viernes, 28 de marzo de 2014

PÁJAROS ASUSTADOS ► LOS PÁJAROS NO VUELAN DE NOCHE ▲ Donna Tartt: «No hubiera podido escribir esta novela después del 11-S» - ABC.es

Donna Tartt: «No hubiera podido escribir esta novela después del 11-S» - ABC.es



Donna Tartt: «No hubiera podido escribir esta novela después del 11-S»

Día 27/03/2014 - 14.04h

Diez años después, la esquiva autora regresa con 

«El jilguero», una historia inmensa que tiene a 

Dickens y Dostoievski como referentes





Donna Tartt: «No hubiera podido escribir esta novela después del 11-S»

ABC




Donna Tartt (Greenwood, 1963) es una de las escritoras más importantes y, sin embargo, ausentes de la actual narrativa anglosajona. A comienzos de los 90 publicó «El secreto», su primera novela. Fue un éxito inmediato. Traducida a 25 idiomas, logró vender más de cinco millones de ejemplares. Tras la tempestad, Tartt se retiró a la calma de su retiro campestre y siguió escribiendo (a mano).
Donna Tartt: «No hubiera podido escribir esta novela después del 11-S»
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Cubierta de «El jilguero»
Diez años después llegó «Un juego de niños», recibido con igual entusiasmo por los lectores. La escritora volvió a desaparecer y once años después regresa con «El jilguero» (Lumen), una novela inmensa y redonda protagonizada por Theo, un joven que pierde a su madre en un atentado en Nueva York.
—¿Cómo y cuándo comenzó la historia de «El jilguero»?
—Escribo mucho en libretas que guardo y las impresiones sobre Ámsterdam que aparecen fueron escritas allí hace más de 20 años. Mis libros siempre empiezan con una especie de estado. En este caso, el estado era oscuro, sombrío, en Ámsterdam, y también en Park Avenue. Nueva York es Nueva Ámsterdam, las dos ciudades están conectadas. Esto fue lo que me dio la idea de escribir sobre el arte y una pintura en particular.
—¿Qué le atrajo de un pintor como Fabrizio y de esa obra, «El jilguero»?
—Vi el cuadro en una exposición en Ámsterdam. No sabía que era una pintura de la era dorada flamenca. Su forma estaba muy por delante de su tiempo. Me atrajo enseguida. Luego leí la historia del cuadro. Fabrizio murió trágicamente en una catástrofe (en 1654 en la explosión de un polvorín en Delft). Es un sufrimiento que conocemos muy bien en el siglo XXI, pero fue la primera vez que ese tipo de horror mecánico se producía. Debió de ser algo incomprensible para la gente. Es un desastre que resuena en el momento actual.
—En la novela describe un atentado en el MET de Nueva York. ¿Escribió esa parte antes o después del 11-S?
—La escribí antes. No hubiera tenido el valor de escribir algo así si ya se hubieran producido los atentados contra las Torres Gemelas, pero ya estaba trabajando en el libro, ya lo había escrito. Antes del 11-S hubo numerosos pequeños atentados, como antes de un gran terremoto, cuando se producen pequeños temblores. Era una premonición, algo que nos estaba advirtiendo. Es muy inquietante, los escritores están conectados con ciertas corrientes subliminales. Don DeLillo escribió sobre el desastre de las Torres Gemelas en 1990. Es como si hubiera visto el futuro.
—¿Cómo cambió el 11-S la vida de los neoyorquinos?
—Lo más sorprendente fue su resiliencia. Durante dos o tres semanas, era incomprensible pensar que la vida iba a volver a la normalidad. La ciudad estaba rota, pero logró recuperarse.
—Sus personajes son muy reales, tanto que parecen tener vida propia más allá de la novela. ¿Cómo consigue eso?
—Tardo años. Es trabajo, trabajo duro. No hay secretos. Trabajé en este libro once años. La trayectoria de Theo se produce en tiempo real, el tiempo que transcurre en la novela es el que tardé en escribirla. Es una persona con la que he crecido, con la que he evolucionado, a la que he ido conociendo. Es cierto que tardo mucho en escribir mis libros, pero me gusta porque eso da a los personajes una riqueza y profundidad que es imposible falsear. El tiempo da a las cosas algo que no puede aportar nada más.
—¿No tiene miedo de que los lectores se olviden de usted?
—No puedes pensar en las cosas de ese modo. Lo que tienes que hacer es meterte en el trabajo y confiar en que, cuando termines, a la gente le va a gustar. Es cierto que te pueden olvidar, pero mientras haga lo que tengo que hacer y lo disfrute, no me preocupa nada más. Me preocuparía mucho más tener que escribir un libro al año, eso me angustiaría mucho.
—¿Se siente parte de la industria?
