Siete libros de esta semana
Jean Echenoz, Philip Ball y Madame de Staël, entre los autores destacados
La escritura de Josep M. Rodríguez se ha caracterizado siempre por la solidaridad entre la realidad exterior y el sujeto que la contempla, en un sugerente juego de correspondencias. Sangre seca añade a esa transfusión una mayor densidad conceptual y una imaginación asociativa que consigue familiarizarnos con el extrañamiento: “la memoria es la chica que da vueltas / esperando al que lanza los cuchillos”. Todo ello hace de Sangre seca el libro más sorprendente y culturalista de su autor: si, como apunta Joan Margarit en el epílogo, “Josep M. Rodríguez piensa cada vez más sus poemas desde la propia poesía”, esa constatación no desemboca en el name-dropping ni en el solipsismo de la “poesía para poetas”. La escritura de Josep M. Rodríguez se ha caracterizado siempre por la solidaridad entre la realidad exterior y el sujeto que la contempla, en un sugerente juego de correspondencias. Sangre seca añade a esa transfusión una mayor densidad conceptual y una imaginación asociativa que consigue familiarizarnos con el extrañamiento: “la memoria es la chica que da vueltas / esperando al que lanza los cuchillos”. Todo ello hace de Sangre seca el libro más sorprendente y culturalista de su autor: si, como apunta Joan Margarit en el epílogo, “Josep M. Rodríguez piensa cada vez más sus poemas desde la propia poesía”, esa constatación no desemboca en el name-dropping ni en el solipsismo de la “poesía para poetas”. Por LUIS BAGUÉ QUÍLEZIr a noticia
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