El seísmo de Lorca abre el debate sobre el seguro obligatorio del patrimonio
MIGUEL ÁNGEL NOCEDA - Madrid - 04/06/2011
El terremoto de Lorca ha puesto al descubierto que los edificios históricos de la ciudad que sufrieron desperfectos y derrumbamientos carecían de seguro. Pero no ocurre solo en Lorca. Es algo habitual en toda España. Ante eso, el presidente de Mapfre, José Manuel Martínez, encendió el jueves la polémica al manifestar, durante un acto universitario, que "debería ser obligatorio tener una póliza de seguro para el patrimonio cultural". La existencia de un seguro hubiera evitado, según el presidente de la primera aseguradora de España, que ahora se tuvieran que solicitar aportaciones a empresas, instituciones y organismos públicos, como ha ocurrido con los edificios devastados por el seísmo de Lorca.
Martínez contextualizó esta reflexión al hilo de su preocupación por la baja valoración que existe en España sobre la actividad aseguradora, y en particular en zonas con alto riego de movimientos telúricos, como Murcia. Mapfre, precisamente, ha impulsado junto a la Universidad Autónoma de Madrid una cátedra que lleva el nombre de su presidente que se centrará en el I+D y tendrá una especial atención en catástrofes naturales. Se trata, según Martínez, de estudiar la capacidad de respuesta de las aseguradoras tras una catástrofe.
Pero, ¿se puede asegurar el patrimonio cultural? Martínez, cuyo origen murciano quizá le hace más sensible en estos temas, reconoce la dificultad para hacer una valoración de un monumento, aunque sugirió que, al menos, podría contemplarse con prioridad en zonas sísmicas, como ocurre en su tierra. En ese sentido se expresan fuentes del Ministerio de Cultura. Sostienen que "conceptualmente no hay ningún inconveniente para adoptar una medida similar y si hay una propuesta al respecto el ministerio está abierto a estudiarla". No obstante, según señalan esas fuentes, el problema radica precisamente en los baremos que deben tenerse en cuenta para hacer una valoración. "Los bienes de patrimonio cultural son inembargables, inalienables e inexportables. Al no haber precio de mercado es imposible poner una prima", apuntan en Cultura. "¿Qué prima vas a poner al acueducto de Segovia?".
Los posibles siniestros en el patrimonio cultural se producen por falta de mantenimiento, lo que atañe a los innumerables inmuebles que son propiedad de la Iglesia Católica y por tanto no pertenecen al Estado, y por una catástrofe, que están fuera de las primas de seguros y a ella responde el Consorcio de Compensación de Seguros que financian todas las aseguradoras. Indican que el Estado ya cuenta con un programa de rehabilitación que cuenta con un fondo destinado para situaciones de catástrofes como las del terremoto de Lorca y "echando cuentas es posible que salga más barato ese programa que asegurar todos los monumentos".
