martes, 28 de diciembre de 2010

de las inocencias

"donde reinan las miserias humanas, las inocencias y sus sentidos no encuentran lugar... y cuanto menos espacio haya para ellas, más miserias habrá y éstas engendran mezquindades y desprecios... y donde mandan las mezquindades y los desprecios, imperan los olvidos y las burlas exterminando y deformando los valores y ahogando los recuerdos genuinos que atan a las estirpes y sus legados...".

EVANGELIO
Mt 2, 13-18
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.


Después de la partida de los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo". José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto. Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del profeta: "Desde Egipto llamé a mi hijo". Al verse engañado por los magos, Herodes se enfureció y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, de acuerdo con la fecha que los magos le habían indicado. Así se cumplió lo que había sido anunciado por el profeta Jeremías: "En Ramá se oyó una voz, hubo lágrimas y gemidos: es Raquel, que llora a sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya no existen".


el dispensador dice: todo lo que existe es un reflejo del verbo divino, cuyos destellos expresan distintos momentos de esas mismas existencias y sus circunstancias... y la vida es un paso entre la luz suprema y el reflejo efímero de ella misma que da lugar a un estado denominado "inocencia" que transita desde la gestación hasta un lapso que puede alcanzar los cuatro años de la niñez. Del estado de espíritu al tiempo respirable hay un umbral de causales de esa misma vida que proporcionan un estado de "inocencia". A medida que ésta se pierde, que se va adentrando la vida a la condición "densa", se deforman los contenidos originales y dicha adaptación redunda en desmedro de la calidad de las personas... cuanto más pierdan su condición de inocencia, más se alejarán de la luz suprema y mayor confusión tendrán para interpretar y hasta dilucidar las muestras de la luz efímera... a veces la sombra pesa... a veces la huella pesa... a veces la espalda pesa aún no cargando mochila visible... a veces el aura pesa... La Tierra ha transcurrido eras donde la luz divina regía las horas, pero hoy ello no sucede y por el contrario, las inocencias son cortas y rápidamente se adentran los seres humanos a etapas muy densas donde la soberbia y el desprecio orientan y dominan los criterios de vida, haciéndoles suponer que los bienes y las comodidades son brújulas que conducen al imperio de las voluntades. El hombre hoy reclama paz pero ha perdido la propia, la íntima, esa que se cultiva en el espíritu y rige el alma, que se sustenta en la inocencia, la humildad, la compasión y la misericordia, en ese orden, incorporando la resignación y la oración como aportes que pueden modificar las huellas del destino escrito... El hombre está más denso que la piedra... tiene menos alma y ya sus ojos no le alcanzan para ver como tampoco sus oídos le son suficientes para oir... por ende no entiende ni lo que ve ni lo que escucha... no atiende ni tampoco comprende las señales y sus mensajes. Su paso está lejos de las escrituras, a las cuales hace referencia sin asumir sus contenidos o sus recomendaciones. No hay paz en la Tierra porque no hay espíritus en paz consigo mismo... y donde moran las segundas intenciones... se ahuyentan las sabidurías y se opacan las inteligencias, llevando los dones hacia un abismo invisible pero real, un precipicio donde reina la soledad de los talentos perdidos y de los otros, los sacrificados. Hoy, día de inocencias de alma, vale la pena tener presente esta reflexión. Diciembre 28, 2010.-
el dispensador: de las inocencias de los niños que están migrando a ser adultos.
DEDICADO A: los que no saben de inocencias...

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