viernes, 15 de abril de 2011

INAUDIBLE | Los pájaros urbanos cantan más para compensar el ruido - ABC.es

Ciencia
Los pájaros urbanos cantan más para compensar el ruido
Emplean hasta el 60% de su tiempo en emitir trinos que superan los 70 decibelios
ABC / madrid
Día 14/04/2011 - 21.09h


Las provincias. Un verdecillo

Los verdecillos, unas aves que han colonizado las regiones urbanas europeas, consiguen compensar los efectos negativos del ruido de las ciudades dedicando más tiempo a cantar. Esta es una de las conclusiones de un estudio en el que han participado investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y que ha sido publicado en la revista Behavioral Ecology.

“Estas aves pueden emplear hasta el 60% del tiempo en cantar a niveles de 70 decibelios, pero a partir de ese nivel empiezan a cantar menos, probablemente porque dedicar más tiempo al canto puede interferir en exceso con tareas tan importantes como estar atento a los depredadores o a otros verdecillos vecinos”, explica el investigador del CSIC Mario Díaz, del Museo Nacional de Ciencias Naturales.

Según el estudio, el ajuste a los niveles de ruido indica que cantar conlleva riesgos. “Incluso aves que han colonizado ambientes ruidosos, como los verdecillos, pueden verse condicionadas por el aumento del riesgo asociado a compensar los efectos del ruido cantando” añade Díaz. Estos resultados sugieren que podrían producirse cambios bruscos en la distribución de las aves al sobrepasar ciertos umbrales de ruido.

Por otra parte, los investigadores han observado que los individuos cambian rápidamente su comportamiento en función de la variación del nivel de ruido entre los días laborables y los fines de semana.

Respuesta a los cambios globales

La investigación se hace eco del creciente interés de la sociedad sobre la posible respuesta de los organismos a los cambios globales derivados de la influencia de los humanos en el funcionamiento del planeta. “Casi todas las predicciones son bastante catastrofistas, porque en general no contemplan la flexibilidad de los organismos a los cambios de su entorno. Nuestro trabajo muestra que las especies pueden compensar estas variaciones mediante comportamientos flexibles, pero solo hasta cierto punto”, continúa Díaz.

Saber hasta qué punto son efectivas las diferentes respuestas de los seres vivos a los niveles crecientes de ruido impuestos por las actividades humanas permitirá, según esta investigación, realizar predicciones más fiables sobre futuros cambios en las distribuciones de los organismos.

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el dispensador dice: amo a las aves, me encanta observar detenidamente sus vuelos, asistir a sus conversaciones indescifrables, atender sus miradas, darles de comer en el jardín contiguo, ver el contraste de sus plumas contra el cielo y contra los verdes, cambiar gestos... a veces se llegan hasta la ventana de mi estudio para sostener un vuelo estático mirándome a través del vidrio... y hasta se dan el lujo de entrar y andar por los ambientes de la casa, sintiéndose más libres que aquellos que viven en ella. De ellos he aprendido que los humanos hablan entre sí, pero no se escuchan, apenas se imponen... de ellos he aprendido que los humanos no se comunican, se martirizan intentando someter el uno al otro... de ellos he aprendido que pocos son los que agraceden la comida y suelen morder las manos de los que convidan, cosa que no sucede en el mundo de los pájaros... de ellos he aprendido que es necesario huir de los ruidos producidos por el hombre, confunden, pero también funden... de ellos he aprendido que el humano de hoy está consumido en un concierto de soledades acompañadas, donde los reclamos son causa de las existencias... de ellos he aprendido que los humanos no pueden volar porque arrastran sus pies, los que a su vez están colgados de sus miserias... de ellos he aprendido que los humanos, al no poder tomar altura, carecen de perspectivas... de ellos he aprendido que los humanos se erigen como dueños de una Tierra que les está resultando esquiva, porque la presencia humana conlleva algún tipo de daño al hogar de la creación... de ellos he aprendido que, para resolver cualquier problema es necesario tomar distancia y estar fuera de él (problema), ya que si eres parte del mismo jamás hallarás solución alguna... he descubierto que ellos (pájaros) descubren con amor y curiosidad la importancia de cada amanecer, para luego admirarse ante las flores y sus colores, sus fragancias y sus néctares... y he descubierto también que ellos (pájaros) hacen culto a la puesta del Sol, sosteniendo prolongadas conversaciones que permanecen flotando en el aire hasta la siguiente aurora. Las aves no quieren retroceder porque dicen que ellas pertenecen a esta Tierra desde mucho antes de los humanos... y no son pocos los de otras especies que repiten lo mismo. Es así que el propietario de estas tierras, estos aires, estos suelos, estas aguas, les ha prometido regresar el espíritu de los tiempos para que renueve el mañana necesario cultivándolo con silencios, lo libere de estridencias, reclamos y demandas, y regrese la armonía del existir a este momento de tangibilidades que los humanos han deformado por no querer entender que nadie es nada sin el otro, sin el prójimo. Los verdecillos me han dicho que si los humanos no dejan de gritar y de gritarse, de mentir y de mentirse, de excluir y de excluirse, de engañar y de engañarse, pronto los ahogará la soledad de las soberbias y las necedades, esas que sólo saben de desprecios y que aislan a las gentes creídas de sí mismas, que ostentan bronces, títulos, honores, pero carecen de la calidad que distingue a las personas cuando prevalece la dignidad por sobre los bajos instintos... claro está, los verdecillos saben que ellos ocupan poco espacio comparado con el que ocupan los humanos, sin embargo prometen reinar en la Tierra para enseñar al hombre que la vida es música... Abril 15, 2011.-

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