ve reflejado en el himno de la Falange, el Cara al Sol, que fue hecho por grandes poetas».
Para el historiador, «el fascismo de José Antonio era más bien moral que político. Había visto que la derecha no estaba cerca de los intelectuales, ni de las clases desfavorecidas, y quería arreglar eso. De ahí, su gran interés por la literatura y su pasión por el trabajo de La Barraca de Lorca: “Quiero ese teatro español para los españoles”, y por eso el color azul del mono obrero de la Falange, por eso su bandera era roja y negra como la de los anarquistas de la CNT».

Rebelde con causas

Y al otro lado Lorca, el defensor de los desfavorecidos, de los gitanos, el rebelde con unas cuantas causas. «Realmente –continúa Cotta–, creo que fueron dos incomprendidos. Lorca siempre decía, verás cómo me matan antes que a ti. Todos los amigos le decían “estarás más seguro en Madrid que en Granada”. Él lo que quería era pasar por su casa y ver a su padre, y luego salir de gira por México con laactrizMargarita Xirgu. Los dos tenían un presagio y una premonición de su muerte. Lorca siempre pensó en la muerte y Primo de Rivera también pensaba en la muerte, porque “eso era lo que tenía que hacer por España un caballero como él”».
Ya se ha dicho, pese a quien pese, los dos querían una España mejor y para todos: «José Antonio decía, “con mi azul y tu azul, el color de los miembros de La Barraca, haremos una España mejor”. Los dos coinciden en su defensa de la cultura española en sus valores espirituales y religiosos, cada uno a su manera». El historiador subraya que «los dos se abrazaban de buena fe. Al falangista, Franco lo virginalizó y así consiguió desactivarlo políticamente, y Lorca decía que él estaba en el partido de los libros. Los dos fueron utilizados por los dos bandos, pero no estamos ante el poeta rojo y el ogro fascista. Su amistad era lógica, no ideológica, sólo desde el punto de vista ideológico no podemos entender su amistad».

Gran poeta

Una amistad que cuanto más se acercaba el 18 de julio se volvía más ymás peligrosa. «Era –como resalta Cotta– una amistad secreta que se les iba de las manos. José Antonio temía a la derecha reaccionaria y Lorca, con respecto a la izquierda, decía, “si se enteran, si se enteran”, porque él no se casaba con nadie, hasta estaba asustado de su íntimo amigo Rafael Alberti, del que decía, “fue un gran poeta hasta que volvió de Rusia”. Lorca tuvo muchos amigos que murieron en los dos lados».
Y el poeta lo concretó a su manera: «Teniendo amigos en todas partes no habría guerra. A ti, que eres fascista, te recibo con el saludo romano; a ti, que eres de izquierdas, con el puño en alto; pero yo quiero saludar a todos los españoles como amigos con los brazos abiertos».
Resultado de imagen para ROSAS SIN PETALOS
el dispensador dice:
hay rosas que tocan el espíritu,
hay rosas que tocan el alma,
hay rosas cuyas espinas atraviesan la piel,
grabándose en la memoria de un dolor que vuelve,
cada vez que se rasguñan las circunstancias...

hay rosas que detienen las miradas,
hay rosas que llaman a los desprevenidos que pasan,
hay rosas que no se olvidan,
aún cuando se secan después que te abrazan...

hay rosas que son cortadas,
por manos desesperadas,
mientras hay rosas que pierden sus pétalos,
entre traiciones y estocadas...
cada rosa dice algo,
siempre que encuentre la voluntad para ser escuchada...
hay rosas que dejan su huella,
otras dejan su marca,
todo depende de quién la recibe,
y el valor que le concede a la fragancia...
hay rosas que se secan como si nada,
cuando se intoxican con raras conductas,
que embaucan mientras hablan,
que odian cuando señalan,
que envidian lo que les falta,
que no es otra cosa que los vacíos,
propios de la ignorancia...

hay rosas como esmeraldas,
se llenan de gotas de penas,
cuando alguien les da la espalda...
dejándolas secar,
sin siquiera atesorarlas...

no dejes que la rosa se seque,
sin colocar en ella tu esperanza,
porque el abrazo regresa,
para bendecir tu propia gracia...
ten presente que en la eternidad,
las fuentes nunca se secan,
las esencias nunca pasan,
los jardines de rosas enaltecen a los elegidos,
por la calidad de sus almas.
FEBRERO 25, 2015.-

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