Artaza 20 de Febrero de 2010
Nostalgia de Pandora
Koldo Aldai Dicen sus colaboradores que en realidad Jim, en alusión a James Cameron, venía ya de vuelta; que ya había estado allí, en Pandora, una luna con ambiente similar a la Tierra que orbita en un planeta gaseoso gigante llamado Polifemo, en el sistema estelar Alfa Centauro, situado a 4,4 años luz de distancia. Dicen que conocía su geografía exuberante, cada una de sus plantas y animales; que sabía con todo detalle la fisonomía, hábitos y costumbres de la gente na'vi, una raza humanoide de piel azul y con algunos rasgos felinos que pueblan Pandora.
Dicen los diseñadores gráficos de “Avatar” que su director y a la vez guionista y productor, parecía haber caminado ese planeta satélite, tomado notas y por eso podía describirlo con tal precisión. El propio Cameron comparte su experiencia: “Yo había soñado con crear una película como ésta, ubicada en otro mundo, de grandes peligros y bellezas, desde que era un niño…. Con ‘Avatar’, por fin tuve mi oportunidad”.
A fe que lo ha conseguido él y su equipo, que su empeño de años no ha sido en balde: Pandora, forma parte ya de nuestro más bello imaginario colectivo. En todos los países hay gentes cabalgando, siquiera con la imaginación, las aves gigantes de Pandora, saboreando sus jugosas frutas, colgándose de las lianas de sus árboles majestuosos… El futuro ya nos ha alcanzado, aunque para ello tengamos que vestir aún gafas de plástico. Merced a visionarios como Cameron, hay una belleza de otros mundos superiores que ya encarna en las pantallas inmensas de los cinco continentes. Hay una hermosura excelsa que creíamos reservada para el mañana y que ya nos es proyectada, siquiera en pequeñas dosis, como prueba incontestable de su existencia.
Hay otros mundos, hay más maravilla de la que podamos soñar, nos está diciendo con “Avatar” su esmerado director. Para que no haya duda alguna, nos muestra la luna de Polifemo y su asombrosa biodiversidad. Pandora está ahí, a nuestro alcance. Podremos un día remontar sus montañas flotantes, pasear sus bosques de ensueño, unirnos en sentido abrazo al árbol Madre, a los árboles de las almas, de las voces…
La película “Avatar” canta a la vida en todas sus formas inimaginables, por supuesto a los árboles a quienes tanto debemos. La admiración de Jake, el protagonista, por la cultura y las capacidades de los na’vi, en realidad de otras civilizaciones más allá de la Tierra, es también nuestra. ¿Quién no quisiera, al igual que el marine inválido, encerrarse en esas “cabinas de enlace” que nos permiten dejar automáticamente el cuerpo? ¿Quién no compraría billete a Pandora y su naturaleza pura? ¿No será “Avatar” la expresión colectiva de una irrefrenable nostalgia por un planeta virgen? ¿Y si el amor intergaláctico que se profesan Jake y Neytiri estuviera destinado a hacer germinar la posibilidad de futuros y semejantes vínculos, que ahora nos parecen imposibles?
“Avatar” no es una mera película con alarde de efectos especiales y mensaje ecologista, “Avatar” es un firme alegato contra el expolio. Nos habla de una vida que es sagrada aquí y en el otro extremo del universo, en Pandora y en todas partes y lo hace con una genialidad sin precedentes. Su pensamiento-fuerza ha corrido como la pólvora de un extremo a otro del planeta. La vida es sublime y bendita y es preciso defenderla, nos susurra el protagonista de “Avatar” y la gente na'vi.
Sí, hay un antes y un después de este alarde extraordinario en 3D. Hay quien teme y así lo ha expresado, que nos arrodillemos ante el gigantesco árbol Madre; que rindamos suprema admiración por toda la creación; que nos unamos al Cielo por un simple cordón sin necesidad de intermediarios; que el mismo Dios de todo el universo en cada planeta cobre un nombre diferente, Eywa por ejemplo en Pandora. Parece que “Avatar” viniera a clausurar esos y otros dominios fuera ya de tiempo, como los de quienes degradan la naturaleza y cercenan libertades. Es curioso observar en la hemeroteca la extraña alianza de quienes arremeten contra la película “Avatar”.
A la oscarizada empresa de efectos visuales de Peter Jackson, Weta Digital le hizo falta más de un Petabyte (mil terabytes) de almacenamiento digital para todos los “activos” creados por ordenador de la película… El mundo virtual se acerca a las realidades superiores, alertándonos de que éstas están ahí, en alguna parte, cada vez más próximas. El ser humano comienza a percibirlas y a animarlas, a conservarlas y reproducirlas.
Aún con sus dosis de batalla inherentes a una superproducción norteamericana, “Avatar” es un canto al amor y a la hermandad, es una invitación a soñar con la vida en otras dimensiones más luminosas, es un argumento por la unión de las civilizaciones, en contra del choque de mundos diferentes. La película, con diferencia, más vista de todos los tiempos, está cargada de mensaje y de esperanza. ¡Ojalá que con todo lo recaudado podamos proseguir esta exploración intergaláctica de la mano de este guía excepcional, por nombre James Cameron!