El seísmo de Lorca abre el debate sobre el seguro obligatorio del patrimonio · ELPAÍS.com
el dispensador dice: cada unidad cultural guarda su patrimonio, éste puede serlo en monumentos, en escritos incunables u otros acunables, expresiones pictóricas y otras retóricas, esculturas, cosas grandes o pequeñas, no importa todo sirve para dar "perfil" a aquello que nos identifica como sociedad en una comarca. La humanidad viene asistiendo, de un tiempo a esta parte, a un modelo que propone dignificar y asegurar el patrimonio que define a los aspectos significantes de la cultura de un pueblo, de una nación, de un grupo de ellas y de aquellos (pueblos)... "patrimonio de la humanidad", pareciera algo más que una simple definición. Detrás, la tierra tiene sus imprevistos que proporcionan alteraciones al paisaje cultural incluido en el sentido universal de "patrimonio"... y junto con las alteraciones de los suelos y los aires, aparecen aquellas que el hombre propone o impone por criterios de dominación... Lorca es un ejemplo "in situ" de la calamidad de la cultura expuesta a las fuerzas de la naturaleza. Irak, Irán, Afganistán, por mencionar sólo algunos focos de culturas ancestrales, han sido arrasadas por acciones militares a las que la "cultura" y sus "documentos" les importan poco. Lorca quizás pueda reconstruir, pero la humanidad de occidente no está interesada en el patrimonio cultural de regiones donde impera el conflicto inducido por las conveniencias... y la historia pasa a ser parte de libros donde las fotografías de lo que había allí, se irán amarilleando hasta tornarse invisibles, devoradas a su vez por la polilla. Podrán aparecer en internet, pero el ser humano está comenzando a olvidar la satisfacción que se siente al sostener un libro con las manos y recorrer sus páginas con la mente y la mirada conjugadas en aquello que hemos dado en llamar entendimiento. La lectura se torna rápida, intrascendente, y mejor es cortar y pegar, para que luego haya otro que tampoco lo leerá... y el patrimonio cultural se diluye por urgencias propias de las rutinas... porque las gentes están ocupadas en subsistir o sobrevivir a sus días y sus afanes. ¿Cuánto fue el patrimonio cultural que se perdió en Vietnam y en Camboya?... no cabe la reflexión, tampoco la consideración de occidente. ¿Cuánto patrimonio cultural se pierde con cada conflicto bélico y cuánto otro se pierde por calamidades naturales?... Más aún, ¿Cuánto patrimonio cultural se pierde ante las omisiones y los desprecios de los estados políticos, también embarcados en urgencias que arrasan con las prioridades sociales?... Lorca es un buen ejemplo de lo que no debiera suceder, pero sucede, ocurre, tiene lugar. toma entidad y se la roba a la otra, la entidad cultural... y las gentes se quedan vacías de sensaciones, a sabiendas que allí había algo que si bien no le pertenecía por derecho de propiedad, sí lo hacía por vibración de los ancestros, los suyos, que también habían visto y participado en el "tiempo de las cosas" que hacen al paisaje de tu comarca. De pronto, todo se borra y lo que fue, lo que hubo, lo que estuvo, ya no está más o se cambió su imagen habitual, sea por escombros, sea por alteraciones inesperadas que dañan la memoria visual de las imágenes de la costumbre. No sólo se padece en Lorca, también en Japón, en Chile, o en cualquier lugar donde las cosas desaparecen por arte de la magia de una naturaleza harta de los humanos y sus desidias. El patrimonio cultural de cualquier región es (debería ser) universal en la consideración general de las expresiones humanas. No alcanza con la definición, tampoco con una póliza de seguros, es necesario el respaldo genuino de los estados porque ello es un derecho humano de los que estuvieron allí antes, alguna vez, formando parte de un paisaje dinámico que se va renovando en generaciones de personas, pero que conserva los aires respirados por aquellos que nos precedieron en el orden de los ciclos de vida. Los monumentos son parte de la esencia de las personas... algunos reciben más consideración que otros, pero todos, de una u otra forma, forman parte de la concepción humana de finitud dentro de la eternidad. ¿Cómo se concibiría la raza humana sin las pirámides de Egipto?, Abu Simbel amanece con la humanidad desde que esta llegó a la Tierra... ¿cómo sería pensar un día sin dicha expresión de los tiempos, sin tiempos?... imposible. Lo mismo sucede en cada rincón de la Tierra con las cosas que identifican a los nudos culturales... perder un monumento, un pedazo de él, es morir un poco... y a veces morir un poco, es mucho decir, mucho más perecer atado a un recuerdo que ya no está. Cuando lo efímero reemplaza a los paisajes de la cultura, se pierden las referencias y los grupos humanos se transforman en nómades en su propia alma... Junio 04, 2011.-
La industria militar, ajena a su impacto ambiental Las guerras son
devastadoras. El primer desastre es la pérdida de vidas humanas que
conllevan. Además de ese horrible impacto, los misiles, las bombas y el
armamento en general afectan directamente a las infraestructuras y los
lugares de conflicto.
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https://www.agenciasinc.es/Opinion/La-industria-militar-ajena-a-su-impacto-ambiental
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