¿Qué hace que un pediatra decida hacer literatura? | 25 MAY 15
"Médico de niños"
Un pediatra cordobés, César Leo Kronwitter, adopta la literatura como modo de expresión y construye relatos íntimos y conmovedores.
Fuente: IntraMed
Desde hace muchos años en IntraMed abordamos las relaciones entre medicina y literatura. Nuestra colección de libros, los talleres de Medicina Narrativa o la serie de artículos al respecto son prueba de ello. También buscamos como sabuesos a colegas que adoptan a la escritura como modo de expresión. El Dr. César Leo Kronwitter es uno de ellos. Cordobés y pediatra, tomó la decisión de seguir el camino de su deseo que lo ha llevado a producir una intensa y notable colección de libros. Decidimos preguntarle por qué.
Entrevista
¿Cuándo y cómo llega la literatura a su vida de médico?
La pasión por leer llego tardíamente a mi vida, pero llegó para instalarse definitivamente como una actividad imprescindible. Soy un apasionado lector de autores Latinoamericanos. El comenzar a escribir fue una necesidad imperiosa de contar. El reencuentro con familiares después de cuarenta años de silencio me llenó de preguntas y buscando las respuestas me apremian las ganas de escribir para completar la historia de mis abuelos inmigrantes y también completar mi propia historia. Así nace mi primer libro “Sofie” con el que descubrí mi pasión por escribir.
¿Qué aspectos de su práctica como pediatra se modifican con su tarea como escritor?
El tratar con niños permanentemente da una sensibilidad especial. En mi caso la pediatría y la literatura van unidas por la misma pasión. El escribir me permite un acercamiento, una mejor relación con mis pacientes. Humaniza el médico que soy. Estoy mucho más atento a gestos, miradas, palabras. Siempre puede haber una historia para contar.
¿Cuál cree usted que es el punto de encuentro entre medicina y literatura?
Para mí tanto medicina como literatura son un arte y sin lugar a dudas el punto de encuentro es la sensibilidad, la emotividad, la receptividad. Pensar en el otro, tomar su lugar para poder entenderlo mejor. Como médicos tratamos de aliviar y, fundamentalmente, acompañar a nuestros pacientes en su camino tanto de salud como de enfermedad. Con los libros pasa lo mismo, son terapéuticos.
¿Piensa usted que tomar contacto con la literatura -como lectores o escritores- nos hace mejores médicos?
Nos hace mejores personas y por ende mejora, nutre cualquier actividad que ellas realicen. Es una consecuencia. Nos abre el pensamiento y el alma a diferentes ideas y opiniones. Nos inunda de conocimientos para poder ser mejores, aceptarnos y aceptar al otro, especialmente en la diversidad. Esto sobrepasa el saber médico. Tiene que ver con el ser humano que además es médico y camina a la par de su semejante.
Datos biográficos: César Leo Kronwitter nació en la ciudad de Cruz del Eje, provincia de Córdoba, en 1961. Es médico, egresado de la Universidad Católica de Córdoba. Especialista en pediatría formado como residente en el Hospital de Niños de Córdoba, donde también se desempeñó como docente de posgrado. Actualmente vive en su ciudad natal, donde ejerce su profesión. Se confiesa apasionado lector de autores latinoamericanos. Su primera novela, Sofie, fue traducida al alemán.
Algunos textos de sus libros
Fútbol, del bueno
La tribuna brama. El estadio repleto. Las luces iluminan el campo de juego. A punto de caer la tarde, falta poco para el comienzo del partido. El balón esta casi listo, falta el último ajuste. Lo preparamos con mucho esmero. Esto es cosa seria. Brilla el nilon por fuera envolviendo el papel. Queda bien redondita.
