domingo, 16 de mayo de 2010

IntraMed - Arte y Cultura - La filosofía de Lost



Un libro analiza las ideas que circulan en la isla
La filosofía de Lost
Una compilación de ensayos en la que varios filósofos nos muestran cómo una de las series más interesantes de la televisión ilumina la condición humana y la interroga con preguntas profundas.


Los temas que atraviesan este libro son: el temor de ser arrancado de todo aquello que conocemos y amamos; nuestra propia vida moral; la fe, la razón, el libre albedrío, el autoconocimiento. La filosofía de Lost es una guía para personas ávidas por explorar los territorios filosóficos de la exitosa serie televisiva, y de sus propias vidas.


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Fragmento del libro

En estado de naturaleza


En La filosofía de Lost (Del Zorzal), distintos autores analizan la serie más famosa del planeta desde diversos ángulos filosóficos. En este fragmento, Peter S. Fosl rastrea las huellas de Carl Schmitt en la sociedad de la isla

A pesar del paisaje sublime y hermoso de la isla en la que cayeron los sobrevivientes del vuelo 815 de Oceanic Líneas Aéreas, uno debería estar muy presionado para describir el lugar como el jardín del Edén, Xanadu o un paraíso (especialmente considerando a quienes ya viven allí, los que salieron de la jungla para atacar, secuestrar o matar a los náufragos). En este capítulo, se considerará qué es lo que las construcciones del conflictivo paisaje social de Lost en ese extraño mundo verde tienen para decir sobre un determinado número de temas que han asediado a los filósofos por cientos de años[...]. En particular, se discutirá que mientras Lost adopta en muchos aspectos la visión social desarrollada por los primeros filósofos políticos de la modernidad liberal, la concepción del ser humano y de las sociedades humanas es, quizás a pesar de su propio intento, profundamente deudora de uno de los más influyentes filósofos políticos del nacionalsocialismo. [...]

Jack y Locke

No es casualidad que los nombres de los personajes protagónicos de Lost aludan a los filósofos de la temprana modernidad, que pensaron cómo sería la gente en un "estado de naturaleza" como la isla, fuera del alcance de la civilización humana. Me refiero al filósofo francés Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) y al filósofo inglés John Locke (1632-1704). Si bien los personajes llevan sus nombres, no simbolizan sus teorías filosóficas; su importancia anuncia, más bien, algunas de las preocupaciones de la serie. [?]

Más que a Hobbes o a ningún otro filósofo político moderno, es a un intelectual más contemporáneo a quien deberíamos dirigir nuestra mirada para poder entender los cuestionamientos filosóficos de Lost a las sociedades humanas: Carl Schmitt (1888-1985), conocido como la "joya de la corona" de los juristas nazis. A pesar de sus imperdonables servicios al régimen de Adolfo Hitler, el trabajo filosófico de Schmitt, especialmente El concepto de lo político (1927), sigue siendo importante, y curiosamente disfruta de un interés renacido entre los filósofos políticos de izquierda como Chantal Mouffe. La tesis central de Schmitt es que un "enemigo" es necesario para la formación y el desarrollo de la sociedad. Si la teoría política liberal está definida por su objetivo de eliminar el conflicto y asegurar una paz racional, la teoría nazi de Schmitt se define por su concepción del conflicto y la guerra no sólo como algo deseable sino también esencial. Esta tesis se encarna en la relación de los sobrevivientes con los Otros.

Aristóteles consideraba la amistad como crucial para el orden político [...]. Para Schmitt, en contraste, un amigo es un miembro de nuestro partido político, un aliado contra un enemigo común. Que alguien sea amigo o enemigo es la más elemental decisión política, y ser parte de una política es estar del mismo lado en una disputa contra personas que están en uno o en más de un lado contrario: chicos buenos vs. chicos malos, la familia suiza Robinson vs. los Piratas, Norteamericanos vs. los Terroristas, EE.UU. vs. URSS, EE.UU vs. Irán, EE.UU. vs. Saddam Hussein, EE.UU. vs. Al-Qaeda, Jason vs. Freddie, Izquierda vs. Derecha, nosotros vs. ellos. Las ulteriores decisiones políticas giran en torno a si un determinado curso de acción ayuda a nuestros amigos o daña a nuestros enemigos. Ayudar a los amigos y lastimar a los enemigos es, de hecho, el proyecto fundamental de la política. Puesto en términos de la temprana teoría liberal, el estado de naturaleza, desde que existe entre los grupos sociales, debería ser preservado.