—No, en absoluto. Formo parte de la industria editorial durante una cuantas semanas cada diez años y luego desaparezco. Cuando regrese con mi cuarto libro no sé cómo serán las cosas, pero seguro que habrán vuelto a cambiar.
—¿La exposición mediática, la fama, es la peor parte de ser escritor?
—Nunca me he sentido especialmente expuesta al público. Es un tipo de vida muy diferente. Me paso años sentada en un escritorio en mi despacho sin ver a mucha gente y, de repente, hay un periodo muy intenso en el que tengo que socializar con mucha gente. Hoy he hablado más de lo que hubiera hablado durante dos semanas. Es muy curioso.
—¿Y qué es lo mejor de ser escritor?
—Lo mejor es tener una vida alternativa. Escribir un libro es como leer un libro. Digamos que es un nivel más profundo, esa es la única diferencia. Cuando uno lee un libro y realmente está muy inmerso, es lo mejor del mundo. Solo hay una cosa mejor: escribirlo.
—Tengo entendido que suele escribir en la Biblioteca de Nueva York.
—Sí, así es.
—Hace poco una lectora donó 4,3 millones de euros a esa institución.
—¿Cuándo ocurrió eso? Es interesante, porque hay un plan para renovar la Biblioteca y dejaría de ser una institución de investigación. Hay mucha controversia en Nueva York.
—Yo interpreté la donación como un gesto de amor hacia la lectura.
—Espero que así sea realmente. Espero que esta mujer haya surgido para salvar la Biblioteca.
—¿Cree que ese amor hacia la lectura, hacia los libros, sigue existiendo hoy en día pese a todas las distracciones tecnológicas que nos rodean?
—Sí, sigue existiendo. Fenómenos como los de «Harry Potter» o «Crepúsculo» son muy recientes. En un tiempo donde hay medios de comunicación tan estruendosos, amamos los libros por el silencio que nos aportan, que es un tipo de silencio muy concreto. Es un tipo de silencio que solo se obtiene leyendo una novela. Esa sensación de estar en otro lugar, vivir en otro sitio. En un libro se puede tener la experiencia de tener otra alma. Poder comprender el espíritu de otra persona no es algo banal. Por eso la literatura es el arte más espiritual.
—¿Cuál es su relación con internet?
—No tengo Facebook ni Twitter, pero cuando estaba terminando este libro me resultó muy útil internet, porque estaba aislada en el campo y me facilitaba las cosas. Además, escribo muchos e-mails, me encanta escribirlos, es como volver a los tiempos de Voltaire. Me encanta la velocidad y la intimidad del correo electrónico.
—Con sus tres novelas ha puesto de acuerdo a la crítica y a los lectores.
—Me alegra, pero el lector es siempre lo más importante para mí.
—¿No le afectan las críticas?
—Trato de no leerlas, es mucho mejor. Mi trabajo es escribir los libros y no preocuparme demasiado de lo que dicen las críticas. De lo contrario, uno toma demasiada conciencia de sí mismo como escritor, y es mejor no hacerlo.
—Empezó a escribir a los cinco años y a los 19 devoró toda la novela del siglo XIX de la biblioteca donde trabajaba.
—Era una biblioteca pequeña y tampoco tenían muchos libros nuevos, así que leí una y otra vez los mismos libros.
—¿Y cuándo supo que quería escribir?
—Lo que yo quería realmente, más que escribir, era leer. Me encantaba leer y, si te gusta lo suficiente leer, quieres empezar a escribir los libros que te gustaría leer y no están escritos.
—¿Tendremos que esperar otros diez años para leer un nuevo libro suyo?
—Espero que no. Cuando empecé este libro no tenía ni idea de que iba a tardar once años en terminarlo. Pero confío en que esta vez no.
—Pero, ¿está escribiendo algo ya?
—Sí, una novela, pero no es buena idea decir de qué trata. Hay que ser muy protector antes de sacarlo al mundo. Incluso ahora odio que me pregunten de qué trata el libro. Cuando uno empieza a escribir, hay muchas cosas que fluyen en una especie de nebulosa y si hablas de ello puedes influir de forma negativa en el proceso creativo.
el dispensador dice: los pájaros le temen a la artillería humana tanto como a los fuegos de artificios de fin de año... los pájaros no vuelan de noche porque carecen de magnetismos de referencia, por ello le dejan los cielos abiertos a los murciélagos, bichos que no saben ser pájaros, y que curiosamente son mamíferos acogidos en una ciudad gótika globalizada donde los fundamentalismos atentan contra los humanismos, ejerciendo una rara química de destrucciones de principios, valores, y éticas que van siendo desplazados por morbos desenfrenados...

