lunes, 28 de enero de 2019

Guan Qingwei y la Medicina China - ConfucioMag

Guan Qingwei y la Medicina China - ConfucioMag





Guan Qingwei: Preservando la salud a través de la Medicina China

Entrevista a Guan Qingwei, actual director de la clínica Tongrentang (同仁堂) de Bejing, representante de la práctica de la Medicina China desde hace casi tres siglos y medio.

Guan Qingwei
Reportaje deCheng Ye本刊记者 程也
Nacido en el seno de una familia célebre de la Medicina China, Guan Qingwei empezó a leer a los seis años los tratados introductorios sobre medicina, tales como Canciones de recetas médicas, Odas a las propiedades medicinales y Baladas del pulso. Más tarde, estudió de la mano de un gran número de famosos doctores en Medicina China. Incluido en la primera edición de los Representantes del Patrimonio Cultural Inmaterial Nacional, es en la actualidad director de la clínica Tongrentang (同仁堂) de Medicina China ubicada en Beijing, jefe del servicio médico del Hospital Tongrentang, experto asesor del Consejo de Expertos del Grupo Tongrentang, miembro permanente del Consejo Superior de Medicina China, vicedirector de la Asociación Geriátrica de Investigación sobre Medicina China, miembro de la Sociedad de Medicina Integral de China y consejero invitado sobre Medicina China por el Instituto Confucio.
Como consecuencia de su amplio conocimiento sobre los métodos de tratamiento y su rica experiencia práctica en medicinas tradicionales, ha curado a muchas personas provenientes de distintos países y regiones. Al mismo tiempo, posee un gran conocimiento sobre medicina preventiva y métodos para conservar la salud, además de haber publicado numerosos tratados médicos. Ha participado activamente en la fundación de la primera clínica de Medicina China en Beijing y en la formulación de la estrategia para el desarrollo de esta antigua entidad farmacéutica, consistente en consolidar la fama de sus prestigiosos médicos, crear buenos y mejores medicamentos y potenciar el conocimiento de la marca.
ConfucioMag: ¿Qué opina del hecho de que Tongrentang y su filosofía de trabajo hayan sido declaradas oficialmente como Patrimonio Cultural Inmaterial Nacional con sus 342 años de historia?
Guan Qingwei: No es de extrañar que sea reconocida por su cultura particular y por haber plasmado fielmente las características intrínsecas de los más cinco mil años de la Medicina China. El origen del nombre de Tongrentang proviene, según el fundador, de la filosofía de hacer el bien al público –literalmente dàtóng (大同) significa “Gran Armonía en una sociedad ideal y perfecta”–, unida a la bondad de compartirlo entre todos –el concepto de rén () que significa “benevolencia”–. El principio de salvar la vida y mejorar la salud de todo el mundo, que persigue Tongrentang durante siglos hasta hoy en día, ha coincidido precisamente con los versos colocados en la entrada principal de la tienda, donde se puede leer: Por muy complicado que resulten los procedimientos de producción farmacéutica, no ahorramos ningún esfuerzo; por muy elevado que sea el coste, no escatimamos en materia prima.
Guan Qingwei
Farmacia Tongrentang en Beijing.
ConfucioMag: Sin embargo, hoy por hoy, la mayoría de los pacientes recurren a la medicina occidental, así que ¿cuál es el nivel de popularidad y entendimiento de la Medicina China según su punto de vista?
Guan Qingwei: Llevo más de 30 años trabajando como médico en la clínica Tongrentang y cada semana atiendo a más de 200 pacientes. De modo que todos los días intercambio y transmito conocimientos sobre Medicina China en mi consultorio. Sin embargo, me da la sensación de que la gente que vemos todos los días no sabe mucho sobre este tipo de práctica. Durante los últimos cien años la educación en China ha evolucionado de tal manera que se ha visto influenciada sobremanera por las enseñanzas occidentales en detrimento de la cultura tradicional nuestra, lo que ha influido igualmente en la enseñanza y popularización de la Medicina China y, a su vez, de la filosofía y modo de vida que ella implica. De hecho, la Medicina China podría situarse tras las cuatro grandes invenciones que China ha aportado a la humanidad –la brújula, la pólvora, el papel y la imprenta– por ser un patrimonio que ha transcendido a partir de nuestros antepasados, y cuyo basto contenido se queda pendiente de un profundo estudio y detallado desarrollo.
Guan Qingwei
ConfucioMag: Entonces, ¿cuál es la diferencia esencial que hay entre la Medicina China y la occidental?
