lunes, 31 de mayo de 2010

SIN PIES


Evangelio: Lucas 1,39-56
"¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?"

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: "¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá." María dijo: "Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre." María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

el dispensador dice:
camino al santuario, ascenso difícil,
vi muchas gentes conversando, casi de paseo,
vi muchas gentes ensimismadas, cobijándose en sus almas,
vi muchas gentes observando, sintiéndose acompañadas en su soledad,
vi muchas gentes orando, dando anticipos de sus pedidos,
vi muchas gentes llevando ofrendas, rosarios de esperanzas,
vi muchas gentes ascendiendo sin otro compromiso que la voluntades ajenas,
vi muchas gentes que eran llevadas,
camino, piedras, viento, frío, nubes envolventes...

camino al santuario, ascenso difícil,
vi que el mismo permanecía siempre en el mismo lugar,
pequeño, protegido, perfumado, florido,
reparado del viento, nutrido por la brisa,
rayo de luz solar imperceptible bañando la estructura,
monte cerrado, aves planeando,
horizontes lejanos, penas vagando...

ante el santuario, almas revueltas,
espíritus buscadores, convocando esperanzas,
custodios mirando, gentes hablando,
rosarios anunciantes pendiendo de árboles,
gracias pedidas, gracias concedidas, silencios graciables,
oraciones pensadas, jamás pronunciadas,
se huelen en aires, recuerdos y penas,
errores, olvidos, palabras rotas,
lágrimas heladas, ojos bañados...

un colibrí, ave del paraíso,
recorre espacios, buscando flores,
mirando las gentes,
nadie repara, nadie atiende,
nadie ve, nadie comprende,
que Dios se manifiesta de formas extrañas,
sonidos precisos, alas inquietas,
agitando los aires que rodean las penas,
vuelo rápido, néctares de cielo,
se esparcen al viento,
abriendo los sentimientos...

pasa y pasa, renueva su canto,
atendiendo los llantos,
silencios de pasados cercanos,
permanece mirando...
si levantas los ojos, verás que tu presente,
ya no es pasado, apenas mañana no transitado,
caen las penas como paredes de barro,
el ave no pide a cambio nada,
que admires su vuelo, respires profundo,
entregues tu alma, brindes tu mano...

hallarás tu gracia, sólo si eres fiel a ti mismo,
si el esfuerzo que has hecho,
que consideras inmenso,
ha llevado alegría a los jardines sin tiempos,
se verá en sus flores, desprenderán perfumes,
brillarán las piedras, convocarán nuevos pájaros.
el dispensador: silencios y miradas. Mayo 31, 2010.-
DEDICADO A: los que suben sin pies.


"cuando hayas llegado, comprobarás que nunca te has movido de donde estabas"... ¿dónde estabas?."

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