sábado, 22 de marzo de 2014

SENTIDOS Y DIRECCIONES ▲ Octavio Paz: La poesía: profesión de fe | Cultura | EL PAÍS

Octavio Paz: La poesía: profesión de fe | Cultura | EL PAÍS



La poesía: profesión de fe

El ritmo es el esqueleto, pero es la plástica del poema lo que más llama la atención en su obra



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El escritor Octavio Paz durante su época de París. / ANTONIO GÁLVEZ


“Altos muros del agua, torres altas, / aguas de pronto negras contra nada, /impenetrables, verdes, grises aguas, / aguas de pronto blancas, deslumbradas”. Muchos son los versos de Octavio Paz con una estructura análoga a la de estos. Y si seguimos leyendo el poema, en la tercera estrofa encontramos: “El resonante tigre de las aguas, / las uñas resonantes de cien tigres, / las cien manos del agua, los cien tigres / con una sola mano contra nada”. Este modo, que además de no temer la rima asonante incorpora la repetición de palabras con distintas ubicaciones y pesos, responde en primer lugar la inteligencia y el dominio de quien esto escribe. Octavio Paz, es sabido, aparece como uno de esos manantiales de luz del intelecto que ilumina todas las parcelas del acervo humano. En su poesía hace lo propio a través del mismo hecho poético. Y este se presenta, dice él, en el ritmo, la música, la metáfora, la analogía, la combinatoria... El ritmo es el esqueleto, pero es la plástica del poema lo que más llama la atención en su obra. Las palabras nos dicen algo que está más cerca de nosotros que su sentido, actúan como los colores en un cuadro.
En estas estrofas, de coger un pincel y pintar azul el “agua”, blanca la “nada” y rojo el “tigre”, tendríamos en la primera cuatro manchas azules y una blanca, y en la segunda, tres manchas rojas, dos azules y una blanca. Se diría una obra de Miró, pero también se trata de un trayecto. En la primera hallamos “muros”, “torres” e “impenetrables”, puros obstáculos, y por otro lado “aguas”, “verdes” y “deslumbradas”, que invitan a un fluir. El conjunto entero del poema se presenta como un ámbito cerrado y seductor, un laberinto visual en el que todo se resuelve en la misma contraposición de sus elementos. La maestría de Octavio Paz es esta: atraparnos liberándonos a la vez con su particular modo de empleo de los materiales.
¿Se trata de una cuestión externa? Él mismo nos contesta: “La forma que se ajusta al movimiento / no es prisión, sino piel del pensamiento”.
Hay que adivinar, pues, el pensamiento a través del aspecto y no a través del contenido de la palabra. ¿Cuál es el propósito final? Paz no diría nunca como Cirlot: “Poesía es lo que el mundo no es y no me da”. Tan culto y conocedor del mundo surrealista o esotérico como este, se halla, en cambio, en la posición contraria: será el poeta el que tome del mundo lo que quiera y lo someta a metamorfosis. Gran ensayista y pensador, el mexicano afirma: “Un poema no solo es un objeto verbal, sino que es una profesión de fe”. De hecho es el cuerpo del poema al que él da vida como “artista”, el objeto de su fe, por ello es hasta tal punto completo su logro. Y en el poema se halla el mundo entero.

El ritmo es el esqueleto, pero su plástica es lo que llama la atención
Si Mallarmé, así lo destaca Paz, veía “la poesía como máscara de la nada”, para él sería más bien "máscara de todo". Con sus libros, llámenseLibertad bajo palabra, Árbol adentro, Ladera Este, Blanco o Salamandranos sitúa ante todas las culturas de todas las épocas, desde las autóctonas mexicanas a las del Japón y de la India o a las vanguardias europeas de la primera mitad del siglo XX, sin evadir siquiera el hilo de sus propios pasos (Pasado en claro) y siempre con esa luz que es proyección del pensamiento sobre el poema de modo que atrae, de inmediato, a los ojos. Él es plenamente consciente de ello pues afirma: “La poesía / como la verdad, se ve”, y también: “La crítica del objeto prepara la resurrección de la obra de arte no como cosa que se posee, sino como presencia que se contempla”.

el dispensador dice:
la poesía es parte del alma...
si no la llevas con ella,
no puedes aprenderla,
no puedes comprenderla,
no puedes descifrarla,
no puedes ejercitarla,
y ni siquiera puedes pensarla,
porque el alma será llana,
y aún viendo... no verá nada...

la poesía es parte del espíritu...
si éste no la contiene,
sencillamente no existe,
no forma parte del pensamiento,
mucho menos del sentimiento,
quedando el espíritu atado al tiempo,
capturado por lo denso,
secuestrado por aquello,
que se queda junto al cuerpo,
cuando al desprederse el espíritu,
está vacío de sentimientos...

no es lo mismo,
pensar de izquierda a derecha,
que hacerlo al modo inverso,
de derecha hacia la izquierda,
ya que ello cambia el sentido,
de los versos en los poemas,
de los sentimientos según los temas,
de las visiones que alma llenan,
exponiéndola a direcciones,
donde los sentidos desbordan,
cuando los afectos envuelven aquello que se entrega...

es así que el poema,
sin duda alguna, 
es parte de la "fe" humana,
revelándose en el aura,
que expresa lo que se trae en el karma...
ya que si allí no hay nada,
sólo ha de tejerse el drama,
de las mentiras y sus tramas,
de las traiciones y sus ramas,
que no son otra cosa que expresiones,
comunes a las miserias humanas,
esas que sólo provienen,
de los vacíos que moran en ciertas almas...

hubo tiempos de trovadores,
de poemas en las almas,
de paciencias que traducen calmas,
de miradas libres que se extienden hasta el alba...

ahora hay tiempos densos,
donden los poemas escasean,
tanto como el sentido de las palabras,
cuando no quedan valores,
los poemas vuelan... antes de anidar en el alma.
MARZO 22, 2014.-


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