¿POR QUÉ CREER EN LOS LIBROS?
Berkana nos ha salvado
Las fundadoras de la primera librería LGTB que abrió en España repasan su historia
Mili Hernández, fundadora de Berkana.
Durante las últimas semanas he leído, escuchado y visto que una librería se ha salvado gracias a la solidaridad de sus clientes a través de un crowdfunding, es decir, una recaudación colectiva que les permita continuar, de momento, un año más. Aunque la afirmación es certera, tal vez, se desvele incompleta, pues la librería Berkana no sólo se ha salvado, también nos ha salvado. A todos los que creemos que gracias a ella, a sus fundadoras y los libros que arropan, España ha sido un país más tolerante. Nos ha salvado, pues, de la intolerancia.
Berkana, nombre de una runa vikinga que significa renacimiento, crecimiento y fatalidad, nació hace más de 23 años en Madrid con un claro objetivo: “Albergar los libros de ensayo, poesía y narrativa dirigidos, sobre todo, a los gays y lesbianas que en 1993 se cuestionaban muchas cosas que no encontraban en otro sitio”, comenta Mili Hernández, fundadora junto a Mar de Griñó de Berkana, una librería que abre siete días a la semana y que sólo cierra tres días al año. Fue ese año, 1993, el de la fundación de esta librería que tenía a otras dos como claros referentes: Gay's The Word en Londres y Oscar Wilde en Nueva York. “Berkana fue la primera librería LGTB que hubo en España y fue un claro homenaje a las dos librerías que me salvaron la vida”, afirma Mili.
En la década de los años 80, la librera se marchó a Londres y Estados Unidos. Allí encontró libros que, por fin, le explicaban qué era aquello que sentía, qué era lo que le pasaba. Unos libros que, por supuesto, no encontraba en España: “Eran libros que me ayudaron a deconstruirme como mujer heterosexual y me ayudó a construirme como mujer lesbiana. Encontré los libros que me enseñaron a amar a las mujeres”.
Con esa experiencia previa, Hernández abrió Berkana, un “sitio amable, agradable y libre donde la gente, hace más de una década, se encontraba muy segura”. La librera afirma que en 1993 no tenían apenas libros ni clientes, “ambos estaban en el armario”. Ahora, en 2017, las cosas han cambiado mucho y “se ha perdido el miedo a entrar en la librería”. Y es que Berkana ha sido, de algún modo, un espacio fundacional para la comunidad LGTB en España: “Para muchos gays y lesbianas, Berkana ha sido su primer contacto con la comunidad LGTB. Además, aquí no sólo vendemos libros. También somos psicólogos y consultores amorosos. Unos auténticos recursos humanos”, confiesa Mili.
Lo cierto, sin embargo, es que no todo fue tan bien al comienzo. Hernández sabía, a través de sus viajes, que debían aglutinar los negocios gays en zonas donde ya hubiera ciertos establecimientos para la comunidad: “Nos establecimos en Chueca porque, aunque todavía no se había desarrollado como barrio gay, sí sabía que había ciertos bares y discotecas donde se reunían gays”. En 1993, tal y como recuerda Mili, Chueca era una zona castigada por la droga y nadie quería montar negocios, de manera que encontrar un local grande y con posibilidades, no fue complicado.
Berkana ha estado en tres localizaciones: en sus inicios, en la misma plaza de Chueca; hasta hace unos años en la calle Hortaleza 64, con 250 metros cuadrados y un acogedor café; y en la actualidad, en el local contiguo de Hortaleza mucho más pequeño, que sirvió para poder sortear la crisis económica, una que han superado gracias a ese reciente micromecenazgo de sus clientes. En aquel comienzo, explica Mili, “el Ayuntamiento de Madrid nos miraba con una cara extraña como diciendo...¡uy, algo pasa aquí!, no estamos haciendo nada, no estamos interviniendo y la cosa va muy bien en Chueca”. Como ocurre en mucho procesos de gentrificación, la comunidad LGTB tuvo mucho que ver para dinamizar una zona que estaba castigada y convertirse, en la actualidad, en uno de los meollos de la diversidad sexual en Europa y el mundo.
La librería es ahora frecuentada por turismo interior español y por turismo latinoamericano. Unos clientes que, sin embargo, no han conseguido que Berkana tenga la época de esplendor de la que sí gozó en la década que fue desde el año 2000 hasta 2009: “En esos años funcionamos de maravilla, la librería tenía un gran ritmo y entusiasmo. Y es que Berkana ha ido muy en paralelo a los éxitos del colectivo LGTB, pero también a su lucha política y la consecución de derechos”. Unos que, por ejemplo, se ven amenazados con sucesos como los campos de concentración para homosexuales en Chechenia, en los que Berkana se siente absolutamente implicada para su defensa.
“Como no había libros, tuvimos que publicar los libros que la gente nos pedía”, explica Hernández. Así nació la editorial Egales. Más allá de los autores clásicos como Mendicutti, Pombo, Moix, Villeva, Alas Clarín, Woolf o Tusquets, no había más escritores. En ese sentido, además, la mujeres lesbianas pedían un tipo de libro muy concreto: “Me pedían libros en los que, por favor, las mujeres no acabarán suicidándose o las metieran en un psiquiátrico, pedían finales felices”, comenta Mili entre risas. Así pues, esta editora por necesidad más que por vocación, creó junto con sus socios de la librería Cómplices de Barcelona una editorial de ensayo, narrativa o poesía que lograban explicaban la diversidad sexual. Entre esos libros, Mili destaca uno reciente: De Sodoma a Chueca, de Alberto Mira, “un libro fundamental para conocer qué ha pasado entre finales del siglo XX y principios del siglo XXI, para que todos no nos olvidemos de lo que nos pasó”. En este mismo sentido, pocas veces una respuesta fue tan certera y sincera como la de Mili Hernández: “Creo en los libros porque me salvaron la vida”.
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