ANÁLISIS
Las lecciones de Atticus Finch
'Matar a un ruiseñor' trata un tema esencial: el desafío de vivir en paz con gente que es diferente
Justo cuando estaba a punto de empezar la década de los sesenta, convergieron dos momentos cruciales para la literatura universal y en los dos Harper Lee tuvo un papel central: acompañó a Truman Capote en la investigación de un crimen en Kansas que acabaría por convertirse en A sangre fría, el libro que cambiaría la forma de contar la realidad, y publicó su única novela, Matar a un ruiseñor,que alcanzó un éxito inmediato, ganó el premio Pulitzer en 1961 y fue llevada al cine por Robert Mulligan.
Gregory Peck interpreta a su protagonista, Atticus Finch, un abogado profundamente honesto, que se atreve con un caso imposible: la defensa de un negro acusado falsamente de violación en la Alabama racista de la Gran Depresión. “Uno es valiente cuando, sabiendo que la batalla está perdida, lo intenta a pesar de todo y lucha hasta el final. Uno vence raras veces, pero alguna vez vence”, le dice a sus hijos para explicarles la decisión que ha tomado.
El periodista Charles J. Shields, autor de Mockingbird. A portrait of Harper Lee, biografía no autorizada de una autora que decidió alejarse de la prensa, explicó en una entrevista con este diario los motivos del éxito de Matar a un ruiseñor: “Primero, porque es una buena historia y siempre habrá sitio para las buenas historias. Segundo, porque trata un tema esencial: el desafío de vivir en paz con gente que es diferente. Y tercero, porque te pregunta: ¿Qué harías? ¿Defenderías lo que crees justo como Atticus aunque te enfrentes a las críticas e incluso al odio?”. Shields también relata que, cuando en medio de su éxito los periodistas le preguntaron por su segunda novela, la escritora sureña respondió: “Me temo que tendré que citar a Scarlett O’Hara: ‘Ya lo pensaré mañana”.
Ha pasado más de medio siglo, pero los valores que defiende Matar a un ruiseñor –la solidaridad, la justicia, la amistad, la lucha contra los prejuicios– siguen tan vigentes como entonces. La obra de Lee predijo, y a la vez impulsó con su éxito, un cambio gigantesco: el movimiento de los derechos civiles, la lucha por la igualdad. Pero es también una novela íntima, en la que queremos vernos reflejados, que nos muestra a través de Atticus pero también de los niños Jem, Scout y Dill –personaje inspirado por Capote– lo que queremos ser. Leer un libro inédito de Lee es un regalo inesperado que nos devuelve a una era en la que todo cambió, pero nos recuerda que no hay que rendirse porque, efectivamente, a veces se vence.
el dispensador dice:
cuando todo es cuestión de precios,
cuando todo depende de la moneda,
cuando el oro se torna vereda,
cuando la plata se torna costanera,
cuando el platino es para pocos,
y la basura es para cualquiera,
se quiebra la filosofía,
y se evapora la ética,
desaparece la lógica,
y se justifica la conveniencia,
donde la ciencia es interés,
y el negocio razón suprema...
entonces los valores se esfuman,
mientras los humanismos se vuelan,
ya que lo que queda aquí debajo,
respirando la naturaleza,
no son más que dinosaurios,
comiéndose lo que sea...
no es pequeña la diferencia,
ya que mientras se devoran los propios,
también se devoran los de afuera,
hasta que no queda ninguno,
porque el último muere de hambre,
exterminado por la soledad... de su propia quimera.
FEBRERO 04, 2015.-
no mates al ruiseñor,
no mates a las abejas,
no tales todos los árboles,
no envenenes lo que te alimenta,
porque llegará pronto el punto,
en que estarás sólo en tu propio mundo,
comiéndote tus monedas.
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