Guan Qingwei: La filosofía aplicada en la Medicina China se centra en su característica dialéctica, mientras que la occidental se mueve en torno a la identificación de enfermedades concretas. Es decir, nuestra medicina, teniendo en cuenta que las enfermedades están consideradas como desequilibrios entre el yīn () –principio femenino o negativo de la naturaleza– y el yáng () –principio masculino o positivo–, trata de curar los pacientes a través de medicamentos naturales, acupuntura, masaje y ejercicios de respiración, hasta conseguir la armonía entre esos dos elementos. Sin embargo, la medicina occidental consiste en localizar e identificar el foco de la enfermedad o los gérmenes patógenos y más tarde se los eliminan mediante medicamentos químicos no naturales. A fin de cuentas, la medicina oriental es un sistema arraigado en el perseguimiento del equilibrio interno para curar a la gente y la occidental se caracteriza por la confrontación frontal contra la propia enfermedad. Según la medicina occidental, un paciente representa un estado físico donde se puede identificar y exterminar el origen de la enfermedad. Al contrario, en vez de tratar solamente alguna célula o ADN, nuestra medicina, basada en la teoría de la cosmogonía, se centra en el cuerpo integral en constante búsqueda del equilibrio con el entorno.
“La medicina oriental es un sistema arraigado en el perseguimiento del equilibrio interno para curar a la gente y la occidental se caracteriza por la confrontación frontal contra la propia enfermedad. Según la medicina occidental, un paciente representa un estado físico donde se puede identificar y exterminar el origen de la enfermedad. Al contrario, en vez de tratar solamente alguna célula o ADN, nuestra medicina, basada en la teoría de la cosmogonía, se centra en el cuerpo integral en constante búsqueda del equilibrio con el entorno.”
Guan Qingwei: Lo esencial de la Medicina China no reside simplemente en las perspectivas materiales sino que presta una gran atención al conjunto completo de estados que influyen en la funcionalidad, en los canales energéticos y en la transmisión de información. Nuestra medicina tiene como objetivo principal conseguir el mayor equilibrio entre tres aspectos primordiales: el primero se centra en la relación entre el hombre y la naturaleza, por ejemplo, es más fácil enfermar durante los cambios de clima, lo que demuestra que en ese momento existe un desequilibrio entre la naturaleza y la condición del cuerpo, por lo que es necesario un ajuste corporal. El segundo equilibro trata de la relación entre el hombre y la sociedad, donde encontramos la importancia de construir una armonía sólida en nuestra vida social. Si llevamos un tiempo agobiados y bajo presión, será muy fácil padecer alguna enfermedad. De hecho, en la vida cotidiana deberíamos acercarnos más a la naturaleza, saber mantener el equilibrio tanto con la naturaleza como con las relaciones sociales. El tercero reside en el equilibrio de los órganos internos del cuerpo. El corazón, el hígado, el bazo, el pulmón o los riñones siempre están ligados a las enseñanzas de la medicina occidental. No obstante, en la Medicina China interpretamos estos órganos de otra manera. Un hombre está considerado, desde una perspectiva integral, como un conjunto de sus signos de anormalidad y estados de sistemas funcionales, energéticos e informáticos.
Estos tres desequilibrios podrían ser el origen de cualquier enfermedad que padecemos y los tratamientos, tanto de medicamentos como de masaje y acupuntura, están orientados siempre a intentar dar un viraje a la situación dentro del cuerpo, con el objetivo de recuperar el nivel del equilibrio y mejorar la habilidad de ajuste de sí mismo. Por ejemplo, tres personas mojadas por la lluvia que después de volver a casa una enferma con fiebre y pulmonía y las otras dos no. La razón consiste en que la persona que ha enfermado tiene menos resistencia, por lo que necesitamos aumentarla. De esta manera, consigue el equilibro perfecto con los cambios de la naturaleza, por lo que no se verá afectada ante cambios bruscos de temperatura, viento, frío, calor, humedad o sequedad.
Guan Qingwei
Puerta principal de la farmacia Tongrentang en Beijing.
ConfucioMag: Teniendo en cuenta que creció usted en el seno de una familia célebre de la Medicina China, ¿siempre se ha mantenido fiel a ella?
Guan Qingwei: Irónicamente, aunque mi padre, mi abuelo y mi tío eran todos médicos chinos, yo rechacé durante un tiempo esa práctica por considerarla negativa.
Todos conocemos bien el famoso artículo La medicina escrito por Lu Xun, en el cual se narra un caso en el que se utiliza pan chino mojado en sangre humana para tratar la tisis. Asimismo, su experiencia con los curanderos le llevó a estudiar medicina occidental fuera de China. De hecho, yo pensaba que la Medicina China no servía para nada y que estaba muy anticuada. Hasta que en una ocasión mi padre sacó del coma profundo a un paciente que llevaba dos años en ese estado. Eso me hizo reflexionar sobre el potencial de la medicina oriental.
El trabajo que he realizado a lo largo de estos años me aporta la posibilidad de acumular experiencia, de modo que cada vez estoy más convencido de que nuestra medicina es un sistema excelente. Dentro de los más de siete mil tipos de medicamentos de la medicina occidental inventados en un periodo de doscientos años, unos seis mil de ellos ya están en desuso, y el proceso de selección aún sigue eliminando muchos que no sirven para nada. En comparación, nuestros remedios se han utilizado durante centenares y miles de años, tales como Liuwei Dihuang Wan, Niuhuang Qingxin Wan y Wuji Baifeng Wan. La supervivencia de estos medicamentos chinos revela que se adaptan a perfiles de nuestro cuerpo y a su vez agilizan las funciones, siendo una alternativa segura para nuestra salud sin provocar confrontaciones directas en el cuerpo.
Según la Medicina China, los medicamentos naturales trasladan la energía desde la tierra donde se recogen hasta nuestro cuerpo haciendo un intercambio de información. Sin embargo, si los reducimos a una simple molécula, dicha información se pierde completamente. El hecho de estudiar la Medicina China a partir de perspectivas micro cósmicas, siendo este uno de los mayores malentendidos, hace que nuestra medicina se convierta en pura farmacología de plantas.
Aunque empecé a tener mis primeros contactos con la Medicina China cuando era pequeño, no he comprendido bien este mundo hasta haber tenido 16 años de práctica clínica. Esto tiene que ver no solo con los prejuicios que tenía, sino también con la mentalidad de la época. Teniendo en cuenta que los niños crecen en un entorno más “occidentalizado”, les cuesta cambiar su mentalidad y pensar en la metafísica y la energía. Antes solía pensar que para fomentar el desarrollo de la Medicina China, debíamos intentar encajarla dentro del sistema occidental de ciencias. Al cabo de tantas vueltas e intentos me di cuenta de que tanto la medicina china como la occidental son dos sistemas totalmente diferentes.
Guan Qingwei
Guan Qingwei le toma el pulso a un paciente.
ConfucioMag: Usted ha tratado muchos dignitarios y asimismo curado muchas enfermedades difíciles. ¿Podría compartir alguna experiencia inolvidable con nosotros?
Guan Qingwei: Yo trato a todos mis pacientes por igual, sin importar su procedencia o rango social. Nosotros siempre preguntamos a los pacientes sobre sus molestias e incomodidades, respetando en todo momento sus sensaciones. En mi opinión, la cultura china se caracteriza principalmente por su énfasis en la humanidad, la dignidad y el valor humano, por lo que el médico ha de aprender a ser un buen hombre antes de tratar a sus pacientes.
Puedo citar, por supuesto, dos ejemplos de pacientes famosos. Una vez acudí a Arabia Saudí para tratar un edema en las piernas del rey Adbullah. El monarca llevaba ya dos años visitando médicos de todo el mundo y haciéndose todo tipo de análisis clínicos sin que nadie le diagnosticara el verdadero problema. Sin embargo, después de tomarle yo el pulso comenzó a tomar los medicamentos que le receté durante dos o tres semanas. Al final el edema desapareció y no le ha vuelto a salir hasta ahora.
Otro caso es el de Korn Dabbaransi, vice-primer ministro tailandés y presidente de la Asociación para la Amistad entre Tailandia y China, quien tuvo una lesión grave en las piernas después de jugar al bádminton. Tras medio año de masajes y fisioterapia, acudió a mí. Yo le di un masaje en los brazos siguiendo la teoría china sobre las interrelaciones entre las cuatro extremidades. Tras 38 minutos de tratamiento se le fueron todos los dolores y pudo caminar sin ningún problema.
ConfucioMag: Supongo que lo más asombroso de la medicina china consiste en su poder de prevenir las enfermedades, ¿no es cierto?
Guan Qingwei: La Medicina China investiga la persona, en lugar de su enfermedad. ¿Por qué la mayoría de los médicos más prestigiosos tardan en realidad muy poco en tratar a un paciente? El truco consiste en nuestro método de diagnóstico, es decir, en mirar, escuchar, preguntar y tomar el pulso. Nada más entrar en la consulta observamos una serie de datos que nos revelan su condición física: su manera de hablar, el volumen de su voz, el aspecto que presenta su cara, la mirada, el color de la lengua y el pulso. En base a esto, le recetamos medicamentos tradicionales para mejorar y subir el nivel de las funciones de su cuerpo, de modo que le curamos.