Lost parece tener una perspectiva parecida. Mientras los sobrevivientes funcionan a menudo entre ellos, como hemos visto, de acuerdo a las concepciones liberales clásicas de orden social, si miramos más de cerca, especialmente su relación con los Otros, veremos que esas pretensiones liberales no son muy profundas. Los sobrevivientes del vuelo 815 de Oceanic no sólo forman una sociedad por las desgracias del estado de naturaleza, por las dificultades de las relaciones entre ellos, por su lucha con el mundo de la naturaleza, o incluso por cómo sienten por los demás. Están reunidos en una sociedad oponiéndose a otra sociedad, a un enemigo. Sus fuertes líderes, que los mantienen unidos, ascienden en autoridad en tanto jefes guerreros. Jack no es sólo el primero entre iguales; es su Führer. El enemigo que enfrentan, además, parece irreversiblemente antiliberal. Ben, el antiführer de Jack, parece ser temido como un líder rudo y dictatorial que, si le creemos a Juliet, sólo será depuesto cuando lo maten.

La tercera temporada de Lost comienza mostrándonos las cosas desde el punto de vista de los Otros. Esto nos permite entender algo más sobre su conducta. Pero no mucho. Y más importante aún, no vemos ningún esfuerzo (o capacidad, quizá) por parte de ninguno de los grupos por ser más hospitalarios o buscar el modo de establecer vínculos con los demás, tener una amistad o desarrollar empatía, resolver los conflictos de modo pacífico y racional, colectivamente. No vemos que puedan pensar en alguna ley o norma para regular sus interacciones, para compartir o cultivar los recursos que ofrece el entorno que los rodea, por unirse en defensa del monstruo de humo negro o del (de los) oso(s) polar(es). No hay ningún intento de algo así. Nada de esto parece posible. ¿Por qué los Otros no mandan un grupo de rescate con medicina y alimento? ¿Por qué no acompañan a los sobrevivientes de regreso a su campamento a salvo o les ofrecen ayuda, atención, cobijo y la oportunidad de unirse a su comunidad? Porque ese tipo de oferta es imposible de imaginar en un universo político schmittiano como el de Lost . Los Otros son mala gente, enemigos, como los caníbales a los que combaten Robinson Crusoe y Viernes; el único lenguaje que los enemigos entienden es la fuerza bruta.

Como la república norteamericana, esta serie de televisión aterrizó forzosamente sobre una concepción de la naturaleza humana y la sociedad corriente entre los intelectuales nazis de hace más de sesenta años. Si el monstruo de Frankenstein simbolizaba el repudio de los primeros sueños utópicos de la modernidad temprana de razón y amor, los restos derrumbándose de la utopía del Proyecto Dharma y los monstruosos Otros que los asesinaron con gas simbolizan el repudio de las políticas progresistas de los años 1950, 1960 y 1970, y aún más filosóficamente de la concepción progresista de Dharma (que quiere decir ley natural y verdad superior).

Podría decir, sin embargo, que la política progresista en esta serie no ha sido superada por ninguna mejor. En cambio, Lost sostiene que como Dharma fracasó en el intento de frenar el retorno de lo reprimido desde el oscuro corazón de la jungla, nuestra mejor posibilidad de sobrevivir es desprenderse de la naïveté de la utopía liberal y asumir la Schmittiana Ley de la selva. En síntesis, nuestra mejor opción contra los malos muchachos, los "enviados del demonio", es "hacerlos explotar en el infierno", como dice crudamente el Führer-Jack en "Grandes éxitos". Aun cuando el enemigo se rinda, realmente no se rinde, como Sawyer afirma luego de hacer explotar a Tom. El único buen Otro es el Otro muerto.