“Avatar” es más que una película y por ello tiemblan los defensores de un paradigma de privilegios caducos. “Avatar” es todo un fenómeno social cuyo alcance todavía es aventurado vaticinar. Puede ser un avance en la evolución colectiva hacia horizontes más anchos y trascendentes. Puede ayudar al progreso de las conciencias a favor de la sacralidad de cuanto existe. ¡Ojalá así sea!
No, nosotr@s no hemos estado en Pandora, pero Cameron nos lo ha contado y además con toda suerte de detalle, con el mayor alarde de medios y técnicas hasta el presente imaginables. Por eso nosotr@s estamos decididos a quitarnos las gafas de plástico y a que realmente cobre tres dimensiones todo ese alarde de belleza; estamos decididos a hacer de la Tierra un planeta también desbordante de armonía, color y paz; un astro, al igual que luna de Polifemo, íntimamente unido al sublime Origen de todo lo creado.
Koldo Aldai
el dispensador dice: tengo una sintonía singular con las reflexiones de Koldo Aldai, una armonía consonante que no puedo traducir a las palabras humanas en idioma alguno. Por ello, mi incapacidad para encontrar los términos apropiados, justos o adecuados, es que deseo vibrar con vosotros esta, mi reflexión consecuente a la que propone Koldo Aldai desde Artaza.
Mi credo de vida me indica que existe un mundo de las ideas, semejante al descripto por Platón, pero que en verdad proviene de culturas humanas antiquísimas, muy anteriores a los indos, a los persas e incluso a los nubios.
Mi credo de vida me indica que dicho mundo de las ideas se abre vertiendo las mismas sobre las mentes de los vivos (respirantes según mi visión) a efectos de promover elementos formados de consciencia, criterios y mucho más.
Mi credo de vida me indica que quiénes captan las esencias de dichas vertientes, se nutren a sí mismos pero además derraman sus visiones sobre el mundo contiguo, alcanzando incluso mundos que no están a nuestro alcance de sentidos limitados y/o no suficientemente desarrollados (de hecho, no desarrollados).
Mi credo de vida me indica que las leyendas no son tales y que más allá de los ruidos de las intepretaciones, sus contenidos son genuinos, auténticos e indiscutiblemente ciertos. Las pruebas son muchas pero dependen siempre de las capacidades (latentos, dones y gracias) de quien se expone a ellos.
Mi credo de vida me indica que PANDORA no es un cuento, mucho menos una mera circunstancia, y que la esperanza de su caja no es un tema menor en la consciencia humana, en su psiquis, pero que va más allá de su propia existencia y funciona como ventana de universos.
Desde el "Cristal Encantado" la humanidad está recibiendo señales desde el mundo de las ideas... señales apropiadas a un cambio fundacional de las conductas. Estas últimas demandan una caida de fronteras, otra de banderas, una más de concepciones religiosas, más aún otra de espacios, a efectos de comprender que este universo depende un equilibrio de almas y espíritus que no puede ser alterado y mucho menos transgredido por antojos de razas, colores, o soberbias oportunistas.
Los seres humanos estamos expuestos a captar estos "derrames" desde el "mundo de las ideas" y dichos mensajes pueden ser transformados en ideas majestuosas o monumentales traducidas a libros, pensamientos, prosas, versos, y hasta películas (finalmente guiones).
Hoy, precisamente esta interpretación de Koldo Aldai, me lleva a pensar una vez más que la humanidad como un todo está recibiendo señales, advertencias, mensajes, acerca de la necesidad de unificar las almas en una oración que promueva la vida en comunidad, armonía, sinfonía de espíritus comulgantes con su tiempo respirable a efectos de armonizar con aquel otro mundo de las almas en espera de la vida o bien de aquel otro conformado por aquellas que ya pasaron por aquí... las líneas escritas en el libro de la vida así lo indican, aún cuando no sepamos bien de qué se trata ni cómo es... el libro de la vida de cada quién forma parte del árbol de la vida que se ubica en el centro del reino de los reinos y hay tantos libros como frutos espirituales hay.
Finalmente, somos parte de un hilo eterno desde la creación y hacia ella. Indefectiblemente es así. En este preciso momento la creación nos demanda justamente revelarnos como creadores de nuestro propio mañana, ya que de no ser así, en breve nos expondremos a las señales de un final anunciado reiteradamente, esto es aquel que indica nuestra extinción como cuerpos para regresar al mundo de las entelequias que nos exigirá hallar un mundo que sea vivible para recomenzar con nuestros ciclos eternos... la Caja de Pandora tiene el secreto bien guardado... pero la humanidad tiene aún el alma cerrada a la comprensión prudente de lo que aquello significa e implica. Febrero 23, 2010.-el dispensador: preservando las esencias de Pandora.
DEDICADO A: Koldo Aldai y su nodo de nostalgias...
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