lunes, 15 de marzo de 2010

curarse el alma


Evangelio: Juan 4,43-54
"Anda, tu hijo está curado"

En aquel tiempo, salió Jesús de Samaría para Galilea. Jesús mismo había hecho esta afirmación: "Un profeta no es estimado en su propia patria." Cuando llegó a Galilea, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta.

Fue Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había un funcionario real que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún. Oyendo que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verle, y le pedía que bajase a curar a su hijo que estaba muriéndose. Jesús le dijo: "Como no veáis signos y prodigios, no creéis." El funcionario insiste: "Señor, baja antes de que se muera mi niño." Jesús le contesta: "Anda, tu hijo está curado." El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino. Iba ya bajando, cuando sus criados vinieron a su encuentro diciéndole que su hijo estaba curado. Él les preguntó a qué hora había empezado la mejoría. Y le contestaron: "Hoy a la una lo dejó la fiebre." El padre cayó en la cuenta de que ésa era la hora cuando Jesús le había dicho: "Tu hijo está curado." Y creyó él con toda su familia. Este segundo signo lo hizo Jesús al llegar de Judea a Galilea.

el dispensador dice:
camina la senda de cesped,
transita el camino de piedras,
hallarás huellas con pastizales,
arenales, lodazales, y extraños pedernales...

algunos caminos habrán sido andados,
por otras almas y sus candados,
mientras que algunos senderos serán descubiertos,
te serán exclusivos por algún tiempo...

darás exámenes sin darte cuenta,
sin asumir la pregunta y quizás sin hallar la respuesta,
sabrás que aquello que tu no entiendas,
se te revelará sólo cuando convenga...

andando y andando, cruzarás muchas almas,
comprenderás el valor de crear tu propia calma,
descubriendo a cada paso cómo se distingue la rama,
brote a brote, hoja a hoja, flor a flor,
hallarás que las raíces nutren sus propias palmas...

respaldado en aquel tronco,
mirando el horizonte, licuándote en sudores,
se disiparán los temores de aquel invisible cuestionario,
las raíces te dirán la importancia de contestarlo,
en su oportunidad, sin dilaciones,
en la vida, serán meras cuestiones,
circunstancias, papelones, vergüenzas y canciones,
dejarás en cada huella la esencia de tus mentores.
el dispensador: curando las mentes. Marzo 15, 2010.-
DEDICADO A: los que saben de curaciones, música y ancestros.

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