La Gaceta - "Los libros nos permiten salir de nuestras vidas mediocres para disfrutar de otros mundos"

| ESTRELLA. Vargas Llosa en su arribo al hotel de Cartagena de Indias, cercano a la casa de García Márquez. LA GACETA / MIGUEL VELARDEZ


LA GACETA EN COLOMBIA [LA GACETA / TUCUMÁN]
"Los libros nos permiten salir de nuestras vidas mediocres para disfrutar de otros mundos"

Jueves 4 de Febrero de 2010 | LA GACETA participó en Cartagena de Indias de una charla pública con Mario Vargas Llosa. "Nunca tuve apetitos de político. Mi sueño siempre fue ser un buen escritor", dijo.

Autor
Miguel Velardez
Redacción LA GACETA

mvelardez@lagaceta.com.ar

CARTAGENA DE INDIAS, Colombia.- Fue el invitado estrella del "Hay Festival". Mario Vargas Llosa llegó a "La ciudad Heroica" el jueves a la noche. Apenas ingresó al hall central del hotel Santa Clara, se produjo un hormigueo de seguidores y de fotógrafos que lo rodearon para obtener su retrato. Un grupo de asistentes trasladaba el equipaje, mientras el escritor subía a su habitación y el patio recuperaba la tranquilidad que se había roto por su presencia. Media hora después, apareció otra vez en el hall del hotel.

Se había cambiado una camisa blanca a rayas por otra lisa del mismo color. El chofer abrió la puerta de una lujosa camioneta y Vargas Llosa subió junto a su esposa. La pareja iba a dispuesta a cenar. El vehículo llegó a la esquina de la calle Stuart y giró por la calle del Curato de Santo Toribio; es decir que pasó por el frente mismo de la casa del Nobel colombiano, Gabriel García Márquez.

En la pintoresca vivienda del colombiano, una ténue luz blanca se filtraba por la celosía de una ventana en la planta alta. Vargas Llosa y García Márquez estuvieron a tan sólo metros de distancia, pero no se vieron. Tampoco se iban a encontrar durante el desarrollo del encuentro de escritores en Cartagena.

Ambos rompieron relaciones hace más de 40 años y parecen dispuestos a dejar las cosas tal como han estado hasta ahora.

El sábado, al mediodía, Vargas Llosa tenía programado una conversación pública con el escritor colombiano Héctor Abad Faciolince, en el escenario del teatro Adolfo Mejía.

Una hora antes del inicio de la charla pública, alrededor de 700 personas aguardaban impacientes por ingresar como si estuviesen en la previa de un recital. Había revendedores de boletos y la gente sabía que podía quedarse afuera.

Tanto entusiasmo generó el peruano, que los organizadores lo convencieron de hacer "horas extra" para presentarse por segunda vez el domingo. Durante la conversación, Vargas Llosa habló de literatura y de política.

- ¿Cuáles son sus libros preferidos?

- Uno tiende a preferir aquellos que más le ha costado escribir. En mi caso, me gusta "Conversación en la catedral" y "La guerra del fin del mundo". Me ha costado muchísimo "La fiesta del chivo" y el libro en el que estoy trabajando ahora también me está sacando canas. No es un libro de historia; es una novela sobre un héroe de novela y se llamará "El sueño del celta". El personaje central es un nacionalista irlandés, que fue juzgado y ejecutado.

- En "Conversación en la catedral" aparece usted. ¿Es una obra autobiográfica?

- Sí, en esos años terminé el colegio y entré en la universidad. Esos años me marcaron y creo que a toda mi generación. Además, había comenzado a hacer mis primeras armas en el periodismo. Todos los escritores utilizan su memoria como materia prima de sus obras.

- Sobre "Sables y utopías" ingresa en el terreno de la política…

- Nunca pensé en participar en política activa, pero mi candidatura a la presidencia la hice empujado por las circunstancias, aunque nunca voy a dejar de opinar sobre la política hasta que muera. Digo esto porque la política se llena de lugares comunes, especialmente en cuanto al lenguaje de los políticos y en ese campo el escritor puede limpiar ese lenguaje.

- ¿Cómo fue esa experiencia?

