martes, 9 de febrero de 2010

la esencia del valor


Evangelio: Marcos 7,1-13
"Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres"


En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con las manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas.)

Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: "¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?" Él les contestó: "Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos." Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres."

Y añadió: "Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. Moisés dijo: "Honra a tu padre y a tu madre" y "el que maldiga a su padre o a su madre tiene pena de muerte"; en cambio, vosotros decís: Si uno le dice a su padre o a su madre: "Los bienes con que podría ayudarte los ofrezco al templo", ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre, invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os trasmitís; y como éstas hacéis muchas."

el dispensador dice:
muchas veces las palabras pronunciadas
ocultan las realidades,
dando forma de verdades,
a mentiras acordadas,
por las vergüenzas pasadas,...
por unos y otros vividas,
como instancias transitadas,
por circunstancias aceptadas.

otras veces, las palabras pensadas,
desprecian las verdades,
determinantes esenciales,
que embarullan los pensamientos,
que demandan ocultar,
debilidades no mostradas,
levedades deformadas para burlar circunstancias...
por unos y otros aceptadas,
como vergüenzas ajenas,
jamás asumidas, nunca reveladas.

pero nada hay oculto,
que no deba ser visto...

pero nada hay burlado,
que finalmente no se conozca...

las esencias son efectivamente invisibles a los ojos,
pero no al alma, tampoco a Dios, menos a sus ángeles...

todo lo que vives,
todo lo que respiras,
todo lo que sueñas,
deja su huella...

no importa dónde, nada se esconde...

y siempre hay un giro que descubre
aquello que las mentiras
vestían pomposamente con palabras,
escudadas tras miradas firmes,
huecas sí, pero sostenidas,
al efecto de convencer al otro
sobre la vergüenza no aceptada...

y el hombre se debate ante preceptos nulos,
que lo alejan de su calidad de ser por sí mismo,
ofreciéndole flancos débiles,
que se fortalecen en la pobreza del otro...

pero los valores esenciales,
se sitúan más allá de las palabras,
tomando distancia de las mentiras,
tanto como de las circunstancias,
y si por causalidad llegas a conocerlos,
descubrirlos y atenderlos,
no podrás prescindir de ellos,
ya que habrás descubierto por fin,
que tu alma, la olvidada, es parte de ellos...

cuanto más niegas las esencias,
más éstas te perseguirán...
el dispensador: regresando de los silencios inducidos. Febrero 09, 2010.-
DEDICADO A: los que entienden.

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