Los equipos ya están en la cancha. De un lado Jorge, Luisito, Alberto y Domingo. Del otro Marcelito, Estelita, Carozo y yo, como arquero y relator. En el pasillo del pabellón Minetti del Hospital de Niños se juegan estos verdaderos clásicos, los sábados a la tarde. El desarrollo es vibrante, con un relato radial emocionante que describe cada jugada con detalle. Risas, gritos, enojos. La estrella es Estelita, que juega como los dioses. Gambeta endiablada. Definición exquisita. Un aliento incesante baja desde la tribuna. Con cada gol, una alegría desbordante y en la garganta del relator toda la felicidad transmitida de un momento único de abrazos y alegría, aunque sea fugaz, muy corto, casi nada, pero que ayudaba a mitigar tanto dolor, tanto sufrimiento, tantas ausencias de niños enfermos con cáncer condenados a meses y meses de internación.
Las rotaciones programadas de la residencia me llevaron a otros servicios. Nunca más volví a jugar partidos así. Nunca más volví transmitir partidos así. Los equipos se desarmaron. Los jugadores se fueron yendo de a poco, uno a uno, despacito. No pudieron con tanta emoción. El estadio quedo vacío.
“Han pasado los años, y a la larga he terminado por asumir mi identidad: yo no soy más que un mendigo del buen fútbol y cuando esto ocurre, agradezco el milagro sin que me importe un rábano cuál es el club o el país que me lo ofrece” Eduardo Galeano. El fútbol a sol y sombra.
La burrita
En un paraje perdido de las sierras grandes cuyo nombre no recuerdo, vivía Miguel con su familia. Todos los días, en tiempo de clases, recorría a lomo de burro, mejor dicho de burra, la distancia que separaba su casa de la escuela. Tres horas de andar tranquilo por la geografía serrana. Una taza de leche calentita lo esperaba al llegar. Clases, almuerzo, juegos y regreso después de la merienda. Conocían el camino de memoria, especialmente el animal.
Pero aquella tarde Miguel no volvió. La burrita apareció sola cuando comenzaba a anochecer. El padre y los hermanos salieron a buscarlo. Lo encontraron casi a mitad de camino, inconsciente, tirado sobre un pastizal. A caballo lo trasladaron al puesto sanitario y de allí, en un rastrojero, transformado en ambulancia, hacia el Hospital de Niños.
- Lo encontramos así-relataba el padre-se debe haber caído. Raro, la burrita es mansa, capaz se asustó por algo y lo tiró.
Coma postraumático su diagnóstico de ingreso. Miguel dormía. Evaluaciones, estudios, especialistas. No hay lesiones graves, nada que justifique su estado, pero Miguel dormía. Veinte días con sus noches transcurrieron y Miguel dormía.
¿Soñaba?
Una mañana cálida de primavera, Miguel despertó cuando lo estábamos evaluando, en plena revista de sala. Sorprendió a todos. Se sentó bruscamente en la cama. Sus ojos fijos, extraviados, furiosos. Con una voz de otro tiempo, el mismo tiempo que para él, en sueños, no había transcurrido, exclamó:
- ¡Que lo parió a la burra!
"Platero es pequeño, peludo, suave, tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Solo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro". Juan Ramón Jiménez. Platero y Yo.
Sus libros
Médico de Niños
Reseña
“Cálida mañana otoñal. Mes de mayo de mil novecientos ochenta y cinco. El añoso edificio, frente a la terminal de ómnibus, espera. Con jóvenes años y estrenando título, llega puntual. El gran pórtico de entrada, con sus dos hojas abiertas de par en par, parece darle la bienvenida. Suspira profundo con la satisfacción de saber que está en el lugar indicado. Guardapolvo blanco en mano, escaso equipaje y con todos los sueños por cumplir, ingresa para comenzar esta historia.”
Una llama encendida desde siempre. Una flama que sigue ardiendo. Una vocación irrefrenable que convive y sale a la luz con historias y hechos que ocurrieron y dejaron huellas, como pisadas en la arena húmeda, que el paso del tiempo no pudo borrar. Marcas que, instaladas en la memoria, laten como la vida misma con todos sus contrastes. Presencias vitales. Ausencias que aún duelen. Emociones que perduran.
