martes, 23 de febrero de 2010

el eslabón perdido


Evangelio: Mateo 6,7-15
"Vosotros rezad así"

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros rezad así: "Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno." Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas."

el dispensador dice:
sin eslabones no hay cadena,
sin cadena no hay puentes,
sin puentes no hay uniones,
sin uniones no hay comunidad,
con el aquí o con el allá...

la comunidad necesita de la comunión,
la comunión se conjuga en la comunidad,
el todo converge y de él emerge renovado...

el hombre no es nada en soledad,
necesita construir vínculos a efectos de poder ser,
caso contrario se consume en el mundo imaginario de las existencias... sin entidad
imaginando un sueño que nunca se revela,
que jamás se desvela,
que se ahoga en sí mismo...

el hombre necesita del mundo,
así como el alma necesita de la oración,
que la une con el más allá,
el de los ancestros y el de los que aún no llegan,
no importando por quién ni por dónde vengan...

la oración genuina construye puentes,
enlaza espíritus buscadores,
para construir redes de sentimientos,
tejidos de sensaciones uniendo ilusiones,
esperanzas, voluntades, y mañanas...

sin eslabones no hay cadena,
sin oración no hay mañana...
los extremos siempre,
siempre se retroalimentan,
y si no eres parte de la cadena,
simplemente no eres parte del todo.
el dispensador: simetrías del espacio tangible. Febrero 23, 2010.-
DEDICADO A: los que saben de puentes... del espíritu.

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