sábado, 10 de junio de 2017

CAUSA & EFECTO según "el dispensador"... vaqueano de tempestades humanas (30)

el dispensador dice: el sonido del cuenco me recordó a mi madre del manto... el sonido de la campana trajo a mi memoria el alma de mi madre adoptiva... ambas estuvieron unidas por mi causa... ambas se tradujeron en mí, como efecto. JUNIO 10, 2017.-
La imagen puede contener: agua y exterior
el dispensador dice: tenía la imperiosa necesidad de escribir, pero tuve la frustración de no lograr saber de música... tenía la imperiosa necesidad de plantar semillas de plantas grandes, de árboles, de zapallos, de pinos... pero tuve la frustración de no poder tallar los tallos muertos, sabía que vivían duendes en ellos, pero por algún motivo no me lo permitieron... tenía la imperiosa necesidad de ayudar a los otros, pero comprendí que no todas las almas están dispuestas a recibir ayuda, antes bien la rechazan mediante excusas y artilugios, porque en verdad necesitan del drama para transitar sus días... tenía la imperiosa necesidad de estudiar, pero no siempre logré encontrar la fuente correcta, y con el tiempo aprendí a seleccionarlas, una a una, y bebí de las que se me aparecieron... y fui feliz por poder apreciar los cielos. JUNIO 10, 2017.-
¿te has dado cuenta que todos los suelos son fértiles?... lo que plantas sintoniza con tu alma... las semillas crecen cuando cantas... porque oyen, te oyen... no sólo necesitan del agua bendita, necesitan de tu espíritu...
¿has plantado alguna vez un bambú?... los primeros siete años el crecimiento es lento, pero cursando el séptimo año, la planta crece al modo de una explosión... durante los primeros meses de conexión con el suelo el bambú genera un complejo sistema de raíces... dicho lapso de enraízamiento demora siete años, y eso te enseña a esperar... a amar la paciencia que anida en tu espíritu... a apreciar el crecimiento que se produce día tras día... a amar ése universo de conexiones que se tejen una tras otra sin que hagas nada...
la impaciencia le hace creer a algunas personas urgidas por su propia desesperación que los resultados son espontáneos... que son diseños de computadora en power point donde lo que no sucede se compra y se vende, ejerciendo un ilusionismo fáctico que devora esperanzas e ilusiones de apurados y desprevenidos... pero el bambú sigue necesitando de los siete años para hacerse adulto...
y el impaciente salta de una frustración a la siguiente... las acumula (frustraciones) y se genera un red de enredos, huecos y ausencias, donde su espíritu no se encuentra, ni se busca, donde carece de amanecer y de estrella...
no puedes hacer algo esperando el resultado... más aún, debes hacer algo sin esperar ningún resultado... porque debes estar dispuesto a no ver jamás el resultado de tus hechos, porque de eso se trata la vida... ver poco... legar mucho... la cuestión es permanecer andando, porque hacerlo es parte de la maduración que implica enraizar... y mientras andas, haces... asumiendo que cuando no haces, no andas...
el pensamiento occidental piensa en resultados, utilidades, beneficios, intereses, conveniencias, ventajas... algo que justifique un resultado unido a un tiempo... de allí que en occidente todo sea efímero... y que las gentes gasten sus vidas recolectando bienestares y beneficios que puedan ser mostrados a otros... la vida occidental es una vida por descarte, y de tanto descartar, el "uno mismo" termina siendo descartado...
cuando no se consigue el resultado, es porque éste no era el camino... 
los horizontes no se fabrican, tampoco se improvisan... se construyen desde el horizonte inesperado viniendo hacia ti... 
ya te lo he dicho en repetidas ocasiones... en la vida no hay triunfos ni derrotas... aún cuando se asuman como tales... aún cuando se quiera verlos como tales...
apurar el destino deriva en paradojas... las paradojas consumen las voluntades y pulverizan los esfuerzos... las paradojas matan los anhelos... oxidando la esperanza... vaporizando las ilusiones...
no te resistas, déjate llevar... 
las condiciones, los condicionamientos, los muros, las vallas, las alambradas... limitan la expansión de las raíces, y cuando ellas no lo hacen (no se expanden)... el hilo rojo se seca... y el mañana muere antes de ser.
La imagen puede contener: agua y exterior
La imagen puede contener: agua y exterior
Carmen Conde Sedemiuqse Esquimedes

La imagen puede contener: cielo, nube, exterior y naturaleza
MILAREPA. (otro canto)

(guía a un joven en la comprensión de la verdadera naturaleza de la mente) .-

Un día, estaba Milarepa solo, en una cueva. Llegaron dos visitantes y comenzaron a cuestionarlo:


“¿No tienes compañía? ¿No te sientes solo?”.

“Siempre he vivido con alguien. Nunca solo”, replicó él.

“¿Pero con quién?”, preguntó el más joven.

“Con mi bodichita”.

“¿Y él en dónde está?”

“En la casa de mi conciencia”.

“¿Qué clase de casa es esa?”, inquirió el invitado más viejo.