Relatos que cuentan. Cuentos que fueron y son.
Para todos aquellos que de alguna o todas las maneras formaron parte del camino encontré esta forma de decirles gracias. Gracias por tanto.
“Soñar…todavía”
Reseña
“La dulzura de lo que pudo pasar y no pasó. El misterio de lo que nunca sucedió deja siempre una puerta abierta a la esperanza, como si todo quedara detenido en ese instante… esperando”.
Pablo decide emprender un viaje en busca del mar. No sabe cuánto cambiará su vida a partir de ese momento. Sus años de locura y rebeldía adolescente fueron truncados por la dictadura militar que instaló el miedo, las prohibiciones, los atropellos y la desconfianza. Recorre el camino a pie, con su mochila al hombro y una historia que pretende superar. Un sueño lo acompaña.
Susana es una brillante y sensible médica pediatra que hace de su profesión una pasión. Mantiene una relación estrecha con su madre quien ve como su hija arrastra una tristeza que no le permite encontrarse a sí misma.
Historia de amor, desencuentro y soledad con secretos guardados durante mucho tiempo que al develarse indican un camino a seguir, un legado al cual no se puede renunciar.
“Sofie”
Reseña
Berchtesgaden, un lugar de ensueño en el sur de Alemania. Sofie sobrevive al estigma de una familia numerosa que engendra solo varones. Un reloj de péndulo, regalo de su padre, late junto a ella marcando una hora crucial. La muerte de su madre, siendo ella muy pequeña, deja un legado que la guía toda su vida. La primera guerra mundial es el inicio de un tiempo de destrucción, pobreza y pérdidas irreparables. El viaje a América junto a su esposo, en busca de nuevas oportunidades, la ubica como inmigrante en un País totalmente desconocido para ella, al que trata de adaptarse sin olvidar sus raíces. Una foto, un anillo, una flor y un sueño la conectan con su historia.
Lágrimas, recuerdos, nostalgias van tejiendo lazos invisibles que se transmiten por generaciones y llevan, inevitablemente, a lugares en común donde el corazón es el que manda. “Cuando un sueño permanece y perdura en uno mismo, se magnifica y agiganta con el tiempo llegando, a veces, a dejar de pertenecernos”.
“Sofie” es una novela basada en una historia real de vida escrita con la sencillez y necesaria calidez para emocionar al lector.
Entrevista
¿Cuándo y cómo llega la literatura a su vida de médico?
La pasión por leer llego tardíamente a mi vida, pero llegó para instalarse definitivamente como una actividad imprescindible. Soy un apasionado lector de autores Latinoamericanos. El comenzar a escribir fue una necesidad imperiosa de contar. El reencuentro con familiares después de cuarenta años de silencio me llenó de preguntas y buscando las respuestas me apremian las ganas de escribir para completar la historia de mis abuelos inmigrantes y también completar mi propia historia. Así nace mi primer libro “Sofie” con el que descubrí mi pasión por escribir.
¿Qué aspectos de su práctica como pediatra se modifican con su tarea como escritor?
El tratar con niños permanentemente da una sensibilidad especial. En mi caso la pediatría y la literatura van unidas por la misma pasión. El escribir me permite un acercamiento, una mejor relación con mis pacientes. Humaniza el médico que soy. Estoy mucho más atento a gestos, miradas, palabras. Siempre puede haber una historia para contar.
¿Cuál cree usted que es el punto de encuentro entre medicina y literatura?
Para mí tanto medicina como literatura son un arte y sin lugar a dudas el punto de encuentro es la sensibilidad, la emotividad, la receptividad. Pensar en el otro, tomar su lugar para poder entenderlo mejor. Como médicos tratamos de aliviar y, fundamentalmente, acompañar a nuestros pacientes en su camino tanto de salud como de enfermedad. Con los libros pasa lo mismo, son terapéuticos.
¿Piensa usted que tomar contacto con la literatura -como lectores o escritores- nos hace mejores médicos?
Nos hace mejores personas y por ende mejora, nutre cualquier actividad que ellas realicen. Es una consecuencia. Nos abre el pensamiento y el alma a diferentes ideas y opiniones. Nos inunda de conocimientos para poder ser mejores, aceptarnos y aceptar al otro, especialmente en la diversidad. Esto sobrepasa el saber médico. Tiene que ver con el ser humano que además es médico y camina a la par de su semejante.
Datos biográficos: César Leo Kronwitter nació en la ciudad de Cruz del Eje, provincia de Córdoba, en 1961. Es médico, egresado de la Universidad Católica de Córdoba. Especialista en pediatría formado como residente en el Hospital de Niños de Córdoba, donde también se desempeñó como docente de posgrado. Actualmente vive en su ciudad natal, donde ejerce su profesión. Se confiesa apasionado lector de autores latinoamericanos. Su primera novela, Sofie, fue traducida al alemán.
Algunos textos de sus libros
Fútbol, del bueno
La tribuna brama. El estadio repleto. Las luces iluminan el campo de juego. A punto de caer la tarde, falta poco para el comienzo del partido. El balón esta casi listo, falta el último ajuste. Lo preparamos con mucho esmero. Esto es cosa seria. Brilla el nilon por fuera envolviendo el papel. Queda bien redondita.
Los equipos ya están en la cancha. De un lado Jorge, Luisito, Alberto y Domingo. Del otro Marcelito, Estelita, Carozo y yo, como arquero y relator. En el pasillo del pabellón Minetti del Hospital de Niños se juegan estos verdaderos clásicos, los sábados a la tarde. El desarrollo es vibrante, con un relato radial emocionante que describe cada jugada con detalle. Risas, gritos, enojos. La estrella es Estelita, que juega como los dioses. Gambeta endiablada. Definición exquisita. Un aliento incesante baja desde la tribuna. Con cada gol, una alegría desbordante y en la garganta del relator toda la felicidad transmitida de un momento único de abrazos y alegría, aunque sea fugaz, muy corto, casi nada, pero que ayudaba a mitigar tanto dolor, tanto sufrimiento, tantas ausencias de niños enfermos con cáncer condenados a meses y meses de internación.
Las rotaciones programadas de la residencia me llevaron a otros servicios. Nunca más volví a jugar partidos así. Nunca más volví transmitir partidos así. Los equipos se desarmaron. Los jugadores se fueron yendo de a poco, uno a uno, despacito. No pudieron con tanta emoción. El estadio quedo vacío.
“Han pasado los años, y a la larga he terminado por asumir mi identidad: yo no soy más que un mendigo del buen fútbol y cuando esto ocurre, agradezco el milagro sin que me importe un rábano cuál es el club o el país que me lo ofrece” Eduardo Galeano. El fútbol a sol y sombra.
La burrita
En un paraje perdido de las sierras grandes cuyo nombre no recuerdo, vivía Miguel con su familia. Todos los días, en tiempo de clases, recorría a lomo de burro, mejor dicho de burra, la distancia que separaba su casa de la escuela. Tres horas de andar tranquilo por la geografía serrana. Una taza de leche calentita lo esperaba al llegar. Clases, almuerzo, juegos y regreso después de la merienda. Conocían el camino de memoria, especialmente el animal.
Pero aquella tarde Miguel no volvió. La burrita apareció sola cuando comenzaba a anochecer. El padre y los hermanos salieron a buscarlo. Lo encontraron casi a mitad de camino, inconsciente, tirado sobre un pastizal. A caballo lo trasladaron al puesto sanitario y de allí, en un rastrojero, transformado en ambulancia, hacia el Hospital de Niños.
- Lo encontramos así-relataba el padre-se debe haber caído. Raro, la burrita es mansa, capaz se asustó por algo y lo tiró.
