La novela del poema
La argentina Tamara Kamenszain hace un arriesgado ajuste de cuentas-homenaje póstumo a su exmarido Héctor Libertella
La escritora argentina Tamara Kamenszain. SEBASTIÁN FREIRE
El libro de Tamar es, a despecho de su brevedad, un compendio de varios libros superpuestos. Empecemos por el más evidente: una novela autobiográfica que parte de una inesperada vuelta de tuerca al recurso tradicional del manuscrito encontrado. En julio de 2000, semanas después de haberse separado tras 20 años de matrimonio y dos hijos, Héctor Libertella le hace llegar a Tamara Kamenszain un poema escrito a máquina, construido como un juego de anagramas a partir del nombre de ella reducido a su versión bíblica: Tamar. En la nota manuscrita que lo encabezaba, y que el libro reproduce, Libertella se muestra sorprendido por “la cantidad de bolsones semánticos” que pueden esconder esas cinco letras. Ese documento no llega por correo, sino que es misteriosamente (novelescamente) deslizado por debajo de la puerta de Kamenszain. La poeta cuenta que en aquel momento no pudo entender el juego: “Yo esperaba de mi exmarido algún mensaje contundente del tipo ‘te extraño’, ‘volvamos’, ‘estoy dispuesto a cambiar’, etcétera”. Hicieron falta 15 años de haber olvidado aquel papel y de reencontrarlo en un cajón para ponerse a descifrar su sentido.
El libro es también la bitácora de esa exégesis, a la vez privada —porque para entender hay que escribir, como quien resuelve un teorema— y pública: un tardío y póstumo (Libertella murió en 2006) ajuste de cuentas, homenaje, reconstrucción de una memoria generacional. Libertella fue novelista, ensayista y editor; impulsor en los años setenta de Literal, revista mediante la cual Jacques Lacan se imbricó en la cultura y el léxico de una generación (neobarroca) de escritores argentinos, con consignas como “la literatura es posible porque la realidad es imposible”. Pero nunca había escrito poesía; la poeta era Tamara.
El libro de Tamar puede leerse además como un ensayo de interpretación acerca de qué es y cómo funciona un matrimonio de escritores. Kamenszain y Libertella aparecen, en este aspecto, en una serie contemporánea a ellos de la que forman parte parejas cercanas, como Ricardo Piglia y Josefina Ludmer, y otras conocidas a través de los libros, como Julia Kristeva y Philippe Sollers, o Sylvia Plath y Ted Hughes. Y otra serie más: la que forma con Mi libro enterrado (2013), el sorprendente testimonio sobre los últimos años de su padre, sumido en el alcoholismo, con que se dio a conocer como escritor Mauro Libertella, hijo de Tamara y Héctor. Y aún otra: la que afirma la renovada presencia que ya se dejaba ver en el volumen colectivo El efecto Libertella (2010), donde le rindieron tributo César Aira, Martín Kohan y Alan Pauls entre otros.
Después de la poesía reunida (La novela de la poesía; editorial Adriana Hidalgo, 2012) y de la puesta en verso de una larga relación con el psicoanálisis (El libro de los divanes, 2014), Tamara Kamenszain funde en este nuevo libro los dos géneros que ha practicado: la poesía y el ensayo; este, con títulos ya clásicos como La edad de la poesía o La boca del testimonio. Si poeta es aquella que prefiere, a las variaciones sobre lo que ya sabe hacer, la salida a la intemperie y el ponerse en riesgo, Kamenszain hace riguroso mérito a los laureles que ya tiene y los que aún recibirá.
El libro de Tamar. Tamara Kamenszain. Eterna Cadencia, 2018. 90 páginas. 12,80 euros.
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