sábado, 18 de diciembre de 2010

PARECIÓ


El dispensador dice: pareció mirar lejos, pareció guardarse de lo que lo rodeaba, pareció intentar proteger su alma, pareció saltar desde un peñasco hacia el vacío, pareció estrellarse en el océano de aguas revueltas, pareció... pero sólo estaba absorto en sus cosas, ahogado en sus pensamientos, avizorando un horizonte distinto, tal vez por el ayer, quizás por el hoy, probablemente por algún mañana...


Pareció reír, pareció llorar, pareció susurrar, pareció cantar, pareció llorar, pareció... pero apenas si estaba ahogado en su alma, reducido a sus silencios, nadando contra la corriente del destino, del escrito y del trazado, intentando diseñar una ecuación adecuada para revelar el atolladero que le proponía la vida...

Pareció pensar, pareció reflexionar, pareció meditar, pareció orar, pareció asistir a una manifestación mística, pareció... pero el árbol que lo cobijaba le entregaba sus ramas, sus hojas, sus brotes, su corteza, sus anillos y su savia, ofreciéndole anidar en su tiempo, un espacio que trasciende los aires e interpreta el sentido de las estancias tanto como aquellas sus circunstancias...



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Pareció caminar, pareció andar, pareció correr, pareció trotar, pareció levitar, pareció volar, pareció... pero estaba asido a su cuerpo, atado a su tiempo, acorralado por su respiración, pensando como salir de allí hacia la eternidad buscada y amada, aunque bien sabía que nadie escapa a su destino, tampoco a su tiempo...

Pareció nadar, pareció sumergirse en profundidades intangibles, pareció desaparecer en el azul imposible, pareció hablar con los delfines, pareció comunicarse mediante sonidos agudos, estridentes, pareció... en realidad buceaba en las extensiones del espíritu buscando el santuario prometido, quizás pensado, nunca alcanzado...




Pareció escalar, pareció ascender una escala invisible, pareció asirse a las piedras, pareció aferrarse al aire, pareció beber el espacio circundante, pareció hablar con las piedras, pareció... quizás conocía el pentagrama invisible de las esperanzas, ese que retiene la sinfonía del mañana necesario, ese que llega sin ser buscado o que se encuentra sin ser hallado...

Pareció tomar un lápiz, pareció encontrar una hoja, pareció escribir deseos, pareció describir ilusiones, pareció recitar canciones, pareció descubrir la idea, pareció... pero aquello que parecía era distante y propio de las perspectivas, no se sabía si la lejanía era tal o apenas era ilusión, posiblemente un espejo de los sentimientos, ese que no refleja más que la esencia de las cosas...

Pareció que dormía, pareció que soñaba, pareció que viajaba, pareció que su respiración se agitaba, pareció que movía desesperadamente sus ojos, pareció... pero sus sueños estaban en él, en su intimidad, en sus silencios, en su soledad y en sus recuerdos...

Pareció haber encontrado su estrella, pareció haberle complacido el color, pareció que algo le hablaba, pareció que él escuchaba, pareció estar atento, pareció comprender, pareció responder, pareció... pero allí no había más que una sombra buscando su lágrima revuelta en el pasto, no tenía cuerpo, no tenía historia, no tenía recuerdos, había encontrado a su ángel y ambos eran consciencia.


el duende buscó respuestas, pero la sombra decidió hacerse aire para ser llevada por el viento... no siempre lo que pareció realmente fue o sucedió, ya que siempre dependió de la perspectiva del observador... así como muchas veces, aquello que se le ofreció a los ojos, no fue atendido, ni siquiera apreciado y permaneció flotando a la espera del siguiente buscador... Diciembre 18, 2010.-

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