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HATHOR…
Diosa cuyo nombre significa “La Casa de Horus”, por ser madre y a veces esposa de Horus; y como tal, la reina de Egipto se identificaba con Hathor. Su nombre puede escribirse como un halcón dentro de un cuadrado que representa la casa. Madre divina que renueva todo lo existente. Desde el Reino Antiguo absorbió las funciones de la vaca Mehet-Urt, con quien se la identificaba; así, establecida como señora del cielo, su relación con el dios Sol es la de guía; su aspecto es maternal y también es una personificación del cielo nocturno. Representaba la vaca que había alumbrado al mundo y todo lo que en él hay contenido, que nutre a los seres y a los muertos a los que ofrece el pan y agua tras su muerte. Su origen parece remontarse a tiempos predinásticos. Los campesinos de entonces adoraban a una diosa en forma de vaca como se ha podido constatar en las representaciones de cerámicas pertenecientes a esa época.
Según el mito, vino a la existencia al mismo tiempo que Ra apareció como dios sol; entonces Hathor tomó asiento junto a él en la barca solar. Según otra versión de los mitos, Hathor, como personificación del cielo, era la vaca que con sus patas sostenía el cielo, mientras que Horus, su hijo, en forma de halcón, se introducía por su boca cada noche para renacer por la mañana; más tarde, Isis asumiría el papel de madre de Horus.
En Dendera era la diosa del amor, la belleza juvenil, la alegría, la maternidad y el erotismo. Tenía consagrado el sistro, que le sirve como emblema. El sistro tenía el poder de ahuyentar los males y los maleficios y se empleaba frecuentemente en las fiestas. Diosa también de la música y del baile; entre su sacerdocio se incluían bailarines, cantantes, actores y acróbatas; incluso en la época griega, estas artes se mantuvieron bajo la esfera de Hathor. También era la patrona de los ebrios; presidía la fiesta de la ebriedad que se celebraba en Dendera veinte días después de la inundación del Nilo. Era también “La dama de los goces“, por su carácter festivo y lúdico y “La dama de las guirnaldas” por su vinculación a la belleza.
Su árbol sagrado era el sicomoro; entre sus múltiples manifestaciones y funciones estaba el de nodriza del rey y a veces se la representa como un sicomoro con un pecho con el que amamanta al rey, ofreciéndole con ello la divinidad. Se la adoraba en un sicomoro cercano a Menfis; también se encarnaba en un sicomoro que había en las montañas libias, consideradas como el límite entre el reino de los vivos y los muertos, y ahí ofrecía agua y pan a las almas que pasaban y sujetaba la escala por la que éstas subían al cielo. No sólo el sicomoro le estaba consagrado sino que además era “la vaca que asoma entre los papiros” y durante la estación de recogida de papiros se celebraban fiestas en su honor.
En Tebas, como patrona de la región de la muerte, tenía asimismo un papel relacionado con el Más Allá como proveedora de comida y bebida a las almas que hacían su viaje por el mundo de los muertos y era la que recibía al difunto en su entrada al Más Allá; por lo que era llamada “Señora del Occidente” o “Diosa de la Montaña Occidental”. Además un capítulo del Libro de los Muertos declara que aquellos que se dirijan a la diosa de la forma correcta podrán ser transportados por esta sobre su lomo.
En los mitos se refieren a ella tanto como madre e hija de Ra; así pues, como madre ella da a luz al sol a través de la humedad de la niebla (confusión), y como hija, es su Ojo solar (Sejmet), el intenso calor del sol que puede matar. Era a la vez la vaca que amamanta a los seres vivos con su leche sagrada y la leona feroz que vivía en el desierto, capaz de acabar con la vida.