“Es mi propio cuerpo”.

El hombre pensó que Milarepa estaba bromeando. Le dijo a su joven acompañante: “Vámonos, esta es una pérdida de tiempo, él sólo está siendo sarcástico”. El joven respondió: “No, quizás podamos aprender algo aquí”. Se volteó nuevamente hacia Milarepa.

“¿Dirías que la conciencia es la mente y el cuerpo la casa?”.

“Sí, eso es exactamente lo que quiero decir”, respondió Milarepa.

“En una casa ordinaria se pueden quedar muchas personas, pero ¿cuántas mentes diferentes puede albergar un cuerpo?”.

“Por lo general, sólo una mente. Pero esta noche busquen más en su propio cuerpo durante su meditación”, dijo Milarepa. Los visitantes estuvieron de acuerdo y se marcharon a casa. El más joven de los dos meditó aquella noche y al día siguiente muy temprano corrió a ver a Milarepa.

“¡Oh, gurú! Anoche medité y, como dijiste, es una mente. Pero hay algo extraño acerca de ella… No puedo describir la forma, el color, ni cualquier otra cosa de esta mente. Si la persigo, no puedo atraparla. Si quiero matarla, no muere. Mientras más rápido corro, más rápido corre. Es imposible de encontrar. Cuando imagino que la he atrapado, no la puedo pisar. Si intento mantenerla en un lugar, no se queda quieta. Si la suelto, no se mueve. Si intento reunirla, no se junta. Si trato de ver su naturaleza, se rehúsa a ser vista. Así que estoy confundido acerca de lo que es. No conozco su naturaleza, pero no puedo negar que está ahí. Por favor, preséntame a la mente”.

“¡No esperes que pruebe el azúcar por ti!”, dijo Milarepa. “El sabor del azúcar morena no puede ser visto por ojos ni escuchado por oídos. Debes meditar y encontrarlo por ti mismo. Recuerda, la mente no es como alguien la describe. Esas son sólo pistas superficiales. La mente nunca puede ser descrita. Con las pistas que recibes de otros, sólo obsérvala tú mismo. Sólo puede ser vista por tu propia conciencia”. El joven solicitó más enseñanzas.

“Eso es inútil”, dijo Milarepa. “Ve a casa, vuelve mañana y repórtame el color y la forma de tu mente, y si se encuentra en tu cabeza o en la punta de los dedos de tus pies”. Al siguiente amanecer, el joven volvió.

“¿Has examinado tu mente?”, preguntó Milarepa.

“Sí, lo he hecho”. El joven reflexionó, pensativo. “La mente es una cosa móvil – su naturaleza es el movimiento. Su entidad básica es muy clara y transparente. La mente no puede ser descrita por ningún color o forma – reconocer a la mente en términos de color o de forma es imposible. Al usar puertas sensoriales, tales como los ojos, la mente ve formas. A través de puertas sensoriales, tales como los oídos, la mente escucha sonidos. A través de puertas sensoriales, tales como la nariz, la mente huele olores. Con la lengua, la mente saborea. Al usar las piernas, la mente camina. Es la mente la que provoca todo. La mente que chismea. La mente que causa desacuerdos. La mente que produce resultados”.

“Has sido capaz de observar el aspecto convencional de la mente”, le dijo Milarepa. “Por esta mente convencional acumulamos potencial negativo y por ello deambulamos en el samsara. Has entendido la mente convencional suficientemente. Si ahora, con estos entendimientos, deseas que te guíe a la Ciudad de la Liberación, lo haré”.

Así que el discípulo aceptó a Milarepa como su gurú. Muchos días después, Milarepa le preguntó su nombre. Su nombre era Upasaka Sanggyay-kyab, de sólo dieciséis años de edad. Después Milarepa le dio a su nuevo discípulo la primera enseñanza sobre dirección segura (refugio).

“De esta noche en adelante, nunca rompas tu estrecho vínculo de tomar la dirección segura de las Tres Preciosas Joyas. Esta noche medita en observar si es la mente la que te protege y te es útil, o si es el cuerpo”. Al siguiente día, el discípulo reportó que no parecía ser el cuerpo.

Milarepa lo estaba guiando hábilmente en la meditación sobre la vacuidad y la falta de identidad personal, pero sin mencionar para nada la vacuidad, ni hacer una gran cosa de ello. Decirle al discípulo que esto es la vacuidad, sólo después de que éste hubiera hecho la meditación y obtenido la experiencia, y no antes, es un método efectivo. Al preguntarle a alguien si es el cuerpo o la mente la que protege, se obliga a la persona a examinarlo profundamente. Alguien se puede sentir bien físicamente, pero mentalmente puede estar confundida y alterada. Es la mente la que brinda protección en ésta y en vidas futuras.

Estas son, entonces, las diferentes formas en las que Milarepa enseñó y guió a la gente hacia la verdadera naturaleza de la mente, a través de la meditación en la falta de identidad personal.


Thuk Je Che Tibet

La imagen puede contener: 1 persona

No hay comentarios: