Una carta de amor entre los valles de Islandia
En la novela 'Para Helga', el escritor Bergsveinn Birgisson aborda el vacío espiritual y la pasión y el rencor de una relación frustrada
Madrid
El escritor islandés Bergsveinn Birgisson en la sede de Random Penguin House en Madrid. SAMUEL SÁNCHEZ
El escritor islandés Bergsveinn Birgisson reflexiona sobre la desaparición del mundo rural frente a las ciudades, sobre las tradiciones y la cultura de los campesino de su tierra y las decisiones que tomamos a lo largo de nuestra vida y de las que nos arrepentimos, o no. Para Helga (Lumen, traducción de Fabio Teixido), novela recientemente traducida al español, aborda todos estos temas a través de la respuesta tardía de un campesino, Bjarni, a la carta que Helga, la mujer con la que vivió un amor imposible, le envió en su juventud invitándole a dejar por ella a su esposa y su estilo de vida.
“Helga representa mi deseo de mantenerme al paso del mundo, de ser un ser humano moderno; mientras que Bjarni es lo contrario, la fuerza opuesta”, confiesa el autor. Birgisson, que se crió entre la ciudad y el campo, afirma que no es capaz de encontrarse a sí mismo sin el contacto con la naturaleza. En la novela, situada en los años 40, los cotilleos de una pequeña comunidad y el rencor y la frustración de un amor imposible se funden con el paisaje, con el verdor de los valles y la vida plácida de las ovejas.
La idea surgió en 2001, en ese momento Birgisson estaba escribiendo una colección de cuentos cortos. Uno de ellos iba sobre un campesino, Bjarni, “y me pareció que quería conocerlo mejor, estudiarlo más. Y el entorno en el que él estaba inmerso también me pareció existencial y psicológicamente interesante”. Así decidió ampliar su historia y dedicarle todo un libro, cuyo material se constituye en diferentes capas de contenido, mucho de ello extraído de la vida personal del autor y otra gran parte de la tradición de la generación a la que pertenecen los personajes, la de sus abuelos. En 2007 concluyó el libro, que no publicó hasta 2010 porque, dice, “en ese momento hubo una locura general en Islandia: la inmersión en la cultura del dinero, todo el mundo quería enriquecerse inmediatamente y olvidar su pasado”. En ese “vacío espiritual”, afirma, la cultura del dinero lo arruinó todo, hasta que la gente empezó a preguntarse si no había algo más.
“En esta historia tan breve he querido reflejar el recuerdo de un tiempo pasado. Es mucho más radical el cambio que se ha visto desde siglo XX para acá, que el que se vio en los doce siglos anteriores”, señala el autor. Y recuerda la forma de vida de sus abuelos, ahora en peligro de extinción con la despoblación de estas regiones campesinas, de la que se siente afortunado de haber podido vislumbrar.
Más allá del thriller
Para preservar la memoria de este pasado y “poder resistir los embates de esta agresión mental del sistema en el que vivimos”, Birgisson cree que lo más importante es tener alguna conciencia histórica. Y resalta que crear esta conciencia es una de las principales obligaciones del artista contemporáneo, que en un país con un pueblo eminentemente literario como el islandés esta parece la vía correcta. Sin embargo, apunta, "ha habido una reducción del 40% del número de lectores solo en los últimos cuatro años”. También en Islandia hay una crisis de lectores que el autor achaca a la aparición de plataformas como Netflix: “Las series de televisión se han convertido en la expresión de nuestra era, ya no es la novela”. Pero en la tierra de la novela negra, el Estado plantea medidas para subvencionar, como hace con los costes de producción de las películas, la literatura, “aportando hasta el 20% directamente a las editoriales”.
Esta medida, espera, “ayudará a mantener sobre todo la variedad editorial” ante la amplia producción de thrillers. Cuando se publican estas novelas las ventas “son muy altas, pero hasta ahí llegan”, sostiene. “Lo bueno que tiene otro tipo de literatura, como Para Helga, es que se vende siempre por el boca a boca. Y me complace enormemente el haber tenido esa experiencia de saber que hay buenos lectores”.
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