viernes, 31 de diciembre de 2010

CARTA al MAÑANA NECESARIO... detrás de los cristales


el dispensador dice: sí, se está evaporando el último instante del último año de la primera década del nuevo siglo del nuevo milenio, pero todo es viejo y el hombre está muy cerca de asistir a un hito que ya no recuerda y del cual sus registros se han perdido entre ignorancias y miserias... está por reconocer el portal, la ventana que lo enfrenta con su propio origen. Esto sucede cada vez que el SOL que ilumina nuestros días se renueva, se funde en sí mismo, dando lugar a una nueva era, un nuevo SOL, el sexto de la gesta humana en la Tierra. La mezcla de fuegos da origen a un nuevo vuelo, caducan algunas ataduras y comienzan otras distintas. Este hombre de aura densa, requiere regresar urgentemente a su espíritu, demanda reencontrarse con su alma, volver a cultivar valores y recuperar la calma, imprescindible para construir y transitar la vida que se le concede por un tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo. El hombre se ha acostumbrado a sobrevivir, muchas veces entregando su dignidad a cambio, otras veces sacrificando su tan mentada libertad, las más de las veces sometiéndose a la voluntad de desquiciados que lo utilizan para sus mezquindades... pero ese mismo hombre se ha olvidado de sí mismo, y mientras se ve consumido por el anonimato, también lo es por el mediatismo que impera en la sociedad de este tiempo de sombras, donde las luces están reducidas a la soledad y se encienden sólo en la intimidad de esas mismas soledades. Caminamos por una Tierra donde los padres no reconocen a sus hijos y donde éstos desconocen a sus padres, por ende los legados reniegan de dones y talentos, reclamando gracias divinas como si se tratase de una obligación propia de los cielos... mientras tanto los esfuerzos son tediosos, o no existen... mientras tanto las voluntades son pobres, escasas, atadas a las cargas de mochilas virtuales que alientan la desidia del mínimo de los esfuerzos. La humanidad está densa y ello es consecuente con el fin del quinto SOL... pero esta vez, a diferencia de otras anteriores, el SOL no se apagará a sí mismo para reencenderse más tarde, antes bien abrazará el todo por segundos, los suficientes como para dar lugar a una nueva senda, nueva huella, nueva lámpara... y ello amerita nuestra oración, elevar una oración universal por el "mañana necesario", ése que aún no es, que no nos incluye pero que sí lo hace de todos aquellos que aún no son, que no han sido engendrados, cuyos tiempos no han sido asignados y cuyos destinos no han sido escritos ni tampoco inscriptos en el libro de la vida... El árbol de la vida espera que esta oración se manifieste... Los que transitamos los tiempos respirables, lo hacemos porque hemos recibido la gracia de las gracias, la que no deviene de manto sino de verbo. Las gracias que devienen del manto de lino son aquellas que se piden, pero la gracia de la vida se concede sin que uno la pida... y ello merece la reverencia plena y el sometimiento único a la voluntad de Dios transcripto en la luz por la cual nos deslizamos para ser engendrados, permitiéndonos nacer, ser efímeros ante la eternidad a la cual deberemos regresar, hoy, mañana, cuando sea nuestra hora. El mañana necesario se reclama, se pide, se ruega, sin distinción de razas, clases sociales, lugar, culto, capacidades... simplemente se pide porque lo necesitan nuestros hijos, sus propios hijos, y un universo que no conocemos desde aquí y que tampoco forman parte de los recuerdos ya que se ahogan en sus propios tiempos, distantes de los nuestros. El hombre es herencia desconocida, un modelo que no entiende que existe un cordón umbilical con el allá, que se desenrolla para la vida y se va ovillando hasta cerrarse en sí mismo, habilitando nuestra vuelta a las praderas del Señor... pero hay un segundo cordón umbilical, el de la estirpe, que tiene hebras y nudos, nudos y hebras, perdiéndose en los ayeres intangibles y perdiéndose en los mañanas imposibles, en los que no estuvimos ni estaremos incluidos porque estaremos residiendo los espacios de las almas, ese lugar donde no hay ni días ni noches, tampoco aire ni tiempos... donde el espíritu es voluntad expresada en sus alas, cultivando campos de luz que permiten que otros reciban sus gracias. Al recibir los destellos del 2011, percibo brillos y opacidades, estimo luces y sus sombras, avizoro suelos sin alfombras, pero el número no es nada ya que podría ser cualquier otro y no sería distinto en contenidos. Sí estamos acercándonos a la confluencia de las convergencias, esas donde se funden las simetrías y se consumen las asimetrías, entendiendo que los himnos deben ser cantados y los coros demandan sintonizar sus tonos, coordinar sus voces... pero esto es al portal de portales, inversión del polo de las auras, lo que no ves con el alma nunca podrás entenderlo por tus ojos. Si no amas lo que haces, si no te concentras en tu vida, si no cultivas tus principios y los transformas en convicciones, habrás pasado por aquí sin darte cuenta sobre el profundo sentido de los tiempos respirables, esos que compensan los ciclos de los presentes y los ausentes, de los iguales y los distintos. Hoy, en los albores del 2011, debes regresar a tu santuario, ese mismo donde la misa y la oración se funden en un único espíritu, el propio, el tuyo. Dicho santuario no tiene paredes ni torres, no tiene campanas ni naves, no tiene altares ni imágenes, ese santuario es tu propia vida. Diciembre 31, 2010 // Enero 01, 2011.-
"...llevo comigo la esencia de niño, amo la lluvia tras los cristales, amo las casuarinas mojadas y chorreantes de eternidades perfumadas, amo las distancias de horizontes lejanos, amo abrir la mano para alimentar al hermano de alma, ese que busca calma sin reconocer su huella, quien no lleva paz en su espíritu deberá regresar a hallarla... las esencias no se guardan en mochila".
"...detrás de los cristales, llueve, llueve, pero he recuperado mis rosarios, he estado en la gracia y en el cerro, el mañana me espera, nos iremos juntos".

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