lunes, 4 de noviembre de 2019

La Jiangnan más allá de la Gran Muralla - ConfucioMag

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Jiangnan



La Jiangnan más allá de la Gran Muralla

En las remotas tierras de Jiangnan los grandes desiertos se encuentran con el río madre del pueblo chino: el río Amarillo. Estas tierras de extensos lagos, fértiles, con verdes arrozales y colorida vegetación, fueron un importante núcleo de la famosa Ruta de la Seda, y son frecuentadas por numerosas aves migratorias.

Un reportaje deFeng Li
冯力
En la Región Autónoma Hui de Ningxia, en las profundidades del continente asiático, lejos del mar, en la frontera del desierto con la meseta de Loess, con el cielo lleno de amarilla arena y el suelo cubierto de tierra amarilla, se encuentra un hermoso paisaje más allá de la Gran Muralla China. Lo que más asombra a la gente es el paraíso que la naturaleza ha creado en este sitio, conocido como Saishang Jiangnan (塞上江南o la “Jiangnan más allá de la Gran Muralla”. Estos espectaculares parajes surgen del casual encuentro de unas condiciones climáticas y geográficas propicias.

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El desierto se encuentra con el río

La naturaleza no solo ha creado aquí grandes desiertos, también invocó originariamente a las “aguas de los cielos”, formando un río que fluye desde la meseta Qinghai-tibetana y que es el río madre del pueblo chino: el río Amarillo. Ante este hermoso paisaje, el poeta Li Bai (李白), de la dinastía Tang (, 618-907), escribió una conocida frase: “Las aguas del río Amarillo vienen de los cielos y fluyen con velocidad hasta el mar para no volver”. El río fluye sin pausa, originando verdes y exuberantes campos en la llanura de Ningxia. Debido a la irrigación, la larga exposición al sol y las montañas desérticas, surge aquí un paisaje tan hermoso como los que hay en Jiangnan (江南, territorios situados al sur del curso inferior del río Yangtsé).
Estas tierras de extensos lagos, fértiles, con verdes arrozales y colorida vegetación, donde también se puede encontrar un importante núcleo de la famosa Ruta de la Seda, son frecuentadas por numerosas aves migratorias.

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Las tormentas de arena se encuentran con las montañas

Esta maravilla de la naturaleza tiene su origen también en un importante accidente orográfico: las cadenas montañosas Helan y Liupan. La primera, situada al noroeste de las llanura de Ningxia, se extiende repleta de crestas y picos que apuntan al azul del cielo. La cadena Helan marca la línea divisoria que separa la llanura y el desierto de China. Las diferencias climáticas entre el este y el oeste son notables. No solo es la divisoria de los afluentes y los efluentes, sino que también separa el clima monzónico. La obstrucción de la montaña debilita las corrientes de aire frío que van del noroeste al este e impide además que los húmedos monzones del sureste entren en el oeste, convirtiéndose así en la barrera natural de la llanura de Ningxia y protegiendo el mágico paisaje de la “Jiangnan más allá de la Gran Muralla”.
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La cadena montañosa Liupan, en el extremo sur de Ningxia, divide la meseta de Loess en dos y realiza una importante divisoria de aguas ya que en la zona norte se encuentra el nacimiento de varios de los sistemas de drenaje de la cuenca del río Amarillo. En las laderas las precipitaciones son abundantes y el clima es bastante húmedo. Estas condiciones hacen que abunden los bosques de frondosas o de hoja ancha y conviertan la cadena montañosa Liupan en una “isla verde” sobre la meseta de Loess.

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La Gran Muralla se encuentra con Jiangnan

Bajo estas condiciones climáticas y geográficas, la naturaleza muestra aquí un horizonte que fusiona los paisajes del desierto con los pueblos de Jiangnan, donde abundan los canales. Las vistas son grandiosas, un gran desierto en el que la ausencia de viento hace que el humo ascienda recto hacia el cielo, mientras a espaldas de un largo río se pone el sol. Y muestra también una romántica escena en la que los pájaros vuelan juntos en el crepúsculo y el río adquiere el color del firmamento. Actualmente, los atractivos naturales de la Jiangnan más allá de la Gran Muralla se concentran en el Shahu, en Shapotou y en el lago Ming Cui, entre otros.
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El Shahu o lago Sha (沙湖, literalmente “arena y lago”), con arena en el sur y agua en el norte, muestra en una parte un desierto desolado y, en la otra, un hermoso lago de color azul verdoso. El lago humedece las doradas arenas al tiempo que la tierra abraza sus aguas, allí donde las olas ondean en una extensa niebla y la leve marejada de arena dorada se mece de arriba a abajo. El carrizo del Shahu es su particularidad y los pájaros son su alma. Cada año, con la llegada de la primavera, las flores se abren y numerosas aves migratorias vuelan en grupo hasta aquí, donde se reproducen.
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El distrito de Shapotou está situado en el margen sureste del desierto de Tengger. Aquí coinciden el páramo, el río Amarillo, montañas, oasis, humedales, lagos, la Gran Muralla y otros paisajes. En medio de la arena hay vegetación, en medio de la vegetación hay agua, en medio del agua hay islas y en las islas hay lagos. Su permanente belleza es tan tranquila como fascinante.
Desde tiempos antiguos, justo donde el río Amarillo se encuentra con la árida meseta, la cultura nómada del norte y la cultura de la llanura central han colisionado y se han fusionado en este lugar. Ningxia se ha convertido en un espacio en el que las culturas de la frontera, del desierto, de la Ruta de la Seda, y de la Llanura Central se han mezclado, formando la antigua, profunda, única y distintiva cultura del río Amarillo.

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pdfPublicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.Número 37. Volumen IV. Julio de 2016.
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