En realidad, lo importante sería poder curar las enfermedades que están por venir, es decir, prevenir. Cuando uno cae enfermo, acude a su médico como si de un dios se tratara. Sería mucho mejor que el mismo médico nos ayudara a conservar la salud y a prevenir las enfermedades. Sin embargo poca gente se ha dado cuenta de esto.
La Medicina China dice que antes de caer enfermo se pasa por un estado de transición metafísico, por lo que aparece primero un desequilibrio entre el yin y el yang denominado wèibìng (未病 o “enfermedad que ha de venir”). Más tarde, a raíz de este desequilibrio, el cuerpo físico sufre un daño, evolucionando hasta la enfermedad final.
Este concepto se refiere al desequilibrio entre el yin y el yang, cuyos síntomas no son detectables según la medicina moderna, pues no son visibles desde el exterior, ni sale en los análisis de sangre. Según la medicina moderna, el concepto de enfermedad se aplica a los cambios enfermizos ocurridos en el cuerpo cuyos síntomas son detectables. Por tanto, la condición de wèibìng y enfermedad coexisten pues en el cuerpo de un paciente.
El hecho de que la Medicina China ponga más énfasis en prevenir las enfermedades que en tratarlas, no quiere decir que se limite únicamente a afrontar el wèibìng y no a curarlas. Más bien, la medicina china plantea erradicar el problema a través de tratar el paciente desde el principio, durante la etapa de pre-enfermedad. Precisamente gracias a la filosofía que propone la medicina china en ese periodo de tiempo, ayuda a conservar la salud, a prevenir enfermedades y a erradicarlas.
“En realidad, lo importante sería poder curar las enfermedades que están por venir, es decir, prevenir. Cuando uno cae enfermo, acude a su médico como si de un dios se tratara. Sería mucho mejor que el mismo médico nos ayudara a conservar la salud y a prevenir las enfermedades. Sin embargo poca gente se ha dado cuenta de esto.”
De hecho, curar las pre-enfermedades en vez de las enfermedades no constituye una idea de la medicina preventiva occidental. Teniendo en cuenta que la medicina china abarca ricos conocimientos y métodos concretos sobre el tratamiento de las pre-enfermedades, nuestra medicina no necesita de ninguna manera recurrir a la supuesta medicina preventiva occidental.
Entonces, ¿existe el concepto de la prevención de las enfermedades en nuestra medicina? La respuesta es afirmativa. En la Medicina China la prevención, compuesta por “vivir sano”, “cultivar la moralidad” y “perfeccionar los comportamientos”, es una práctica enfocada a ayudar a la gente a mejorar activa y voluntariamente su habilidad de mantener una relación equilibrada y armoniosa consigo mismo, con la sociedad y con la naturaleza gracias al perfecto equilibrio entre el yin y el yang.
ConfucioMag: Cuando una persona tiene una buena energía vital, un estado perfecto de la sangre y una buena armonía física y psíquica, ¿podemos afirmar que ha alcanzado el nivel óptimo para conservar la salud según la Medicina China?
Guan Qingwei: Nuestro punto de vista de conservar la salud es muy particular. Tanto la medicina occidental como la ciencia moderna nos enseñan cómo proveer a nuestro cuerpo ante carencias de proteínas, vitaminas, minerales, etc. Este abastecimiento se origina a partir de la necesidad estructural del cuerpo. Sin embargo, la mejor forma para mantener la salud es fortalecer un buen estado de funcionamiento del corazón, concepto que abarca lo que es el estado de ánimo y el autocontrol aplicado en las relaciones entre el cuerpo y la mente, entre la sociedad y los seres humanos y entre la naturaleza y el hombre, con el objetivo de ajustar el equilibrio entre el yin y el yang. Si este mecanismo es fuerte y funciona bien recibe el nombre de yǒushén (有神 o “estar en estado perfecto”), y si es débil y funciona mal, se llama shīshén (失神 o “pérdida del buen estado”). De hecho, entre los factores que intervienen en los procesos de regulación en el cuerpo, el estado de ánimo, la mentalidad y la conciencia constituyen los elementos fundamentales que afectan a la habilidad y a la gradación de autocontrol de cada uno. La teoría de “despreocupación” planteada por el budismo, la búsqueda de la tranquilidad del taoísmo y el autocontrol mental del confucianismo, nos ayudan a tranquilizarnos, a la paz y la belleza de la vida en nuestro mundo interior. 
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Revista Instituto Confucio 9
pdfPublicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.Número 9. Volumen VI. Noviembre de 2011.Leer este reportaje en la edición impresa

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