domingo, 16 de mayo de 2010

LOS TIEMPOS DEL ESPÍRITU (SANTO)


Evangelio: Lucas 24, 46-53
"Mientras los bendecía, iba subiendo al cielo"

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto." Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo. Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.

el dispensador dice:
cuando desciendes a la vida,
sueles olvidarte del cielo,
nido del cual provienes...

cuando desciendes a la vida,
aprendes a mirar por tus ojos,
pero sueles olvidarte de los ojos del alma,
ojos que todo lo comprenden...

cuando desciendes a la vida,
te atas a los tiempos respirables,
donde el tiempo es imperio,
y el aire condición...

cuando desciendes a la vida,
te sometes a los preceptos humanos,
donde el valor es etéreo,
y la esencia es efímera...

y transcurriendo los días,
tu espíritu pierde alas y se torna denso,
se encadena a los pies, y el paso se hace lento,
se acumulan los amarillos y el aura se vuelve acero...

así las gracias se tornan en obligaciones,
los talentos en soberbias,
los dones en habilidades para la ventaja,
todo se ahoga en el tiempo,
y sobrevivir es una carrera contra reloj...

sin embargo el cielo sigue estando donde estaba,
no obstante el paraíso sigue siendo lo que era,
los ángeles deambulan observando,
mientras el todo permanece omitido por el hombre...

¿subes hacia el cielo o éste desciende a ti?,
sucede que cuando despiertas de la vida,
regresando a las fuentes,
descubres de pronto que aquello que entendías como inmensidad,
apenas es el ángulo menor de una lámpara apagada...

indudablemente el universo visible desde el ojo,
cabe en una caja de zapatos...

indudablemente el alma se empequeñece en el cuerpo,
y se limita ante las limitaciones de éste...

indudablemente el espíritu se aleja del alma,
ante la densidad del tránsito en el día y en la noche...

indudablemente, cuando te alejas de las esencias,
te pierdes entre las paredes de la necedad,
construyes soberbia y te sumerges en el océano de incomprensión...

hasta que eres llamado, y te liberas de las cargas vanas,
mochilas que no podrás llevarte,
ya que nada de lo efímero es parte de las esencias...
el dispensador: descubriendo sendas y abriendo senderos. Mayo 16, 2010.-
DEDICADO A: los tiempos del espíritu (Santo).

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