jueves, 8 de marzo de 2018

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Siete novelas negras para la lluvia

El temporal no cede pero nos sirve de excusa perfecta para quedarnos en casa leyendo. Y nada mejor que un buen thriller o una de espías

Siete novelas negras para la lluvia

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Parece que salimos de un temporal para meternos en otro, será que estamos en invierno, y a los lectores eso nos sirve como cualquier otra cosa para quedarnos en casa, olvidarnos del mundo y leer, que es vivir.
Hoy propongo una lista de libros salidos en su mayoría en los primeros meses de este 2018 y todos con dos condiciones comunes: son buenos y los he leído a fondo. Lo digo, como siempre, a modo de aviso. Habrá más, claro, pero estos son los míos. Hay thrillers muy literarios, personajes muy queridos, espías y mujeres que sufren. No digo más. Pasen y lean.
  • La herida, Jorge Fernández Díaz (Destino). La continuación de la excelente El puñal sigue mostrando la misma capacidad para ofrecer un basto panorama de corrupción al más alto nivel, intrigas y acción. Remil, abreviatura de Hijo de las remil putas, sigue siendo uno de los mejores personajes del panorama negro en español. En este caso, la desaparición de una monja con una brillante carrera en el Vaticano, joven y bella vuelve loco a Remil y es usada como excusa para desplegar un teatro de compra de voluntades, espionaje, muerte y construcción de realidades. Fernández Díaz mete casos dentro de casos y va de uno a otro con total comodidad. El grupo de personajes femeninos de La herida es tremendo y refleja la experiencia de un escritor que fue periodista y que tuvo ya triunfó como escritor de novelas románticas. Cuenta el propio autor que incluso remilesreales le han preguntado de dónde saca sus historias. Él responde que son imaginadas y que lo que sabe de la realidad hay que bajarlo de tono porque si no, no sería creíble.
Si quieren saber más lean este excelente perfil que le hizo Carlos E. Cué en Argentina.
  • Mar Blanco, Carlo Guinta (Alfaguara, traducción de Xavier González ). Las Solovki, islas escenario de muerte durante siglos, lugar de represión, cárcel, gulag soviético, infierno en el que hasta la naturaleza está contra el hombre. Este es el escenario de este thriller, esta indagación psicológica, este retrato sobre la búsqueda del sentido de la vida y la muerte. Un libro que funciona sin necesidad de saltos o alardes, la historia de un periodista obsesionado con la desaparición de tres italianos en las Solovki, un tipo que ve en este caso la oportunidad de salir de la miseria profesional a los 36 años. El retrato del mundo periodístico está hecho con fino sarcasmo, la vida de alta burguesía de los desaparecidos y sus familias está perfectamente retratada, el misterio en sí, con resonancias a En el nombre de la rosa, es perfecto. También hay un gran grupo de secundarios entre los que destacan el genial Valentín, el tonto del pueblo, y Enrico, uno de las desaparecidos y casi coprotagonista del libro. Un gran ejemplo de cómo se hace un thrillersin perder la calidad literaria y la apuesta intelectual.


  • Muertes pequeñas, Emma Flint (Malpaso, traducción de Beatriz Galán). Imaginen una madre que pierde a sus dos hijos brutalmente asesinados. Imaginen que estamos en EE UU, en los sesenta, y que esta mujer está separada y le gusta salir y pasarlo bien. Imaginen que eso le convierte en principal sospechosa. Este es el planteamiento de una primera novela que no parece serlo, escrita con total control por Flint, que nos deja en manos de una mujer sumida en el desastre y de la que no sabemos qué pensar para pasarnos después al relato del periodista que investiga el caso, un joven con pretensiones que cae en una maraña de obsesión y deseo. Ruth ama a sus hijos y está partida en dos por la pérdida, pero eso no parece importarle al detective que lleva el caso y que quiere “acabar con esa puta”. Tampoco a las vecinas. Hay pulso y un gran retrato del espíritu de una época en esta novela.
  • Tiempos oscuros, John Connolly (Tusquets, traducción de ). Dice Connolly en Parker, a miscellany(un libro edición limitada del que atesoro una de las 900 copias que existen gracias al regalo que me hizo el propio autor) que lo que más le gusta de Ross Macdonald es cómo refleja la manera en que los hijos pagan por los pecados de los padres. Esto es lo que pasa cada vez más a menudo en las novelas de la serie de Charlie Parker. En esta ocasión es la décimo quinta entrega (y dos que están por venir) Connolly recupera al mejor Parker, un tipo herido y rodeado de un universo de malignos que cada vez es más amplio. Por muy fan que sea, a veces me resulta sorprendente que este tipo siga en forma como personaje y que me sigan interesando Louis y Ángel, y sus hijas, y sus fantasmas.
Hay muchas más, pero aquí les dejo siete razones para amar a Charlie Parker
  • El legado de los espías, John Le Carre (Planeta, traducción de Claudia Conde). Complicado seguir diciendo cosas de este monumento a la novela de espías sin repetirse. Por eso diré que todavía nadie ha hablado así del alma de estos seres extraños a quien casi nadie conoce. También, que es una novela que hace justicia al término crepuscular. Y que aunque no tenga la espectacularidad de otras que me gustan y que le van a la zaga, estoy pensando en Daniel Silva o en Charles McCarry, posee un punto de verdad literaria incuestionable.
Les dejo la crítica de Justo Navarro en Babelia, que algo sabe de esto.
  • Un bello misterio, Louise Penny (Salamandra, traducción de Maia Figueroa). Louise Penny lleva a su inspector Gamache a resolver un asesinato en una aislada comunidad religiosa de Québec."Era un reto utilizar las convenciones del género sin caer en el cliché”, aseguraba en una entrevista con Jacinto Antón. Y tanto. Me encanta Gamache, uno de los grandes personajes de la actualidad en el género negro.Su estilo tranquilo, su mirada reposada, sus preguntas anodinas esconden una profunda sabiduría y una enorme capacidad deductiva. El lector cree que está ante un personaje más y los malos también creen que están ante un policía más. Unos y otros terminan por darse cuenta del error. Hay, como siempre, algo de Agatha Christie muy actualizado, hay un tratamiento maravilloso de la naturaleza. No se la pierdan y entenderán por qué es la reina del cozy noir.
Aquí les dejo un reportaje de Jacinto Antón en su Quebec natal.
  • Confusión, B.A. Paris (ADN, traducción de Pilar de la Peña). Con dos novelas esta autora se ha situado en los primeros puestos del thriller anglosajón. La receta: mujeres que sufren y a las que nadie cree en el centro de tramas por las que te dejas llevar sin problema. En esta ocasión, Cass cree que se está volviendo loca, no tiene muy claro lo que pasó en el sendero que nunca tenía que haber cogido y en el que luego encontraron muerta a una mujer a la que no socorrió. Su marido no la cree, ella misma no se fía de lo que recuerda, su crisis nerviosa la mete en un círculo infernal. No se puede contar más. No entra tan de lleno en el mundo del acoso a la mujer como A puerta cerrada(también en ADN) pero tiene sorpresas desagradables. No diré más.

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