Los norteamericanos se ufanan de ser política e ideológicamente liberales y democráticos. Si esporádicamente tienen que ser violentos, consideran la violencia como desafortunada pero justificable, justificable invariablemente porque es necesario, de alguna manera, asegurar sus derechos a la vida, a la libertad y a la prosperidad. Seguro que ocasionalmente después se sienten angustiados por la culpa, pero como ellos afirman, cualquier mal que hayamos cometido es anómalo y ni siquiera comparable con el mal que los otros producen. Habitualmente, los norteamericanos afirman que su conducta está determinada por la piedad y la compasión, y salvan al mundo de los malvados. Como los sobrevivientes, ellos se ven hermosos y atractivos, racialmente diversos (hasta un punto), superlativamente técnicos y científicos (especialmente en medicina) y también profundamente espirituales. O sea, ellos hacen que las cosas buenas florezcan.

Esta propia imagen liberal, cada tanto se estrella cuando los norteamericanos se enfrentan con cualquier otro. Clásicamente liberales entre ellos, los norteamericanos ven a los otros a través de ojos nacionalsocialistas. Con alguna predecibilidad cansina, se imaginan que los demás son peligrosos, astutos, antiliberales y asesinos subhumanos capaces de entender las cosas sólo por la fuerza, corriendo para atacarlos antes de que ellos terminen de salir de los restos del naufragio. Si Body Snatchers (1956), Creature from the Black Lagoon (1954), y otras películas de los años 1950 encarnan la preocupación norteamericana con el comunismo, los Otros de Lost encarnan la preocupación por los "enemigos" que los Estados Unidos enfrentan hoy. Mientras la fuente de preocupación ha cambiado, las respuestas no. Antes de que los problemas le fueran planteados por la militancia de la jihad islámica, la resistencia palestina, los insurgentes iraquíes, Irán, Corea del Norte, Vietnam, el comunismo, el poder negro, los nativos, Sith o Mordor, la solución ha sido en general la misma solución final: matarlos a todos.

Lo que resulta sorprendente, tanto en el texto de Lost como en su cultura norteamericana, es que esa oscura visión de las relaciones de "nuestra" sociedad con otros persiste, aun cuando sepamos que los Otros, en muchos sentidos, en sus pensamientos, lecturas, cuerpos, historia e ideas, en sus costumbres, en su vida emocional, etcétera, no son de hecho tan terribles. Descubrimos que los Otros leen a Stephen King, hablan inglés, comparten el mismo patrón biológico, comparten la mismas historias, juegan los mismos deportes, sufren con la misma clase de cosas, tienen necesidades y deseos como los de los sobrevivientes. [...] Entonces, ¿por qué los Otros son concebidos irremediablemente como otros? ¿Por qué siguen siendo otros cuando descubrimos que no lo son? ¿Por qué Lost canta con el filósofo francés Jacques Derrida (1930-2004), aunque frente a su propia cara haya evidencias de lo contrario, que tout autre est tout autre ("todo otro es totalmente otro")? [...]

Las pocas posibilidades de amor erótico entre la hermosa y malcriada rubia americana (Shannon) y el silencioso morocho soldado iraquí (Sayid) señalan las posibilidades de reconciliación entre los enemigos de superar el profundo conflicto a través de vínculos afectivos. La atracción entre Jack y Juliet (si fuese genuina) promete más o menos lo mismo. ¿Podrán los vínculos afectivos, el deseo de otra cosa que la guerra y el reconocimiento a todo lo que ellos comparten reconciliar a los sobrevivientes de Aerolíneas Oceanic y los Otros? ¿Podrán, entonces, los dos grupos forjar un colectivo democrático o una federación de libertad ordenada, o quizás un mundo verde parecido al Edén donde reine la paz y la armonía? ¿Podrán de algún modo ayudarse unos a otros para salir de esa isla?

¿O cualquier intento de establecer una comunidad con los Otros morirá, como Shannon, en un mar de balas, iedo e ignorancia? Aún peor, ¿serán los sueños de paz entre los habitantes de la isla, como entre los de US y sus adversarios, asfixiados en las cámaras de gas de la filosofía política schmittiana y su terrible imperativo de encontrar en los otros no a seres humanos, otros semejantes, sino a un enemigo a quien matar antes que nos mate?

* Descargue el capítulo en formato pdf haciendo click aquí:
http://www.intramed.net/userfiles/2010/file/Lost.pdf


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