Intentar mostrar la riqueza de la cultura saharaui. Ese es el objetivo de este espacio. Una cultura nacida de la narración oral, de los bellos paisajes del desierto, de las vidas nómadas y el apego a la tierra, de su origen árabe, bereber y musulmán, de sus costumbres únicas y de la relación con España que se remonta a más de un siglo. Una cultura vitalista, condicionada por una historia en pelea por la supervivencia desde 1975. Coordina Sukeina Aali Taleb
Antropología: Verano en la cultura del pueblo del Sahara Occidental
Por: Bahia M.H Awah | 06 de agosto de 2018
Invitado esta vez para introducir sobre la cultura del verano en el Sahara Occidental el escritor, poeta y periodista Ali Salem Iselmu Musa, del grupo de escritores saharauis en el exilio, Generación de la Amistad. Pinceladas de la antropología saharaui en sus matices culturales.
La cultura del verano y sus ingredientes antropológicos, un factor más de identidad que define y diferencia el pueblo del Sahara Occidental de su entorno geográfico-cultural.
La abuela sin agua en el desierto. Extractos del libro "La maestra que me enseñó en una tabla de madera", de la editorial [Sepha-Última Linea]
(…) Mi abuela Nisha fue una mujer que desde muy joven se curtió en los azotes e inclemencias de la naturaleza de la badia[1] y conocía perfectamente la geografía del territorio, su fauna y flora. Era el centro sobre el que giraba toda la familia, al quedarse viuda siendo aún joven y fuerte. Contaba mi tío Moulud que una vez la familia tenía su acampada en la región de Eselb, cerca de la localidad de Bir Enzaran, debía ser hacia el año 1971, y era un verano muy caluroso y fuerte en Tiris Central.
Los hijos mayores de Nisha, Alati y Mohamed, prepararon sus dromedarios para traer agua desde muy lejos, lo que llaman los beduinos errualla[2]. El viaje en busca de agua a veces dura un día si los pozos no están lejos y a veces se complica la búsqueda y tardan más de lo previsto.
Nisha se quedó con el resto de la familia y los dos nietos pequeños, mi primo Ehmoidilat y Muhamiyu, mi hermano, que fue criado de pequeño por la abuela. Pasados varios días no llegaba errualla y el agua que tenía la abuela se había ido agotando, a pesar de la severa racionalización que ella llevaba, intentando ganar tiempo mientras regresaban sus hijos con el agua.
Pero el calor y su irifi[3] de smayem[4] podían con los más intrépidos y cautos, especialmente durante esa estación del verano, deshidratando los animales y poniendo en riesgo a sus amos. Los dos niños no cesaban de llorar para que les diera de beber y ella intentaba calmarlos con sorbitos en un vaso de los pequeños con los que preparamos el té para que no se deshidrataran. Finalmente decidió enterrar a los dos pequeños debajo de su amsakab[5] porque allí no llegaba tanto sol y siempre guardaba un poco de humedad. (…)
[1] Campos verdes con pastos y agua en el desierto del Sahara Occidental y Mauritania.
[2] En la cultura saharaui, errualla es la misión de búsqueda de agua para la familia que realiza uno o varios hombres a lomos de camellos.
[3] Vientos que soplan con aire caliente en los veranos desde julio a agosto.
[4] Aparición en el cielo de unas constelaciones en el verano, donde el calor alcanza sus máximas temperaturas dejando inevitables víctimas entre los animales y las personas.
[5] Montura femenina del camello. Cuando se acampa sirve de armario en la jaima para guardar comida y enseres.


No hay comentarios:
Publicar un comentario