El “gran canto” de la etnia dong
La etnia dong cuenta con 2,9 millones de miembros localizados en una región de gran belleza natural entre las provincias de Guizhou, Hunan, Guangxi y Etnia dong. Descendientes de antiguos pueblos vietnamitas con más de 2.500 años de historia, los dong son un pueblo de costumbres sencillas con un abundante patrimonio cultural. Su cultura está compuesta por tres clases de tesoros: las torres del tambor, el “gran canto” y los puentes de viento y lluvia.
Un reportaje de
Wang Danruo王丹若
La etnia dong destaca por su habilidad arquitectónica. Dos de sus construcciones más representativas son las torres del tambor y los puentes de viento y lluvia, que sobresalen por su sofisticada estructura, original forma y amplia funcionalidad. En todos los pueblos dong hay una torre del tambor (鼓楼, gǔlóu). Es el edificio emblemático del pueblo, el centro de reunión social para las fiestas y los asuntos públicos de la comunidad; por lo que los gastos de su construcción provienen de las donaciones voluntarias de todos los habitantes del pueblo. Normalmente de una sola planta, el edificio, de unos diez metros de altura, tiene forma de pagoda de base poligonal y se sostiene sobre columnas de madera de abeto. El centro es una amplia plataforma horizontal rodeadada perimetralmente por una barandilla y bancos de madera. Los ángulos de los aleros son salientes y puntiagudos apuntando hacia el cielo y, en el punto más alto de la cubierta, se coloca un remate vertical en forma de calabazas ensartadas o de grulla de la longevidad como símbolo de paz y buena suerte. El edificio posee una gran robustez y llega a durar más de cien años gracias a una firme estructura construida totalmente en madera sin usar clavos u otros elementos metálicos. Como su nombre indica, en la parte más alta del edificio cuelga un tambor alargado que se hace sonar para llamar y reunir a la población cuando ocurren hechos importantes.
Los puentes de viento y lluvia (风雨桥, fēngyǔ qiáo), también conocidos como puentes de las flores, suelen estar situados en las afueras de los pueblos para cruzar ríos o pequeñas corrientes de agua cercanas. Generalmente están construidos en madera pero también los hay erigidos sobre arcos o pilastras de piedra. Los puentes están concebidos como pasarelas cubiertas, de cuatro o cinco metros de ancho, que se apoyan sobre bloques de basalto azul. Sobre la plataforma se extiende un pavimento de madera, flanqueada a ambos lados por barandillas y bancos alargados, también de madera. Su función es actuar como una galería protegida del viento y la lluvia para el paso de personas y para el descanso y la contemplación del paisaje, de ahí su nombre. Además de centros de comunicación entre las poblaciones dong, este tipo de puentes son al mismo tiempo un lugar para el intercambio cultural y punto de encuentro y despedida de familiares y amigos.
El “gran canto” (大歌, dàgē) hace referencia al canto tradicional de la etnia dong. Muchos días al anochecer, hombres y mujeres, mayores y niños, se reúnen bajo la brillante y hermosa iluminación de la torre del tambor para cantar y bailar sus populares canciones.
El “gran canto” es un tipo de música coral polifónica de armonía natural, sin dirección y sin acompañamiento musical. Los temas de las canciones suelen girar en torno a la naturaleza, el trabajo en el campo, la amistad y el amor. Este tipo de canto polifónico es único en la música tradicional de todo el mundo y está considerado como un tesoro artístico de gran belleza por su gran valor musical y de estudio.
Puentes de viento y lluvia
Hasta principios del siglo pasado, la lengua de la etnia dong no empezó a transcribirse. A lo largo de los siglos, su narrativa, poesía e historia se había transmitido de forma oral, usando especialmente el canto para preservar de generación en generación su cultura, costumbres y ritos. Esta característica se ve reflejada en algunas de sus canciones: “Los han tienen caracteres y transmiten su cultura a través de los libros, los dong no tenemos lengua escrita y transmitimos a través de las canciones. Nuestros ancestros se las cantaron a nuestros padres, nuestros padres nos las cantaron a nosotros y nosotros se las cantaremos a nuestros hijos” o “la comida alimenta el cuerpo, las canciones alimentan el corazón”. La música coral ocupa un lugar primordial en la vida de los dong, a través del canto transmiten emociones, educan, cuentan la historia y cultivan el carácter e incluso el cuerpo. Muchos mayores gozan de buena salud y no suelen ponerse enfermos ni tomar medicinas, y si alguna vez se sienten indispuestos, acuden a cantar con los demás como remedio curativo. Quizás gracias a la influencia recibida a lo largo del tiempo por su canto tradicional, en las poblaciones de la etnia dong sus habitantes viven en armonía, se ayudan mutuamente, respetan a los mayores y cuidan de los niños, valoran la amistad y son amables y hospitalarios con los visitantes.
En casi todos sus pueblos hay grupos de canto coral compuestos por personas de todas las edades y sexos. Los grupos pequeños tienen unos siete u ocho cantantes, mientras que los conjuntos de mayor tamaño están integrados por varias decenas de personas e incluso a veces por más de un centenar. Desde una temprana edad ya empiezan a imbuirse de la música coral y cuando tienen edad suficiente empiezan a ensayar. Los jóvenes son el núcleo del coro y a menudo participan en concursos de canto representando a sus vecinos, lo que les sirve para cultivar su carácter y aprender a socializarse. Por su parte, la función de los adultos y mayores es la de educar a las nuevas generaciones y garantizar la continuidad de la tradición.
Generalmente se ha considerado que en China no existía tradición de música coral polifónica como la que hay en occidente. Siempre oculta entre las montañas de Yunnan y Guizhou, la música coral de la etnia dong fue descubierta por casualidad en los años cincuenta del siglo pasado por el músico Zheng Lücheng (郑律成). Este descubrimiento cambió por completo la idea existente en el mundo de la música sobre la falta de canto coral polifónico en la música tradicional china, recibiendo desde entonces una gran atención por parte de expertos chinos y extranjeros. Gracias al apoyo del famoso historiador de la música vocal Dang De’er, en 1986 el coro del “Gran Canto” dong de Guizhou pudo viajar a París para participar en el Festival de Otoño, consiguiendo un enorme éxito entre los especialistas y dando a conocer al mundo la música coral polifónica china.
El 9 de julio de 1988, el grupo de arte folclórico de Guizhou viajó a Italia, Hungría y Austria, entre otros países europeos, para participar en diversos festivales internacionales de arte folclórico. En el primer Festival de Arte Folclórico de Klagenfurt en Austria, con una programación de más de cincuenta actuaciones, el canto coral dong consiguió cautivar al público con su fuerte estilo de sabor oriental y arte único. En junio de 2010 se invitó a una veintena de jóvenes de la etnia dong al Festival de Primavera de Viena para actuar en el famoso Salón Dorado. En junio de 2013, el “gran canto” dong sonó por primera vez en la ciudad estadounidense de Houston.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.Número 32. Volumen IV. Marzo de 2015.Ver el reportaje original en PDF
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