jueves, 8 de marzo de 2018

CUANDO LLEGUES A LA CIMA, NO OLVIDES HACER CUMBRE || El silencio de la naturaleza contra la fealdad del mundo | Cultura | EL PAÍS

El silencio de la naturaleza contra la fealdad del mundo | Cultura | EL PAÍS

El silencio de la naturaleza contra la fealdad del mundo

Paolo Cognetti publica en España 'Las ocho montañas', una historia de amistad entre hombres y amor por la soledad

Puerto de Navacerrada (Madrid) 
El escritor Paolo Cognetti, ayer en Navacerrada.

El escritor Paolo Cognetti, ayer en Navacerrada. 



Paolo Cognetti (Milán 1978) tiene una relación complicada con la montaña, un tira y afloja con su propio interior que él prefiere calificar de ambivalente. Enmarcado en una barba rojiza, su rostro de mirada franca cambia cuando baja del autobúsy pisa la nieve del puerto de Navacerrada. Mientras el grupo de periodistas convocado por la editorial que publica en España su nuevo libro camina por la montaña bajo una intensa nevada, él habla poco y busca su espacio. Es otro.
“En un mundo de crisis material y de valores en el que las creencias de nuestros padres ya no nos valen, la montaña reduce la vida a la esencia y permite cultivar la amistad. Eso es lo que trato de reflejar en esta novela”, asegura cuando nos refugiamos en un pequeño hotel para hablar de Las ocho montañas (Literatura Random House, Navona en la edición en catalán) una historia de iniciación en la vida, amistad y amor por la naturaleza; un canto al valor del silencio y la soledad.
En un mundo de crisis material y de valores en el que las creencias de nuestros padres ya no nos valen, la montaña reduce la vida a la esencia y permite cultivar la amistad
“Nunca he dejado del todo la ciudad. Allí encuentro diversidad y la echo en falta cuando estoy solo en la montaña, por la noche, a 2.000 metros, en mi cabaña. Entonces regreso a Milán y veo lo feo que es todo, esa obsesión que hay por la conexión perpetua, ese ruido de fondo y vuelvo a huir para buscar la verdad. Pero la soledad y el silencio no son fáciles, no es algo gozoso”, se explica para trazar un paralelismo con la búsqueda vital de Pietro, su protagonista.
Las ocho montañas es un libro en el que los silencios y la incomunicación entre amigos, entre padres e hijos y entre esposos son losas demasiado pesadas, un relato en el que los grandes cuestiones están abordadas con una engañosa sencillez . “La explicación que te puedo dar a esto es literaria. Empecé escribiendo cuentos y ahí el arte no es contar la historia sino llenar el silencio de significado. Hay escritores de la abundancia que lo cuentan todo. Yo soy de los que quitan, de Hemingway, de Carver, de Salinger”.
A Cognetti le gusta decir que escribe desde la realidad, con su cuaderno y su lápiz, a pie de un lago o en medio de un valle. “Intento que en mi relato la naturaleza sea un ser vivo, que se puedan ver sus sentimientos y cambios de humor como el de ahora”, cuenta mirando al sol que baña de repente la sierra de Madrid. “Eso no es difícil , es bello”.
Dividido entre la visión masculina del mundo de un padre “conquistador y algo ridículo” y al que dice parecerse y una madre magistral a la hora de cuidar las relaciones humanas y cuyo ejemplo le gustaría seguir, Cognetti da un pequeño rodeo antes de explicar por qué cree que su primera novela ha vendido más de medio millón de ejemplares en Italia y ha ganado los premios Strega y Medicis. “Creo que la gente ve una historia sencilla, una vuelta a valores esenciales. Y también el relato de una amistad entre hombres, un tema clásico que se ha perdido”.

Una obsesión occidental y masculina

El padre de Pietro está obsesionado con hacer cumbre, con llegar. El camino no importa. Es una forma de ser, de vivir, de escalar, de escribir de la que Cognetti trata de escapar: “Hay una obsesión por la conquista de las cumbres que es occidental y masculina. En Nepal van a la montaña sagrada y dan vueltas, no suben, está prohibido. Ellos prefieren abrazarla”.
Puede que no sea una novela autobiográfica pero el autor, como su protagonista, ha encontrado oxígeno vital en las montañas de Nepal y en su silencio. “Voy pronto de nuevo. Hago rutas lejos de los ochomiles, lejos del turismo, de los alpinistas, por lugares en los que saludas a no más de diez personas en un mes”, explica con la misma emoción con la que habla de sus estancias en Nueva York. Gozoso conflicto interior.

SALVAR LO RURAL DE LA EXTINCIÓN

En la novela los protagonistas viven en un mundo esencialmente rural en peligro de extinción. Cognetti, que estará está tarde en el CCCB de Barcelona a las 18.30h para charlar con Cristian Palazzi, cree que su salvación pasa por ganar en excelencia, que se reconozca y se gane dinero. “En el sur de Italia se paga el kilo de patata a seis céntimos. Con eso solo se puede salir adelante si eres terrateniente y empleas esclavos como mano de obra. Es justo que se gane en calidad y se cobre por ello. No se puede volver al campo para morirse de hambre”.

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