- Durante la campaña presidencial me encontré con un grupo de señoras a las que se había convencido de que yo había ofendido a las mujeres de Loreto en la novela "Pantaleón y las visitadoras". Ellas estaban en una manifestación cuando llegué al lugar y tuve que explicarles que eso era literatura, pero el día de las elecciones tuve más votos porcentualmente; o sea que las mujeres me creyeron (sonríe).

- ¿Por qué fracasó en la política?

- Nunca tuve apetitos de político. Mi sueño siempre ha sido ser un buen escritor, un gran escritor. Entendía que el sistema democrático se caía a pedazos en Perú y me vi empujado por esas circunstancias, pero sin tener ese apetito que tiene el político por alcanzar el poder y creo que fue una de las razones de mi fracaso.

- La realidad se cuela siempre en la literatura ¿Cree usted que esto tiene algún efecto en los lectores?

- En la literatura se opina políticamente. Interviene la realidad y seguramente consigue efectos, pero no podemos medirlo. Por ejemplo, "Los miserables" de Víctor Hugo, en su época le abrió los ojos a la gente sobre el sistema penal. Lamentablemente no lo podemos medir, porque no deja estadísticas.

- ¿Está en crisis Latinoamérica?

- Veo con más optimismo a Latinoamérica. No me parece que la democracia esté retrocediendo. Por supuesto que hay gobiernos de derecha y gobiernos de izquierda. Por mencionar, Colombia tiene un gobierno de centro derecha, mientras que Brasil, de izquierda. Pero también tengo que decir que hay una Latinoamérica populista, autoritaria como sucede en Cuba, en la Venezuela de Hugo Chávez, que va acosando e intimidando a la oposición. Hay gobiernos de izquierda que han respetado las reglas de la democracia: Uruguay, por ejemplo, es un fenómeno novedoso. Tabaré Vázquez ha respetado las instituciones. Los gobiernos populistas van retrocediendo. Creo que Chávez es popular, pero se ha ido disminuyendo su popularidad. Si hubiera elecciones libres (en Venezuela), ganaría la oposición. No tienen energía, no tienen agua. Es un país rico, pero sufre la política demagógica de Chávez. Pero viendo con objetividad el caso, está en proceso de descomposición total el régimen de Chávez.

- Nunca se concretó el debate político con Chávez…

- Esa fue una bravata de Chávez y después dio marcha atrás. Como todos los dictadores, se cree dueño de la verdad. El impone lo que hace y no creo que pueda ni quiera debatir con alguien que piensa distinto. Creo que Chávez es capaz de todo. Además está acorralado y necesita crear la ilusión de unidad. Yo no puedo descartar que acuda a un acto irresponsable contra Colombia.

- ¿Qué piensa respecto de la reelección de Uribe en Colombia?

- Uribe tiene un récord magnífico, ha devuelto la esperanza. El balance es positivo y lamentaría mucho que se postulara a la reelección. No se puede cambiar las reglas de juego en provecho propio (en referencia a que Uribe espera un fallo que lo autorice a buscar el tercer mandato consecutivo en la presidencia de Colombia). El sistema es más importante que las personas y eso hay que preservarlo. Si se sacrifica el sistema por una persona se puede perder mucho y ya se hizo antes en Latinoamérica; por eso hay tanto retroceso en la región.

- Usted fue muy crítico de Alan García en el primer mandato ¿Por qué ahora lo respalda?

- El Alan García de ahora no es el mismo de su anterior mandato presidencial. Ahora no ha privatizado nada; eso arranca desde Toledo (antecesor de García en la presidencia de Perú). Alan García se ha mantenido en esa misma dirección.

- ¿Cómo hubiera sido su vida sin literatura?

- Mi vida hubiera sido más chata, más gris si no hubiera leído todos los libros que me han hecho vivir, viajar, soñar. Los libros nos permiten salir de nuestras vidas mediocres para disfrutar de otros mundos.

Al final de la charla, Vargas Llosa fue ovacionado y regresó al hotel por el mismo camino que lo había hecho antes para pasar enfrente de la casa de García Márquez. Ambos referentes del "boom latinoamericano" nunca se encontraron cara a cara en Cartagena de Indias, a pesar de que en las siguientes cuatro noches durmieron a tan sólo 50 metros uno del otro.

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