En tiempos ptolemaicos apareció un ritual basado en la idea de que Hathor y Horus constituían un matrimonio; así en la fiesta de “La Buena Reunión”, celebrada en en el mes de Epifi, la imagen de Hathor salía del santuario de Dendera y navegaba hacia el templo de Horus en Edfú; tras varias celebraciones, la pareja divina realizaba su boda; y después de pasar juntos la noche, Hathor volvía a su templo; tuvo dos hijos con él: Harsomtus, de Edfú, e Ihy, de Dendera. En Kom Ombo era la esposa de Sobek. En Menfis era la diosa de las mujeres.
Se la representa como diosa con cuernos o con orejas de vaca y tocado tripartito; el concepto del cielo como vaca, ampliamente difundido en el Delta, fue la causa de que Hathor presentara forma bovina. Porta el sistro, el bastón de papiro y el anj. De acuerdo con un antiguo mito, se suponía que ella había elevado al joven sol al cielo por medio de sus cuernos. Más tarde aparece como mujer con cabeza de vaca, y finalmente con cabeza humana que lleva a veces orejas y cuernos de vaca. En su forma animal puede aparecer como leona, vinculada con Sejmet, o gata.
Fue asimilada a Sejmet y a Bastet y a Isis en un periodo tardío; según la historia de Ra, Hathor, convertida en Sejmet era el Ojo que su padre Ra envió para que destruyera a los hombres, que le habían desobedecido; pero luego se arrepintió, la emborrachó para que no lo hiciera y, desde entonces se convirtió en Hathor, la diosa del amor. Otros relatos dicen que el Ojo solar tomó la forma de la diosa Tefnut y que, cuando la diosa fue pacificada se convirtió en la gata Bastet. Fue identificada con Nebethetepet, como Hathor-Nebethetepet, siendo adorada así como diosa paredra de Ra en Heliópolis.
A pesar de la importancia de su papel en relación con Horus, Hathor es ante todo una diosa de vinculación claramente lúdica, asociada al baile, las danzas, la música y al amor y placer sexual, y por eso los griegos la identificaron con Afrodita, dando a su ciudad el nombre de Afroditópolis; los semitas la llamaban Baalat, “La Señora”; en Biblos fue identificada con Astarté. Presidía los nomos VI, X y XIV del Alto Egipto. En la península del Sinaí, en Serabit el-Jadim, tenía un templo como “Señora de la turquesa”, quizás debido a su papel de protectora de lo que sucede en las entrañas de la tierra. En Abu Simbel, Ramsés II le dedicó el pequeño templo en el que se la identifica con Nefertari. También tenía otro templo en la isla de Filé y en Deir el-Medina éste de época ptolemaica. Otro centro de culto fue Imau (Kom el-Hisn).
Además de la fiesta de la “Buena Reunión”, se celebraba la “Sede de la Primera Fiesta”, en el Nuevo Año, la víspera del primer mes de Thot, que coincidía con el regreso de la inundación. Otra fiesta suya se celebraba el día 8 del mes de Meshir. Había también siete Hathores, consideradas sus hijas o una manifestación de ella misma, cuyo papel era análogo al de las hadas de cuento pues, cuando nacía un niño, las siete Hathores iban a su lado y le anunciaban su destino; se decía de ellas que conocían el futuro y el momento de la muerte de cada egipcio y que, si un príncipe nacía desafortunado, podían cambiarle su destino por otro mejor; de ahí que protegieran la dinastía y la nación.
También pertenecen al culto funerario como encargadas de proporcionar alimento y bebida al difunto. Estas Hathores se representaban como jóvenes tocando tambores y con los cuernos y el disco; o en forma de vaca, haciéndose acompañar por un toro, “el toro del Oeste, señor de la eternidad” y cuatro remos que simbolizaban los puntos cardinales. En época ptolemaica fueron identificadas con las Pléyades.
Fuente : la tierra de los faraones,http://egiptología.org/
Reyes González
Development research for future impact: Reflections from 2023 Robert S.
McNamara fellows Chiara Casanova December 20, 2024 This page in: English
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