Coma postraumático su diagnóstico de ingreso. Miguel dormía. Evaluaciones, estudios, especialistas. No hay lesiones graves, nada que justifique su estado, pero Miguel dormía. Veinte días con sus noches transcurrieron y Miguel dormía.
¿Soñaba?
Una mañana cálida de primavera, Miguel despertó cuando lo estábamos evaluando, en plena revista de sala. Sorprendió a todos. Se sentó bruscamente en la cama. Sus ojos fijos, extraviados, furiosos. Con una voz de otro tiempo, el mismo tiempo que para él, en sueños, no había transcurrido, exclamó:
- ¡Que lo parió a la burra!
"Platero es pequeño, peludo, suave, tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Solo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro". Juan Ramón Jiménez. Platero y Yo.
Sus libros
Médico de Niños
Reseña
“Cálida mañana otoñal. Mes de mayo de mil novecientos ochenta y cinco. El añoso edificio, frente a la terminal de ómnibus, espera. Con jóvenes años y estrenando título, llega puntual. El gran pórtico de entrada, con sus dos hojas abiertas de par en par, parece darle la bienvenida. Suspira profundo con la satisfacción de saber que está en el lugar indicado. Guardapolvo blanco en mano, escaso equipaje y con todos los sueños por cumplir, ingresa para comenzar esta historia.”
Una llama encendida desde siempre. Una flama que sigue ardiendo. Una vocación irrefrenable que convive y sale a la luz con historias y hechos que ocurrieron y dejaron huellas, como pisadas en la arena húmeda, que el paso del tiempo no pudo borrar. Marcas que, instaladas en la memoria, laten como la vida misma con todos sus contrastes. Presencias vitales. Ausencias que aún duelen. Emociones que perduran.
Relatos que cuentan. Cuentos que fueron y son.
Para todos aquellos que de alguna o todas las maneras formaron parte del camino encontré esta forma de decirles gracias. Gracias por tanto.
“Soñar…todavía”
Reseña
“La dulzura de lo que pudo pasar y no pasó. El misterio de lo que nunca sucedió deja siempre una puerta abierta a la esperanza, como si todo quedara detenido en ese instante… esperando”.
Pablo decide emprender un viaje en busca del mar. No sabe cuánto cambiará su vida a partir de ese momento. Sus años de locura y rebeldía adolescente fueron truncados por la dictadura militar que instaló el miedo, las prohibiciones, los atropellos y la desconfianza. Recorre el camino a pie, con su mochila al hombro y una historia que pretende superar. Un sueño lo acompaña.
Susana es una brillante y sensible médica pediatra que hace de su profesión una pasión. Mantiene una relación estrecha con su madre quien ve como su hija arrastra una tristeza que no le permite encontrarse a sí misma.
Historia de amor, desencuentro y soledad con secretos guardados durante mucho tiempo que al develarse indican un camino a seguir, un legado al cual no se puede renunciar.
“Sofie”
Reseña
Berchtesgaden, un lugar de ensueño en el sur de Alemania. Sofie sobrevive al estigma de una familia numerosa que engendra solo varones. Un reloj de péndulo, regalo de su padre, late junto a ella marcando una hora crucial. La muerte de su madre, siendo ella muy pequeña, deja un legado que la guía toda su vida. La primera guerra mundial es el inicio de un tiempo de destrucción, pobreza y pérdidas irreparables. El viaje a América junto a su esposo, en busca de nuevas oportunidades, la ubica como inmigrante en un País totalmente desconocido para ella, al que trata de adaptarse sin olvidar sus raíces. Una foto, un anillo, una flor y un sueño la conectan con su historia.
Lágrimas, recuerdos, nostalgias van tejiendo lazos invisibles que se transmiten por generaciones y llevan, inevitablemente, a lugares en común donde el corazón es el que manda. “Cuando un sueño permanece y perdura en uno mismo, se magnifica y agiganta con el tiempo llegando, a veces, a dejar de pertenecernos”.
“Sofie” es una novela basada en una historia real de vida escrita con la sencillez y necesaria calidez para emocionar al lector.
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