viernes, 14 de mayo de 2010

AVE MARÍA, un momento de gloria



Evangelio: Juan 15,9-17
"No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido"

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé.. Esto os mando: que os améis unos a otros."

el dispensador dice:
estando en el cerro hace escasos minutos,
al pié del mismo, justo allí donde
el bosque tropical protege al Santuario de Schoenstatt,
justo allí donde la escalada te llama,
justo allí donde los pájaros te hablan,
justo allí donde las chicharras susurran,
justo allí donde parece anidar el paraíso,
abres la pesada puerta,
te encuentras con tu alma que espera ansiosa,
plena es la soledad del recinto,
sólo la VIRGEN permanece allí esperando,
con su mirada cándida pero contundente,
sosteniendo al niño que fue y ahora es espíritu universal...

perfumes extraños te rodean,
una frescura suave te envuelve,
te llama a guardar tu oración,
expresando en silencio las esencias que te han llevado,
tienes garantía de privacidad,
tanto como de no padecer interferencias,
ya que la VIRGEN MADRE cuida que cada uno llegue
a su tiempo y sólo a él...

flotas por un instante y te sabes redimido,
te reconoces escuchado,
te sientes amado y protegido,
y así, tras un momento imbuido de brevedad,
te sueltas y regresas a volar por la vida,
llevando contigo una mirada que no olvidarás jamás,
una mirada que fue tuya,
y que regresó a ser pintura apenas transpusiste la puerta del Santuario.

Gracias por elegirme para ser visitada...
una y otra vez, me hace falta tu llamado,
reconozco tus pasos, siento tu presencia,
plena de manto y santidad, deslumbrando espacios y trascendiendo tiempos...
el dispensador: Gracias María Madre Eterna. Sabes que allí dejo mi alma, a tu cuidado. Mayo 14, 2010.-
DEDICADA A: La tres veces admirable Virgen María de Schoensttat.


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