los pájaros andan asustados porque la humanidad está contribuyendo a que el aire se torne piedra, por ende los magnetismos se conducen lentos, y las interpretaciones suelen ser fallidas, porque la Tierra se ha ido intoxicando de humanos y de sus desechos que van más allá de lo humano, haciendo del mundo una gran cloaca donde todo lo malo es bueno y todo lo bueno es tan malo como imprudente...

la Tierra humana es antes y después del 11 de septiembre y sus torres gemelas... tal vez la humanidad no ha caído en la cuenta, pero el atentado de las torres no fue un atentado contra un país, contra una cultura, o contra un pueblo, sencillamente fue un atentado contra la humanidad y sus humanismos, llevándose puestos a inocentes y humildes en sus labores, nada más ni nada menos... y hasta ha sido un atentado de los fundamentalismos de cualquier índole y/o factor, contra ellos mismos, negando las fuentes y sus esencias, negando los valores y sus éticas, negando las filosofías que fundaron a las ciencias... de allí que la humanidad esté frustrada y sin paciencia para encarar la vida de cada quien, y todos asuman que la competencia es buena y salva...

la Tierra humana se ha convertido en una telenovela mexicana de mala calidad, casi una película de terror, donde se consuman todos los dramas y todas las tragedias propios de los infiernos deseosos de captar clientes para sus fuegos en expansión...

la Tierra humana hoy está tonta, globalmente atontada por el estrés post-traumático que la tiene detenida en el tiempo, un tiempo donde los errores se suceden repitiéndose y condenando a los inocentes y sus inocencias, a los humildes y sus humildades, sometiéndolos a las miserias de unos pocos que se disfrazan de ovejas a efectos de cobijar sus rostros tiranosáuricos, por lo depredador, y por lo tirano... dictadores que se escudan en los miedos de los otros para dominar los paisajes de una Tierra humana condenada a penar... sin pensar...

los pájaros no vuelan de noche... y hay motivos ancestrales de la especie...

los pájaros andan asustados por la artillería humana, y por el raro color de la mayoría de sus auras, por los vacíos de las almas, y hasta por los espíritus que han sido condenados aún antes de cruzar el umbral que denominamos "muerte"...

los pájaros ya saben del cambio de los polos solares y terrestres, así como también saben del cambio de los polos galácticos... algo que dejará de ser novela para transformarse en "jilguero" que anunciará el cambio de los ejes y sus suertes... será cuestión de estar atento... porque cuando suceda, el ser humano será un recuerdo, como alguien que miró para el costado, haciendo de la compasión una traición a la muerte.
MARZO 28, 2014.-

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